El "gen asesino". Un domingo cualquiera

Información General 03 de agosto de 2020 Por REDACCION
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Por Eduardo J. N. Paoletti



Me levanté con un poco de resaca de la noche anterior. Había tomado un par de cervezas y un gin tonic, lo que no era más de lo habitual.
Me tiré en el sofá, prendí la tele y comencé a ver una serie. El primer capítulo fue un test para ver si me enganchaba, y vaya si lo hice. Cuando me di cuenta, estaba empezando el tercer capítulo de “Denfending Jacob”.
Fue en ese momento que tocaron la puerta. Raro en estas épocas, ya nadie visita a otro sin antes mandar un mensaje o llamar. Como el teléfono celular se convirtió en un apéndice nuestro, podemos contactarnos en cualquier momento. Así como podemos contactarnos, podemos localizar a cualquiera en cualquier lugar, y hasta suena ilógico ir en busca de una persona hacia algún lugar sin antes chequear que se encuentre allí.
Con dudas me levanté. Me puse las zapatillas y fui a abrir la puerta. En ese momento vi a los uniformados, que minutos después me estarían escoltando a la comisaría.
Me sacaron sangre y pensé que me estarían deteniendo por haber conducido con un poco de alcohol, más no había pasado nada raro como para que alguien haya hecho la denuncia. Me asusté.

Charla con un oficial


Me sentía desorientado y eso me causaba pánico, no recordaba haber hecho nada por lo que podrían haber sido detenido. No entendía quién me había denunciado por conducir bajo efectos del alcohol. Empecé a pensar e intentar recordar que más podría ser.
Mientras estaba en el calabozo, también se me pasó por la cabeza un posible contagio masivo del virus en la fiesta de la noche anterior. ¡Que tonto fui! ¡Cómo fui a esa fiesta clandestina, si aún rige la cuarentena!
Después de varias horas sin saber porque estaba en ese lugar, fui llamado. Me pare y camine hacia la habitación en la que una agente comenzó a hablarme.
Me contó que se llamaba María del Rosario y me pidió que me calmase. Intenté hacerle caso, pero la ansiedad y las dudas me lo impedían.
La señorita Rosario comenzó entonces a hablarme sobre la libertad. En ese momento no entendí bien la razón por que lo hacía.
Antes de entrar en la empresa en que trabajaba había estudiado dos años de abogacía. Cuando empecé a ganar bien y elegí seguir creciendo en mi trabajo también opte por dejar la facultad.
Claramente la agente conocía sobre mi pasado y fue allí cuando comenzamos a charlar sobre diferentes teorías dentro del derecho penal.
Me pregunto si sabía lo que era el libre albedrio y el determinismo. No recordaba puntualmente, pero asocie libre albedrio con hacer lo que uno quiere y determinismo con un “estar predispuesto” hacia algo.
En ese momento, en la charla, surgieron varios conceptos que provocaron una conversación más que interesante. Empecé a recordar porque en un comienzo había elegido estudiar derecho. Rememoré como miraba y me gustaban las series de detectives y crímenes, y leer novelas del estilo.


Libre albedrío:


Después de escuchar detenidamente a Rosario, me acordé que se le dice “libre albedrío” al poder, la facultad, potestad que poseemos los seres humanos de actuar conforme nuestra propia elección, sin estar predispuestos a hacerlo de una determinada manera. Implica una libertad innata para tomar nuestras propias decisiones, elecciones, no estando sujetos a presiones, necesidades o limitaciones. Recordé haber leído, en la facultad, un libro de Portella que decía que “…la libertad, base misma de la conducta humana, es importante para completar el concepto de la naturaleza y el movimiento racional a este o aquel bien concreto. La libertad, que existe plenamente en el hombre excluye todo posible tipo de determinismo entendido como la explicación mecánica y fatalista del accionar del hombre”
Este “libre albedrío” es en resumen poder elegir entre hacer el bien o hacer el mal, cumplir o no la norma.
Los seres humanos poseemos esta característica que nos hace diferentes al resto de los animales. Es por ello que no actuamos solo instintivamente, y cometemos los mismos errores en varias ocasiones.
Las teorías deterministas (positivismo criminológico) niegan el libre albedrío (y nos concibe como determinados en nuestro actuar), siendo la pena una reacción de la sociedad por el mismo, y la ruptura de la paz de la comunidad.


Determinismo:


Resultó que la agente Rosario era Licenciada en Criminalística y Licenciada en Criminología, y me explicó que no son lo mismo. La primera ciencia estudia el hecho criminal, el suceso, la escena del crimen; en cambio la segunda tiene en su objeto al sujeto, al ser humano que realiza el hecho delictivo y sus psiquis.
Fue una charla super interesante, y hablamos de los distintos exponentes de la corriente determinista. Debatimos sobre:
Carrara, quien dice dar por supuesta la libertad esencial del hombre y basa su teoría en el libre albedrío del ser humano. “El mismo Carrara dice que la corriente penal que propicia es ontológica, porque es doctrina de esencias. También la denomina como matemática, porque aspira a establecer relaciones de ese orden, como que el delito es, según Carrara, una "disonancia armónica". Disonancia porque no concuerda con los mandatos legales y armónica porque hace jugar los mecanismos que tienden al restablecimiento del orden jurídico alterado.”
Entonces ¿Dónde está el determinismo de Carrara? Es que “Carrara presupone el libre albedrío, lo que vale tanto como decir que no puede ser verificado. Pero a la vez reconoce un poder coactivo como necesario para la existencia del derecho. Si los mandatos del Derecho son fiel trasunto de los imperativos del orden moral, no puede en cambio compartir el destino de éste so pena determinar en la anarquía, pues las leyes morales no tienen en sí la fuerza de la coacción "excepto en el sentido moral”
Para Garófalo, Ferri, Lombroso – el hombre está determinado a delinquir, y la sociedad a defenderse. Encarnan la escuela positiva o de la defensa social. “Según Marc Ancel, con la expresión “defensa social” se alude en primer término a la protección de la sociedad contra el hecho delictivo. Pero esa protección debe ejercerse no tanto por la representación punitiva del delito como por la prevención del mismo y el “tratamiento” del delicuente. Es decir, el “sistema anticriminal” debe realizarse a través de un “conjunto de medidas extrapenales, en el sentido estricto de la palabra, destinadas a neutralizar al delincuente”…”.
Estos autores de diferencian de Carrara, ya que “…a diferencia de este, que enfocaba sus estudios hacia los condicionantes fisiológicos que motivaban a los criminales; y de Enrico Ferri, –otro de los grandes representantes de esta escuela–, que daba más importancia a los factores económicos y educativos. Garófalo entendía que la criminalidad se debía abordar igualmente desde una perspectiva psicológica y antropológica. Es por ello que es considerado uno de los precursores de la criminología, y el máximo representante del positivismo criminológico (denominado en su tiempo, la «Nuova Scuola»)”
La peligrosidad (basada en esta teoría) consiste en que el hombre es libre de cumplir o no la norma, y si no lo hace debe ser sancionado. Solo existen numeradas excepciones que indican cuando no es culpable, y se le debe aplicar una medida de seguridad por ser peligroso.
Lombroso busca notas diferenciales con el fin de reconocer al delincuente y diferenciarlo de una persona insana o demente.
En un momento me puse en pausa, y pensé sobre lo que me interesaba la charla. En ese instante quería estudiar Criminología.


Hablamos de la libertad

Seguía sin entender que hacía allí y Rosario no me lo decía. Me cautivaba con su conocimiento y sus teorías. Me trataba demasiado bien. El miedo había desaparecido momentáneamente. Era como si se hubiese esfumado sin que me diera cuenta.
Me sentía bien. Supongo que en una situación caótica encontrar un cable a tierra nos hace salir de esa nebulosa en la que vemos todo con ojos de borracho.
Ya con confianza, le dije que era una barbaridad que me retuvieran. Que era ilegal que me privaran de libertad. En ese momento saque mis dos años de abogacía como si sirvieran para fundamentar mi pedido. Rosario se tomó un segundo y empezó a hablarme sobre la libertad:
Me contó que Robert Nozick se encarga de realizar una crítica a Rawls, manifestando que ante un determinado escenario (I) existe la completa y plena igualdad, todos tienen 1, 2 o 1.000, lo importante es que todos tienen la misma cantidad. Que tan bueno es ese escenario, que la armonía y la paz reinan, y nadie envidia al otro porque ninguno tiene nada que pueda ser envidiado. Ahora, ante la aparición alguien “bendito” (o “maldito”) como Wilt Chamberlain (siguiendo el ejemplo de Nozick - Michael Jordan para los de nuestra generación), esta perfecta armonía se ve perturbada. ¿Pero por qué? Wilt, es tan pero tan bueno, que la gente está totalmente dispuesta a dejar parte de su igualdad con tal de poder disfrutar y saciarse la vista con su gran juego de basquetbol. Es así, que con la cesión de una parte de cada igualdad -de quienes son espectadores- Chamberlain puede sumar para sí mismo varios pedazos -de muchas igualdades ajenas- y así atesorarse una gran diferencia, o lo que se podría llamarse injusticia social. No obstante, que dar un poco de cada uno a Wilt crearía una diferencia y por ende lo que parecería una injusticia; no lo es. No lo es, porque cada uno cedió un poco de lo suyo en favor de este con una total libertad y sacándolo de su bolsillo movido solo por su voluntad –al menos ello parecería en un comienzo-. Esta libre cesión de lo propio, hace que el nuevo escenario (II) no sea para Nozick una injusticia, sino una clara y absoluta manifestación de la justicia.
En ese momento, después de escuchar lo que me había contado Rosario, me pregunte: ¿Elegimos objetivamente una cosa por sobre otra porque es mejor que la otra?, u ¿Opta una porque las diferentes circunstancias nos influenciaron a elegirla?, ¿Hubiera sido diferente si las circunstancias que rodeaban nuestra opción hubieran rodeado la otra?. Entonces, elegimos libremente o depende del contexto?
Creo que existen varias causales que pueden actuar como formas de determinismo en las personas, tales como la económica, la física o geográfica, el entorno social, la clase social, la estructura genética o el condicionamiento por la educación recibida. La libertad ha sido catalogada por Isaiah Berlin en 1) libertad en sentido negativo, donde lo importante es que circunstancias externas a uno no le impidan el logro de lo propuesto; y 2) libertad en sentido positivo, cuando uno logra realizar lo deseado por su propia capacidad. “Mill piensa en la presión social como la más notoria coerción sobre el individuo…Mill creía que todos necesitamos protección frente a la coerción de la opinión pública, y reclama una <esfera moral> de libre elección para las gentes, en la que nadie –ni gobiernos ni individuos- puedan inferir”
Quizás no somos tan libres como creemos.
Pienso que existe libertad en el hombre, no obstante es muy poco probable que esta libertad sea ejercida de manera plena, ya que siempre existen condicionamientos externos o internos a nuestra voluntad.


La serie

Hablamos mucho y en un momento me cansé. Me trajo un café y me preguntó qué estaba haciendo antes de que fueran a buscarme.
Le conté que estaba mirando una serie y que me había enganchado. Me había gustado tanto que empecé a contarle de que trataba.
El personaje de Jake, que es interpretado por uno de los chicos que trabaja en la última película de “IT” basada en el best seller del genio Stephen King, es un chico de catorce años cuyo padre es fiscal en el Estado de Massachusetts.
Una mañana mientras están en la escuela se enciende un alerta. Un compañero de Jake había sido asesinado en el parque camino a la escuela. Había muerto de tres puñaladas.
El padre de Jake comenzó la investigación, hasta que una huella de Jake es encontrada en la ropa de la víctima. El suspenso creado por la serie me había atrapado.
En ese punto, le dije a Rosario, fue cuando tocaron el timbre; y allí estaba ahora.
Rosario me miro y me dijo que era una de las últimas series que había visto y que le había apasionado la veracidad del relato.
Me dijo: “llegaste al punto de inflexión”.
Rosario se explayó diciendo que lo que seguía en la serie estaba relacionado con el libre albedrio y el determinismo…y que podría tener que ver conmigo también. Me pidió que prestara atención.
Realmente no entendí de qué me estaba hablando. No entendía como la serie y las teorías de las que veníamos hablando se podrían combinar con mi vida.
Me contó que el padre del fiscal, el cual este había dicho no haber conocido, estaba encarcelado a cadena perpetua por violación seguida de homicidio.
Lo interesante fue cuando me reveló que ante esta situación, en la serie se plantea la posibilidad de la existencia del “gen asesino” en los integrantes de esa familia. Que esto implica una predisposición genética a cometer delitos, al mejor estilo Lombrosiano.
Le pregunté cómo podía ser eso, si el determinismo ya había sido desechado hace años.
Para mi sorpresa me dijo que en Estados Unidos estas teorías biológicas estaban siendo tendencia, y que eran muy utilizados estos argumentos en las cortes norteamericanas.
A diferencia de Cesare Lombroso que estaba convencido que los delincuentes estaban un escalón por debajo de la humanidad y que se “…podía identificar a un asesino por la forma de su cara y por la longitud excesiva de sus brazos simiescos” estas teorías se basan en la biología y en el estudio del genoma.
Me contó sobre un grupo de neurobiólogos de la Universidad rusa de Novosibirsk habían logrado determinar que la “…variante de un gen de receptor de dopamina conocido como D4…es el responsable de que una persona pase de ser pacífica a tener inclinaciones violentas…”.
Agregó la agente Rosario que el Centro de Investigación Criminológica de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín de Porres de Perú ha expresado que “El Estado, de detectar esta anomalía en el individuo, desde el Centro de Salud donde naciese, debe brindar apoyo a través de las escuelas públicas, es decir que conjuntamente con los padres, profesores y profesionales como los psicólogos, eviten que muchas personas ignoren que padecen de este síndrome y caminen por las calles como asesinos en potencia ante la ignorancia de todos y él mismo.”




REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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