Por Víctor H. Ibáñez

Hasta una página en blanco llegaron dos familias de letras: la familia de las minúsculas y la de las MAYÚSCULAS. Les agradó el lugar y como su intuición les dijo que ese podía ser el destino buscado, ahí se quedaron a vivir, como “okupas”.
No pasó mucho tiempo, y sucedió que dos nuevas familias llegaron a ese espacio y también se instalaron: la de los S¡GNO$ y la de los núm3r0s.
A través de los días la convivencia se hizo llevadera y se fue enriqueciendo, enalteció los espíritus y el ambiente se consolidó como totalmente agradable. De esa manera se alcanzó la integración, sin lugar a dudas, de un grupo muy unido.
La circunstancia de que existiera esa buena relación entre los vecinos, actuó como incentivo para que pensaran en la realización de una actividad, que se desarrollaría en el tiempo libre del que disponían hasta ese momento. Buscaron que la misma se llevara adelante en forma colectiva, y que su finalidad fuera brindar un servicio de suma utilidad para la población. Al mismo tiempo, como era totalmente razonable, les posibilitaría la obtención de los ingresos necesarios para el propio sustento.
Comenzaron ordenando la conformación de la página: en lugar de dividirla en “manzanas”, lo hicieron en “columnas”. En esas columnas habitarían las noticias locales, nacionales e internacionales. Y dejaron lugares libres para ubicar futuras plazas: Plaza de las fotografías, Plaza de historietas, Plaza de la publicidad, del Clima, de los Sorteos de quinielas, Plaza de la cultura, un espacio para la práctica de deportes, y hasta un cementerio con avisos necrológicos. Desde luego también establecieron un lugar para las actividades religiosas. 
Fueron categorizando los distintos lugares y crearon cinco barrios, a los que les dieron estos nombres: Barrio Tapa, Contratapa, Titulares, Página par y Página impar. Con esto lograron darle la mejor forma a un espacio de diseño totalmente agradable, y con un trazado que invitaba a recorrerlo.
A través de un editorial - esto fue muy importante - establecieron los principios que iban a regir desde ese momento al grupo, y las normas de convivencia. De esa manera lograron el ordenamiento y el equilibrio, en la vida de ese conglomerado barrial.
Pasó mucho tiempo desde aquel episodio, y la actualidad los encuentra totalmente vigentes y en la plenitud de su tarea, en un ejemplo admirable de permanencia.
Comentario: si bien no se encontraron registros documentales escritos o fotográficos de aquellos momentos anteriores a la aparición del primer diario, respetuosamente pienso que pudo haber ocurrido así. ¿Por qué no?
¡Feliz día Periodistas!