Urge un “Pacto de la Moncloa”, pero entre Perotti y Lifschitz

Locales 17 de febrero de 2020 Por Darío H. Schueri
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FOTO ARCHIVO FIGURAS. Santa Fe necesita de la madurez de sus líderes políticos, Perotti y Lifschitz.
FOTO ARCHIVO FIGURAS. Santa Fe necesita de la madurez de sus líderes políticos, Perotti y Lifschitz.
El gobernador Omar Perotti está a un mes y pico de cumplir los simbólicos primeros cien días de gobierno; plazo impuesto por las costumbres, también denominado “luna de miel” con la sociedad, la prensa y el resto de la clase política. Abarcan el 6% de un mandato de cuatro años.
Es el tiempo en el que el gobernante transmite a la sociedad toda, los objetivos estratégicos de política y futura gestión. Algo así como el barómetro del poder. El primer mandatario santafesino los está consumiendo con un solo objetivo: obtener la rebautizada Ley de Necesidad Pública (ex emergencia) para, al decir de su jefe de bancada de diputados Leandro Busatto, “arrancar la gestión”.
Un texto casi idéntico a la ley de Necesidad Pública ingresado esta semana por Senadores fue rechazado “in límine” el anteúltimo día del año pasado por la mayoría frentista de la Cámara de Diputados por considerarlo “extemporáneo”; solo sustentado en la delegación de facultades (“extraordinarias e inadmisibles”, se dijo) y números erróneos, cuando no “manipulados malintencionadamente”, advirtieron.
¿Qué condiciones ambientales cambiaron para que ahora, se supone el mismo contenido, sea aprobado?. Más aun cuando el ministro de Gobierno, Esteban Borgonovo, se esmeró en asegurarles a los bloques de diputados que lo visitaron en su despacho semanas previas, que esta vez el plexo no iría en modo “ómnibus”, sino con leyes específicas.
La ley ingresó en paquete; ¿eso significa que el Gobernador no quiere negociar nada?. “¿Quiere Omar que salga la ley?”, se preguntaba un diputado peronista que no termina de entender la jugada de su “compañero Gobernador”. “Así como está no sale, la vamos a negociar con los radicales”, preanunciaba el senador peronista Armando Traferri. “Entre lo que ingresó, que no vamos a votar y la nada, hay un camino intermedio de negociaciones que vamos a transitar”, contemporizaba el senador radical sureño Lisandro Enrico. Su par de bancada Felipe Michlig opinó en la misma dirección.
“Acá hay dos líderes políticos que se tienen que poner de acuerdo: Omar Perotti y Miguel Lifschitz, sino no vamos a ningún lado”, nos daba la razón Traferri. ¿Querrán Perotti y Lifschitz firmar un “Pacto de la Moncloa” santafesino?. Por lo que advertimos, hoy es una utopía. Se cruzaron líneas de difícil vuelta atrás. Pero se supone, que la política es el “arte de lo posible”; la magia del posibilismo sobre lo óptimo. Basta recordar todo lo que dijo hace años el actual presidente, Alberto Fernández de Cristina Kirchner... hoy comparten el poder en Casa Rosada. 
“No vamos a aprobar esta ley, no porque seamos unos obcecados políticos que abusamos de la posición mayoritaria en la Cámara para hacer oposición por la oposición misma, sino porque consideramos que no existen razones técnicas fundadas para hacerlo. La Provincia no está en emergencia económica”, aseguran diputados radicales. ¿Y la negociación que buscan emprender los senadores?. Urge entonces una cumbre partidaria convocada por el presidente Fascendini para unificar criterios.
Los socialistas redoblan la apuesta: no votarán una “ley ómnibus” ni mucho menos aceptarán delegar facultades al Gobernador. Y piden “sincerar” los números de la Provincia. “El Gobernador se queja -y con razón- de las altas tasas de interés del mercado para la toma de préstamos, ¿con quién quiere endeudarse entonces para cumplir con los pedidos efectuados en la propia Ley?”, interrogaba un diputado frentista, quien además extendía: “las herramientas para gobernar, incluidas las autorizaciones para endeudamientos, renegociación de deudas, y apoyo a municipios y comunas ya lo tiene en la Ley de Presupuesto y las normas de administración financiera, y si quiere alguna ley puntual, que la envíe y la consideramos”, clausuraba.
Así planteada las cosas, las dos semanas tomadas por los senadores para negociar la “ley posible”, va directo a un callejón sin salida. Una cosa es cierta: Omar Perotti plantó cuñas, no solo entre la oposición, también dentro de sus propias filas. Nada bueno puede resultar de todo esto.

SAIN TIENE RAZON, PERO
EQUIVOCA LOS MODOS 
En política existe algo que se sublima en las relaciones exteriores: la diplomacia, los modos y las maneras. Es verdad que son mantos que cubren tremendas hipocresías, pero si no fuera por ellas, el mundo ya habría estallado varias veces.
Cuando el “picante” ministro de Seguridad Marcelo Saín -o Capitán América criollo- asegura que “Rosario no es un cantón Suizo”, exculpándose por no poder resolver los problemas de inseguridad, le faltó agregar que Argentina tampoco es Alemania. El tema es que culturalmente jamás vamos a ser, siquiera Uruguay; pero es lo que somos, y eso lo sabía el funcionario antes de agarrar la brasa ardiente del Ministerio de Seguridad.
El ex gobernador Antonio Bonfatti decía exactamente lo mismo que Saín, pero con otras palabras: hablaba de la violencia “interpersonal” e “intrafamiliar” que se derrama, naturalmente hacia lo social. Cuando Saín asevera una verdad de Perogrullo: hay delitos por causa de las drogas porque hay consumidores de drogas en todos los estratos sociales, no le está descubriendo el agujero al mate. El tema es que la sociedad -hipócrita y rayana en el cinismo porque no- no quiere que lo comente, sino que lo resuelva. Y de inmediato.
El ministro Saín se defendió de un crítico artículo del Diario Página/12 sobre sus intervenciones en el Consejo de Seguridad Interior, diciendo en su cuenta de Twitter que “lo único que hice fue reivindicar el desempeño de un sector importante de la justicia y la policía de Santa Fe en la desarticulación de grandes bandas criminales, y no durante nuestro gobierno”.
La Asociación Civil Familiares de Víctimas inocentes de la inseguridad volvió a llenar la plaza 25 de Mayo frente a Casa de Gobierno tras el asesinato de un empresario turístico, tal como ocurriera el pasado 18 de setiembre cuando habían matado a un comerciante, y leyeron un documento del que poco y nada trascendió, cuyo contenido expresa una dureza conceptual y política de la cual debieran tomar nota urgente los actuales funcionarios.
El escrito, inmerso en el dolor y la impotencia, es impiadoso con la anterior gestión frentista, pero no le otorga demasiadas concesiones a los actuales: le dicen al Gobernador que “haga que los derechos humanos se ocupen un poco de las víctimas y no tanto de los delincuentes, obligue a sus funcionarios a “funcionar”, porque se sorprendería de lo expuestos y desamparados que nos encontramos los ciudadanos. Lo que está en juego es lo más importante. Nada más ni nada menos que las vidas de las personas, su futuro, su libertad, su paz y tranquilidad. Y SI NO LO LOGRAN, RENUNCIEN” (textual las mayúsculas).
Comenzábamos esta columna hablando de los casi míticos primeros cien días de gobierno. Si el gobernador Perotti aguarda la sanción de la Ley que declara el “estado de necesidad pública en materia social, alimentaria y sanitaria, de las contrataciones públicas, financiera y de seguridad en la Provincia, hasta el 30 de junio del 2021”, es probable que haya consumido ese plazo.
¿Y si la ley no sale?. “Entonces habrá severas dificultades en Santa Fe”, presagió el ministro de la Gestión Pública Rubén Michlig. ¿De qué tipo?. La población merece saber a qué atenerse.

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