Lo que para la inmensa mayoría de los seres mortales hubiese sido irreversible, no lo fue para Niki Lauda, que el 1 de agosto de 1976 sobrevivió a un terrible accidente en el circuito de Nürburgring, al mando de una Ferrari.
La máquina, totalmente descontrolada, impactó contra una defensa metálica y la explosión fue instantánea, cubriendo de fuego al piloto y al auto.
Tres de sus colegas se detuvieron para intentar apagar el incendio. Lo pudieron lograr, pero el cuerpo y el rostro del austríaco sufrieron graves quemaduras.
Harald Ertl, Guy Edwards y Arturo Merzario, los que arriesgaron sus vidas para salvar la del entonces campeón, tras haber logrado su primer título en 1975.
Un sacerdote, en el mismo trazado alemán, le administró la extremaunción, pero Lauda volvió apenas seis semanas después. En esa temporada, con la Ferrari número 1, se encaminaba hacia la obtención de su segunda corona, pero el accidente potenció las chances de James Hunt.
El británico, con el McLaren, arribó a la última fecha del calendario, el Gran Premio de Japón, a solamente tres puntos de Niki, en una jornada donde la lluvia fue protagonista. La condición de pista, de excesivo riesgo para los pilotos, derivó en el temprano abandono de Lauda, que al final perdió el campeonato por un punto luego del tercer puesto logrado por James.
Un año más tarde, Niki tuvo su revancha y consiguió su segundo título, pese a su deteriorada relación con Ferrari.
El austríaco, lejos de resignarse a luchar por un tercer campeonato, lo terminó logrando en 1984, ya integrado a la escudería McLaren.
Ayer, sus familiares anunciaron su fallecimiento, a los 70 años. "Sus logros únicos como atleta y empresario son y serán inolvidables. Su incansable entusiasmo por la acción, su sencillez y su valentía son para nosotros, un modelo a seguir", expresa el comunicado.
La salud del austríaco se agravó este año y debió ser hospitalizado debido a una fuerte gripe, además de someterse a la hemodiálisis en los últimos meses. Su muerte tiende un manto de luto en la Fórmula 1, que lo tuvo como un gran referente a lo largo de toda su historia.

Víctor Hugo Fux