Sensaciones y sentimientos

Sociales 19 de marzo de 2024 Por Redacción
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18 sensaciones

QUEREMOS TANTO A BUENOS AIRES

Por Hugo Borgna
Queridos hermanos de suelo patrio, les comunicamos oficialmente que la ciudad de Buenos Aires nos pertenece. Que nombrarla mediante el tecnicismo CABA nos parece poco poético y, asimismo, adherimos a la utilitaria idea de Garay que, pensamos, dejó líneas de largada allá y en nuestra zona para poder darse el gusto de pasear largamente por Florida, como lugar “propio” y de pertenencia recíproca.
Hemos dejado en la Reina del Plata intencionalmente personajes familiares. Como el emblemático tío Mario: toda la gente merecería tener uno para sentirse completo. Como propuesta, para ubicarlo con cierta precisión, imaginemos o recordemos un local de venta de acordeones en Bernardo de Irigoyen cerca del obelisco. Allí ese eventual-real tío Mario podría haberse castigado en los años 60 tomando café a la italiana. Soluble y en frasco chico.
Para volver a su casa debería haber tomado un subte en Piedras o en Lima (allí uno de los caminos es bajar desde el primer piso del Hotel Ritz). Luego, dejar atrás Saenz Peña, Congreso, Pasco y Alberti, subir a Plaza Miserere y, arriba, tomar un tren “eléctrico” con paradas en Caballito, Flores, Floresta y, finalmente, la Villa Luro del tío Mario.
No sabemos si los lectores tienen memoria de que Eduardo Gudiño Kieffer en “Guía de pecadores” le dio rango de majestad y la llamó “Reyna”. Allí viven en papel casi humano personajes típicos, anónimos caminantes, propios de la picaresca española. El esperancino vivió y contó la emoción de la doble pertenencia en “Para comerte mejor” y “Será por eso que la quiero tanto”
Seguimos yendo a la Reina del Plata con toda la frecuencia que podemos. Nos sentimos locales en el Café Tortoni, caminamos lentos por Corrientes para seguir absorbiéndola, miramos con nostalgia Las Cuartetas y los círculos del frente del cine Ópera. Y también vivimos lo actual.
No nos hemos quedado con el gusto histórico de haber escuchado a Alberto Marino en Richmond Esmeralda; ahora miramos hacia el río para saborear “Señor Tango” donde Fernando Soler (egresado de la orquesta de Héctor Varela, otra sensible vivencia de Buenos Aires) nos muestra que se cambian los matices -ahora son suntuosos- pero en todo está la Reina desde el tiempo del arriesgado cruce de la 9 julio, sin canteros centrales y con las primeras “biromes”
No nos vamos a atribuir haber hecho famosos, comprendidos y triunfadores a Les Luthiers. Aquí compramos su primer disco cuando pocos los conocían, y allá los vimos en el Coliseo y con mayor satisfacción en el Gran Rex.
Si nos preguntan por lugares bien porteños, respondemos inmediatamente.
Como el más conocedor de sus habitantes -también los queremos-, podemos indicar con precisión donde ubicar una milonga bien céntrica: desde Corrientes y el obelisco, sobre Cerrito a sólo un cruce de avenida 9 de julio. Reconocerán el lugar porque se anuncia sonoramente con un dos por cuatro que abre el cielo, rompe la severidad matemática y multiplica las sensaciones.
Ya ven, hermanos porteños descendientes de Garay. Ya asumimos a Buenos Aires como propia.
Es un tema de percepción. Si alguien quisiera profundizar, bien podría decir que la verdad de los sentimientos es tan o más fuerte que la de los hechos, y que el tiempo y las muchas horas transcurridas comparten y dan la idea familiar y conjunta de ser y estar. Es natural querer transcurrir esa zona paralela.
Y Tentadora, como el tango por Héctor Varela y Rodolfo Lesica.
…lo que nos gustaría que nos digan ustedes, porteños de nacimiento o por elección, si todavía hay que amainar guapos en las ochavas de Corrientes y Esmeralda.

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