¿Por qué vota el ciudadano?

Suplemento Economía 28 de mayo de 2023 Por Guillermo Briggiler
Ante la delicada situación socioeconómica de la Argentina, el voto cumplirá un rol clave: decidir qué futuro tendremos.
20-Gente votando

Actualmente están de moda los economistas que ingresan a la política y, si bien los abogados siguen siendo mayoría, tiene lógica que quienes estudian las técnicas para generar y distribuir los bienes y servicios entre las múltiples necesidades existentes, busquen un lugar en la dirigencia política, empujados por la demanda de los ciudadanos, ya que la ciencia Política es la que toma las decisiones a través de la distribución y el ejercicio del poder.
Entre las principales demandas de la sociedad argentina encontramos a la permanente situación de inestabilidad económica en los primeros lugares, lo que lleva al debate de las distintas políticas económicas, así como modelos económicos a implantar en nuestro suelo, buscando la salida del laberinto populista que llega a su fin, dejando a su paso degradación de valores de instituciones, pobreza, inseguridad, deficiente educación y ataque a las instituciones de la Constitución Nacional, como observamos en los cuestionamientos a la Corte Suprema.
En este escenario, algunos aspirantes al sillón de Rivadavia recorren los medios de comunicación y publican en las redes sociales recetas para detener la inflación, como solución a una de las principales demandas de la ciudadanía. Es que aunque hace tiempo que convivimos con ella, está llegando a niveles que ya no se pueden tolerar porque genera que más argentinos caigan en la pobreza. La inflación es consecuencia de la emisión descontrolada, aunque algunos políticos deseen negarlo con complicados desarrollos de múltiples causas que generan la misma, la ciencia económica lo explica bien sencillo: partiendo del equilibrio de una cantidad determinada de bienes y servicios que se producen en el país y un número determinado de billetes circulando, si rompemos ésta igualdad aumentando la cantidad de dinero, con la misma cantidad de bienes y servicios producida, tendremos más pesos que bienes y servicios, por lo que el nuevo equilibrio equivale a suba de precios al nuevo nivel (más billetes por cada bien). Ahora si permanentemente subo la cantidad de moneda, los precios subirán constantemente.
Hoy hablaremos de una de las propuestas en danza, que es la de dolarizar la economía y la semana próxima hablaremos de otra, llamada “competencia de monedas”. Al dolarizar, desaparece la posibilidad de emisión de dinero, ya que para aumentar la cantidad de circulante, necesitaríamos dólares y para conseguirlos debemos exportar bienes y servicios, manteniendo automáticamente el equilibrio entre cantidad de bienes y dinero circulando. Por lo tanto la dolarización terminaría con la inflación. Pero es acá donde queremos detenernos y decir que la inflación es un síntoma de otra enfermedad, no la causa, por lo que la dolarización haría desaparecer el síntoma pero no la enfermedad, cual ibuprofeno para la fiebre de una infección, no la cura, solo alivia el síntoma.
Argentina no solo necesita una reforma monetaria, ya que su moneda no vale nada y es repudiada por el usuario de la misma, sino que necesita varias reformas económicas. Reforma del estado, tributaria, laboral y previsional, sin estos cambios la sola reforma monetaria no es suficiente.

La economía y la moneda, cuyo debilitamiento medimos con inflación, son caminos que se transitan juntos, si la economía crece y se fortalece, también lo hace su moneda. Dolarizar es corregir el problema monetario, pero no soluciona el resto, por el contrario, realizar la transformación que el país necesita redundará en beneficio en todos los frentes.
Respecto de la reforma laboral y previsional, son claves para reducir el déficit fiscal, más empleo es menos ayuda social vía planes y más aportes al régimen jubilatorio, hoy también en crisis. Además que sería una vuelta a la cultura del trabajo que fuimos perdiendo en la última década. Para tener un panorama de lo que esto representa, el 25% de la población recibe una prestación social, de las cuales solo el 9% corresponde a jubilaciones, siendo el resto planes sociales. El camino para corregir esto es incorporar a los trabajadores y empresas que operan en la economía informal al sistema, hoy estimada en un bochornoso 50% del total. Para ello la cuestión tributaria es clave y aquí nace la otra reforma necesaria, la impositiva, hoy nos encontramos con una presión insoportable que alienta la evasión.
Realizar una reforma impositiva con baja de impuestos, implica también que el Estado gaste menos y que lo haga mejor. Hoy tenemos un Estado presente donde no debe estar y ausente donde esperamos que esté.
Podemos decir que hay una dolarización de hecho en muchas actividades y en la cabeza de muchos argentinos, que en cualquier transacción dicen que costó tantos dólares, convirtiendo los precios en pesos al tipo de cambio blue. Esa dolarización de hecho está motivada por los muchos años de déficit fiscal, financiado con emisión monetaria, que devalúa la moneda con cada peso emitido sin su correspondiente aumento de la productividad, generando el aumento sostenido y generalizado de todos los precios de la economía.
Si tuviéramos equilibrio fiscal acompañado de un conjunto de medidas que atraigan inversiones a nuestra economía, veríamos fortalecida la moneda por ingreso de divisas, se reduciría la emisión para financiar déficit y la inflación, se crearía empleo y disminuiría el gasto público social. La solución en lugar de dolarizar, sería transitar el camino del fomento e incentivo de la producción del país, siempre respetando las reglas de juego. 
Los ciudadanos votan para que se les mejore su situación, hoy la crisis económica en la que se encuentran inmersos es una de sus principales motivaciones, por lo que veremos que su voto puede pasar de la izquierda populista que gobierna a la derecha que propone dolarizar, sin escalas ni recato.

#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler

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