Sensaciones y sentimientos

Sociales 17 de mayo de 2022 Por REDACCION
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SENSACIONES Y SENTIMIENTOS

LA STRADA È DI TUTTI

 POR HUGO BORGNA
En una recordada película italiana de los años 60, el protagonista de una muy pequeña historia (por la duración, no por la falta de calidad) es un peatón a punto de cruzar una calle. Avanza encarando decidido a los conductores de los automóviles, que le frenan a pocos centímetros. Casi llegando a la otra vereda, les hace un enérgico reclamo final (“¡la strada è di tutti!”) como queja de que “ya no se puede cruzar ni por la zona pintada con rayas”. Terminado el cruce, sube a su Fiat 600 -muy mostrado en las películas italianas de esos años- y raudamente avanza, haciendo que los peatones deban escapar como puedan de su avance.
En una primera apreciación, esto podría ocurrir también entre nosotros, en esta ciudad que formara Guillermo Lehmann, quien no podría -ni en sueños alemanes- haber anticipado que hubiera hoy tanto e inseguro tránsito. Como ya muchos se ocupan de estos temas en distintas secciones de este diario, habrá solamente que seleccionar algunas concretas situaciones, particularmente irritantes con alta potencialidad de producir peligro.
Difícilmente en nuestras calles -en especial en los bulevares- pueda algún caminante cruzar por la zona “de cebra” y detener a los vehículos como el personaje de la película, por el riesgo que correría su estructura esquelética, con la posibilidad cierta de que sus huesos no queden en el mismo lugar que antes de cruzar.
Seguramente el apuro por llegar a destino debe hacer asumir a los actuales conductores que en estos tiempos la circulación de automóviles es mucho mayor que hasta no hace demasiados años, cuando -lo recuerdan hoy con dolida nostalgia- se podía estacionar en el “centro” frente al preciso destino. Hoy ellos dialogan con inútiles bocinazos sin lograr que los demás vehículos desaparezcan mágicamente, dejando abierto el camino. Perciben a los peatones como enemigos: al detectar a alguno con la perversa intención de cruzar, aceleran para ganarle el paso en la zona de cruce.
Los circulantes en cuatro ruedas ven como obstáculos muy molestos a los que intentan ingresar o salir de un estacionamiento. Por lo demás, Igualmente son castigados los que ingresan o salen de sus familiares garajes. Cuando notan las correctas y necesarias señales visuales, les aplican toques de bocina que para que ellos “se apuren”, aunque saben que la maniobra de ingresar debe hacerse a mínima velocidad, si se quiere evitar que el conductor rompa en un solo acto la pared de su casa y el automóvil.
Ahora, señores motociclistas, el mensaje es para ustedes. Cuando lleguen a una esquina y vean que en su misma dirección hay uno o más automóviles parados, no pasen: casi siempre por la otra calle hay vehículos que, por ver el paso libre, avanzarán. Y cuando lo hagan, se encontrarán con ustedes en el centro del cruce y… ¿conocen el casi seguro final de la historia?
No es un pedido de solidaridad lo dicho. Más bien, un modo gratuito de contratar un seguro.
Volvamos ahora por un momento, a la película. El personaje de la situación mostrada es, verdaderamente, una especie de monstruo de la buena convivencia en la calle. Reclama el derecho de que sea para todos cuando camina, pero cuando le toca ser conductor niega ese derecho a los peatones.
Un dato necesario: la película en cuestión se llama “Los monstruos”, y la situación “La calle es de todos”. Fue dirigida por Dino Risi y tuvo la actuación de Vittorio Gassman y Ugo Tognazzi.
Como corresponde en estos casos, hemos llegado a un cruce de opiniones.
Una de ellas es por la vía de que “yo hago con mi vida lo que quiero”
Pero… ¿no sería más interesante vivir una cuadra más?

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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