La economía ha muerto

Suplemento Economía 29 de agosto de 2021 Por Guillermo Briggiler
Estamos en una encrucijada donde los ingresos no alcanzan para financiar el gasto y éste no puede reducirse. Para salir adelante hay solo un camino, dejar de decir que la ciencia económica ha muerto y comenzar a aplicarla.
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Hace unos días escuché decir a una persona respetable lo siguiente: basta de hablar de oferta y demanda, eso ya fue, hay que modernizarse. La frase, que suena loca a los oídos de quienes estudian esa ciencia, no lo es tanto a la luz de los acontecimientos de la historia reciente, donde se cuestiona desde el origen de la vida hasta las causas de la inflación, ¿por qué no entonces negar también la existencia de las fuerzas económicas?. Sin dudas otro disparate que nos lleva a la actual situación económica y social del país. Subrayamos la palabra social para poner en evidencia que la falta de una correcta aplicación de la teoría económica, nos llevará a inconvenientes sociales, que comienzan en desempleo y pobreza y nos llevan indefectiblemente a la marginación de una parte de la sociedad y como país, del mundo.
Actualmente y acompañando al párrafo anterior, el gobierno emite deuda en pesos, manifestando que no desea tomar en moneda foránea, cuando el objetivo es licuarla vía inflación y devaluación y al mismo tiempo nos dice que la emisión no genera inflación mientras imprime pesos a la máxima velocidad posible. En dicho contexto la recaudación tributaria, que este primer semestre tuvo impuestos extraordinarios como el que se cobró a las grandes fortunas y precios altos en sus commodities agrícolas exportables, solo alcanzó para financiar el 70% del total de gastos, debiendo recurrir a la emisión para financiar el resto. Erogaciones que en casi 85% corresponde con gasto social, por lo que es muy difícil de reducir. A esto debemos adicionar que el citado impuesto no se repetirá y además los precios internacionales que ayudaban a la recaudación vía retenciones se han morigerado.
Agravando la situación anterior, ese cúmulo de dinero emitido se debe absorber en la calle -para evitar que la inflación se acerque a los tres dígitos- por lo que acude el Banco Central a aspirarlos vía emisión de letras. Pero estos son instrumentos de deuda y como tales deben pagar un interés para ser atractivos para quienes invierten en ellos, los bancos directamente y el público indirectamente (ya que los bancos invierten dinero de terceros y no propio en estos instrumentos). Por este mecanismo se pagan anualmente un billón de pesos en intereses que pasan a engrosar los pasivos del BCRA.
Estamos en una encrucijada donde los ingresos no alcanzan para financiar el gasto y éste no puede reducirse. Para salir adelante hay solo un camino, dejar de decir que la ciencia económica ha muerto y comenzar a aplicarla. De esa manera se generarán ingresos genuinos vía inversión extranjera, que hoy se la espanta con un sistema impositivo que persigue a los capitales y un cepo que no permite retirar utilidades a quien ingresa inversiones. Además para que aumenten las inversiones debe fomentarse el ahorro, el cual transforma en créditos para el sector productivo, siempre que el estado no se quede con éste, ya que la voracidad del mismo hace que del actual sistema financiero el 80% de los pesos que ingresan se los lleva éste y solo el 20% pasan a financiar al sector privado.
Otro camino a transitar es el de aumentar las actuales exportaciones del país, pero el desdoblamiento cambiario, donde el dólar exportador es hoy un 85% más bajo que los otros tipos de cambio desalienta esta opción, a la vez que abarata importaciones que son frenadas con mecanismos burocráticos. Hay todavía sendas por donde sacar a la Nación adelante, felizmente la economía no ha muerto, pero languidece.

#BuenaSaludFinanciera
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@GuilleBriggiler

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