En busca de… Agustina Videla, protagonista

La Palabra 23 de enero de 2021 Por Raúl Vigini
Poder entender las diferencias Es mamá de dos niños. El mayor, que ingresa a la adolescencia, le deparó la crianza de un hijo con desafíos sociales, emocionales y de aprendizaje. De esa experiencia cotidiana fue escribiendo su diario íntimo que ahora tomó la forma de una edición impresa y pretende llegar a quienes se interesen por el tema para compartir sus errores y sus aciertos. Es autora del libro Unico, Del autismo a la neurodiversidad, Aprendizajes de una madre, donde cuenta lo que comparte con LA PALABRA.
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archivo Agustina Videla Amplitud: Agustina Videla comparte su experiencia de madre en un libro

LP - Experiencias durante el proceso de crianza de tu hijo Lucas.

A.V. - Tuve muchas experiencias. Muchas de ellas más bien diría traumáticas en el sentido de que muchas veces me sentí muy expuesta, muy juzgada en la mirada de los otros, muy incomprendida, porque por ejemplo teniendo un niño algunas o muchas conductas agresivas, o que  o están adaptadas a lo social, es difícil porque uno siente que está todo el tiempo como en falta, excusándose, y siendo responsable de que este chico no se comporte como es esperado. Entonces muchas veces las experiencias son difíciles, son duras, pero también tengo muchas experiencias atípicas de cosas muy inolvidables que Lucas hizo. El otro día entramos en un negocio y en la puerta, afuera, había un señor que estaba durmiendo en la calle. Entramos con mi otro hijo a pedir unas empanadas, y Lucas pidió tres, lo que me pareció una exageración -el otro una- y yo pedí, que cada uno tuviera una y las demás las pedí para llevar a nuestra casa. Cuando salimos inmediatamente salió directo a darle la que él tenía al señor que estaba durmiendo en la vereda. Me quedé sin palabras, le di la mía porque me sentí culpable de que él había pedido varias porque quería darle más de una y porque había pensado en él. Cosas como éstas de mucha empatía, de mucho amor, de mucha conexión con el otro, también son rasgos particulares de Lucas que tal vez a esta edad los nenes se intimidan o ya se desconectan de cierta compasión o de cierta naturalidad frente a la vida y se comportan de una manera más social y él es social desde un lugar más inocente y más espontáneo. Así que muchas experiencias. 

LP - Logros que se evidencian con el paso del tiempo.

A.V. - Muchísimos logros. Lucas fue tarde en todo su desarrollo. Entonces cuando tenía tres o cuatro años no hablaba y yo me preguntaba si alguna vez iba a hablar, cuando tenía siete u ocho todavía su forma de estructurar las frases era muy caótica, con errores y me preguntaba si iba a ser para siempre. Cuando era más chiquito y no levantaba la mirada me preguntaba si eso iba a ser así toda la vida. Todos los hitos del momento del desarrollo fueron llegando más tarde y eso lo juzgaba como que eso no iba a pasar nunca. Finalmente me fui dando cuenta de que él tenía otros tiempos y que había muchas cosas que iba conquistando en un momento distinto y entonces aprendí a poder esperar con más paciencia y a no imaginar que lo que hoy no pueda hacer que mañana no lo vaya a poder hacer. Un logro reciente es que por ejemplo él le tenía mucho miedo a los autos, a cruzar la calle, dificultad a veces, como que la velocidad en lo sensorial estaban pasando más cerca de él. Como reactivo. Y nunca había aprendido a andar en bicicleta, y se frustra muy rápido, y se enoja con las cosas, con los objetos, con la vida. Entonces, nunca había aprendido. Al principio de la pandemia intentamos un par de veces y lo hacía con mucho enojo, con mucha dificultad, en un lugar muy abierto, en una peatonal. Hoy por hoy, le compré una bicicleta para él y un casco, y ya varias veces cruzamos toda la ciudad de Buenos Aires andando por las bicisendas, hicimos diez kilómetros, y para mí es increíble que haya ese logro y ese nivel de progreso en un par de meses. Algo que parecía tan difícil y tan imposible para él, en un par de meses, esto se modificó así que esto me enseña mucho.

LP - La necesidad del libro. 

A.V. - Primero que nada fue un acto como personal desde el lugar que sentía que era necesario para mí para poder procesar, elaborar, terminar de dilucidar, y clarificar muchas ideas que venía leyendo de diferentes libros que se iban mezclando con mis experiencias cotidianas e iba absorbiendo lo que me servía más. Entonces me pareció que era importante comunicarlo porque en ese proceso aprendía a comunicarle a otros lo que me servía y lo que no, y a poder conocer a Lucas con más profundidad y a tratar de describirles qué era lo que lo ayudaba, qué era lo que lo molestaba y qué era lo que lo detonaba frente a conductas agresivas. Me parecía que era un trabajo muy importante para conocer mejor a mi hijo y para poder ayudarlo haciendo que las personas que lo rodeaban tanto la familia como los terapeutas y los educadores, los compañeros de la escuela y las familias, todos pudieran tener todo ese conocimiento que yo estaba teniendo para poder a mirarlo a Lucas de una cierta manera y no etiquetarlo ni juzgarlo, ni ponerlo dentro de un estereotipo. Pero el segundo elemento muy importante era que en un punto dije estas experiencias que estoy viviendo y estas dificultades que estoy atravesando seguramente son las mismas que en muchas otras personas en muchas situaciones distintas, incluso con otros diagnósticos, o sin diagnósticos pero que pasan algo en todo este espectro de dificultades. Entonces si lo que yo estaba analizando y elaborando y reflexionando le podía ser útil a otras personas me parecía que era valioso publicar el libro. 

LP - Lo que se espera de su circulación.

A.V. - La verdad que ya las respuestas que he tenido me han sobrepasado  emocionalmente frente a lo que está generando la circulación del libro. Me parece hermoso. Me contactó gente de México, de Venezuela, de Chile, de Estados Unidos, de España, de Trelew, de diferentes provincias. Hay muchas personas interesadas, muchas que me cuentan que tienen niños, adolescentes e hijos adultos con trastorno del espectro autista y les interesa leer la experiencia de una madre frente a todo esto.

LP - El presente de Lucas.

A.V. - El presente de Lucas es casi como estar parado en un trampolín a punto de saltar a una pileta llena de agua pero no al vacío porque está empezando la adolescencia. Así que hay muchas cosas que van a cambiar, que están cambiando. Ya este año han cambiado muchísimas cosas, primero en su cuerpo, en su apariencia, después internamente. Me estoy preparando a estudiar esta nueva etapa de su vida y tal vez, quién dice, a escribir el segundo libro con esta nueva aventura que estamos emprendiendo los dos y que voy a tener que volver a explorar en la creatividad para poder hacer frente a ello. 

LP - El presente de la mamá de Lucas.

A.V. -  El presente de la mamá de Lucas es muy lindo. Primero porque me siento muy orgullosa y muy contenta de que el trabajo que hice finalmente saliera a la luz cosa que muchas veces no es fácil y para lo cual también insistí y trabajé mucho porque es difícil publicar y ser escuchado por las editoriales. Entonces ya llegar a haberse publicado es fantástico para mí y me siento muy contenta. Y después este presente de sentir que hay muchas personas que se sienten agradecidos porque yo haya compartido esta experiencia y sienten que útil me hace sentir muy feliz. Y redimensiona muchas cosas que en algún momento sentí como traumáticas me sirvieron a mí para aprender pero si a la vez le sirve a otro es una cadena que transforma todo en un color muy hermoso.

LP - Una anécdota para compartir con los lectores.

A.V. - Es una muy reciente. Hace unas semanas estuvimos en un paseo de Vicente López, frente al río, con muchas plazas, los tres en bicicleta, con Guido y Lucas, me senté a leer y estuve lejos confiando en que iba a estar todo bien. En otra época tenía que estar continuamente al lado de él porque se frustraba muy rápido, se enojaba, podía no entender la situación y terminar siendo agresivo, golpeando a alguien, o pegándole a otro nene en el arenero. Hoy por hoy no es necesario, es muy independiente y se maneja solo. Pero después de un rato, como no lo escuchaba me acerqué a ver si estaba todo bien, había pasado media hora, y de repente vi que estaba rodeado como de diez chicos, él ya es grande para la plaza pero había una cantidad de nenes más chiquitos entre cinco y ocho años alrededor de él, y él era como el líder y les estaba enseñando a hacer unas manualidades con unas ramas y unas hojas que habían encontrado. Era muy gracioso porque todos lo seguían a él era muy carismático y los trataba amorosamente y les daba un montón de consejos de cómo hacer para insistir en lo que les gustaba hacer, y con mucha paciencia y no frustrarse y aceptar el error. Lo escuchaba y me hacía mucha gracia porque estas son cosas que le digo a diario y se sigue enojando y se sigue frustrando y además siempre está como muy enojado que se las diga porque ya las sabe. Y es muy hermoso ver que hay cosas que uno piensa que como no las hacen inmediatamente o no responden a ellas es porque no las escuchan o no las asimilan o lo que uno está haciendo no está logrando ser transmitido. Anécdotas como ésta me hacen dar cuenta de que lo que uno va sembrando en algún momento florece. Siento que hay muchas herramientas para su regulación emocional, para su bienestar, para su alegría, que poco a poco él las va incorporando y estoy segura que cada vez las va a usar más.

LP - Algo más que desees agregar.

A.V. - Te agradezco muchísimo esta entrevista tan linda, tan sensible, tan disparadora de situaciones y de anécdotas, te agradezco mucho por recibirlo de esta manera.

por Raúl Vigini

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