Con el mazo dando... el mérito en economía

Suplemento Economía 27 de septiembre de 2020 Por Guillermo Briggiler
El mejor sistema de gobierno sería aquel que logre premiar el esfuerzo de sus individuos, ya que el conjunto de estos hará grande a una nación.
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FOTO ARCHIVO Gabriel Batistuta generó tanta repercusión con su comentario sobre los méritos como en sus tiempos de goleador.

Vivimos, nos movemos y existimos en un sistema meritocrático. Este supone que las capacidades de cada individuo se tienen en cuenta a la hora de definir su lugar dentro de la sociedad, incluyendo todos los ámbitos, personal, laboral, académico, profesional, económico, incluso en la vida espiritual (en este último caso encontraremos variantes según cada religión).
El mérito está presente tanto en la actividad pública, como en la privada. En la burocracia estatal, al realizar concursos y licitaciones, ternas por capacidades o concursos por antecedentes, se está valorando éste. Lo vemos en las becas escolares y universitarias que benefician a aquellos alumnos con buenas notas o simplemente aquellos que permanecen en el sistema educativo, haciendo el esfuerzo de estudiar (merito), aún en situaciones de vulnerabilidad. Está presente también en la actividad privada, cuando se realizan evaluaciones de desempeño y ascensos jerárquicos que buscan potenciar a la empresa a través de sus más meritorios empleados.
El mérito es una manera de igualar a las personas y premiar a aquellas que más se esfuerzan por sus resultados. Atención que es distinto a resaltar aquellas que logran resultados, sino a las que más se esfuerzan, ya que los resultados, no siempre son proporcionales al esfuerzo.
En recientes declaraciones el presidente Alberto Fernandez confunde mérito con posibilidades y la falta de oportunidades hace que el mérito pierda resultados, pero no valor. Es útopico pensar que el mérito individual, por si solo, logrará imponerse en una sociedad con grandes desigualdades. Sin embargo, el que tiene que generar posibilidades para los que las merecen, es decir para quienes hacen merito, es justamente quienes dirigen el país, aunque muchas veces están sesgados por éxitos repentinos, ganados con escaso esfuerzo.
El mejor sistema de gobierno sería aquel que logre premiar el esfuerzo de sus individuos, ya que el conjunto de estos hará grande a una nación. Así como el mejor sistema de justicia sería el que pueda otorgar a cada uno lo que éste necesite, ni más ni menos.
En la familia, ¿se quiere más al hijo que hace más mérito? ¿O se ama a todos por igual? Aquí entra el Papa Francisco y su opinión sobre el mérito al comentar el evangelio de Mateo, donde Jesús dice que los últimos serán los primeros en su Reino.
Son planos distintos, el terrenal, que podemos llamar el plano de la libertad, donde puedo escoger hacer merito o no y el espiritual, donde no necesito hacerlo. En este último solo es necesario creer y convertirse al amor, con ello llegará el cambio de actitud y el mérito saldrá solo. En el plano espiritual, vivimos, nos movemos y existimos en Dios. Estos dos planos existen gracias a la voluntad de Dios que permite al hombre ser libre, al punto de poder negar el plano espiritual y quedarse con su mirada en la amarreta vida terrena.
Acá debemos observar diferencias entre religiones, Judíos coinciden en el concepto católico vertido en el párrafo anterior (Ejemplos en Salmos 126, 127, o en Isaías 26). En cuanto a los hermanos Musulmanes, el mérito está mucho más presente, ya que deben ganarse el cielo con sus obras terrenales. Para los católicos, el mérito ya está hecho por Jesús quien ya pagó el precio, solo restando el mérito de la conversión de corazón, mientras que para los cristianos protestantes la salvación vendrá por las obras realizadas.
Vamos Argentina a un encuentro entre nosotros, basta de buscar en cada palabra un lugar para discutir, por el contrario observemos las coincidencias para encontrarnos y entender que podemos construir un país mejor desde lo que nos une.
Como decía San Ignacio, actúa como si todo dependiera de vos y confía como si todo dependiera de Dios. Y como dice el refrán, a Dios rezando y con el mazo dando.

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