El 57% de los empresarios teme tener que desarmar sus equipos

Notas de Opinión 11 de agosto de 2020 Por REDACCION
PANDEMIA
* Por Cristina Mejías (ambito.com)
Una red que permite acceder a opiniones veraces de niveles gerenciales es Linkedin. Ahí, a finales de julio inicié una encuesta que preguntaba: "En esta incertidumbre, ¿cuál creés que es la mayor preocupación/angustia de los #1 de las empresas medianas o pymes?" Los resultados mostraban que el 57% temía "tener que desarmar sus equipos", seguido del "no tener tiempo para pensar" y "la soledad de sus decisiones", ambas con el 21%.
Como se puede observar, la cuestión más dolorosa del momento es la noción de tener que desvincular partes de los grupos operativos en las empresas. Y eso me hizo recordar la historia de Roberto G.: heredó una pequeña herrería artesanal de su padre, hace como 30 años.
Él mismo había aprendido el oficio desde adolescente. Los hábitos habían cambiado y, rápidamente, entendió que el necesitaba ampliar su trabajo. Soñaba con crear “una empresa” como había aprendido en los pocos años en que pudo asistir a la Universidad. Con notable espíritu emprendedor, cuando visualizo la posibilidad de contratar gente, se oriento a buscar los mejores jóvenes profesionales recién egresados. Él les enseñaría del negocio y ellos, le aportarían los conocimientos teóricos de los que carecía.
Y así, juntos; no solo con “la camiseta” puesta sino con un sueño compartido, los vio casarse, formar familia. Incluso apadrinó a algún niño de aquellos “ayudantes” que hoy eran sus gerentes, y manejaban 38 operarios en la producción de herrajes especiales.
Juntos sufrieron las reiteradas crisis argentinas. Juntos compartían los billetes cuando el corralito les impedía disponer de su dinero, juntos superaron el 2001 y el 2002, incluso buscándoles trabajo o changas a los fieles operarios que se vieron forzados a despedir.
Pero nunca Roberto imaginó la situación actual. Es verdad que desde 2018 ya el negocio venia “difícil” y su equipo debió imaginar nuevas formas de venta y cobranza. Aún así, al final de la semana, se miraban y de alguna manera se felicitaban por la supervivencia. Ya habían resignado cambio de coches, vacaciones especiales, incluso algún colegio privado para los chicos.
Hoy no solo Roberto está “preocupado “. Se siente infinitamente triste. Sabe que, a muy corto plazo, deberá enfrentar la más dolorosa de las situaciones. Deberá hablar con esos que fueron su fiel equipo y avisarles que ya no tendrán trabajo. Todavía peor: les deberá explicar que pese a la Ley de doble indemnización, el no podrá pagarles ni siquiera completa la anterior, hasta que no logre vender maquinas y herramientas. Les dirá que no tiene opción. Que es eso, ahora, mientras todavía tiene un mínimo capital para alimentar a su familia hasta que el mismo consiga otra fuente de ingresos o la nada.
Qué dolor profundo. No solo Roberto siente su propio fracaso sino que -mucho peor- se siente traicionando la confianza que ese equipo puso en su sueño.
No hay que ser adivino para imaginar el deterioro de la salud de Roberto en los próximos tiempos, el deterioro de sus relaciones familiares, sociales, con su autoestima tan lastimada que incluso le dificultará su futura búsqueda de empleo. Mucho se escribe en estos días referido a la desazón de quienes buscan trabajo. Muy poco se menciona esta terrible soledad del # 1.

*Cristina Mejías es Consultora, head-hunter y especialista en consultoría de carrera.

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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