Editorial

La Palabra 25 de julio de 2020 Por Raúl Vigini
Hoja por hoja

También podría ser el inicio de un nuevo refrán, parafraseando al otro conocido que suena parecido. Pero aquí la importancia radica en lo que encierra cada una de esas hojas. Encuentros de palabras hilvanadas que se convierten en ideas de todo tipo. No alcanzan los adjetivos para calificarlas. Incluyen al cielo y al infierno en sus contenidos. Pero nada ni nadie las puede reemplazar, ni tal vez superar. Expresiones necesarias en algún momento sublime, por alguna pluma inquieta, con toda la fuerza de la expresión, cada página ofrece su otro lado para seguir sumando textos que la humanidad alguna vez leerá y en muchas ocasiones confirmará su pensamiento, o modificará su mirada ante el mundo. Por eso, cuánta riqueza invisible, ostentan aquellos que vivieron cerca de los libros. Libros con olor a libros. Irreemplazables. Sin pantalla. Con esa posibilidad de indicar un párrafo selecto con un suave trazo de lápiz o ubicando el lugar con el consabido señalador. Siempre el libro. Urbi et orbi.      

Raúl Alberto Vigini

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El libro es fuerza, es valor, 

es poder, es alimento;

antorcha del pensamiento

y manantial del amor.

El libro es llama, es ardor,

es sublimidad, consuelo,

fuente de vigor y celo,

que en sí condensa y encierra

lo que hay de grande en la tierra,

lo que hay de hermoso en el cielo. 

Rubén Darío

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