Aumenta la ira social en los Estados Unidos

Notas de Opinión 07 de junio de 2020 Por REDACCION
Leer mas ...
Por Olga Connor (*). - Todos los seres humanos nos creamos estructuras sociales para sobrevivir de forma civilizada. Tanto los que fueron llamados primitivos indígenas del Amazonas como los altamente cultos franceses del siglo XIX.
Y estamos ahora en Estados Unidos padeciendo de ataques a nuestras formas civilizadas, porque hay conflictos en este sistema multiétnico y multicultural. Uno es de orden nacional muy enraizado, el racismo, y el otro de naturaleza global muy reciente, la pandemia. Al surgir estas erupciones al estilo de volcanes se alteran nuestros hábitos, nuestro sentido de convivencia, nuestra paz.
Más recientemente las iras se han manifestado con violencia tras el fallecimiento de un afroamericano desarmado, George Floyd, a manos de unos policías en Minneapolis, lo que ha desatado una furia nacional. Motines, fuego y vandalismo han sido el resultado público que han alterado las protestas supuestamente pacíficas.
Pero ha habido otras razones para estar airados, que confunde todos estos eventos, y es el control público de la pandemia por la necesidad de imponer cuarentenas al no haber estado previamente organizados para hacerle frente.
"Es muy probable que hayamos descubierto con la pandemia que no era buena idea deslocalizar la producción de tantas cosas, algunas estratégicas en momentos de crisis", ha dicho el filósofo bilbaíno Daniel Innerarity, acerca de cómo nos faltaron equipos de sanidad a consecuencia del globalismo.
Y las manifestaciones en busca de la justicia le han puesto coto a la continencia que se ha pedido hasta ahora para evitar más casos de Covid-19. Es que dentro de la infraestructura social estadounidense el racismo sigue actuando en todos los sentidos: de sajón a afro e hispano, de afro a sajón e hispano y de hispano a sajón y afro. No ha habido solución permanente en esas relaciones sociales.
Y no se debe descartar que haya grupos extremos que se aprovechan de esos conflictos, como lo son los antifacistas (antifa) y los supremacistas blancos, herederos del KKK.
Por otra parte, la crisis de la pandemia global ataca otro tipo de estructuras, las fórmulas de convivencia que utilizamos para sobrevivir. Queremos ser libres de continuar nuestras rutinas, nuestros hábitos diarios, seguir ganando dinero, y que no se nos coarte. Pero nos hemos sometido a nuestros hogares por varias semanas. Y han surgido voces que protestan por ese confinamiento. Algunos lo hacen en artículos, otros lo ponen en Facebook, otros en tuits. Pero es que ahora con las protestas callejeras se han revertido esas reglas. Y se ha puesto a todo el mundo en peligro.
Una de las más socorridas fórmulas para criticar la cuarentena es publicar datos de muertes por otras enfermedades. "Sí, pero aunque la letalidad podría tener otras causas de muerte que la de la pandemia, no cabe duda de que la tasa para el período en cuestión está desproporcionadamente aumentada", según el doctor Gil Fernández Yera.
"En los análisis estadísticos los grupos deben ser igualmente comparables tomando en cuenta la densidad de población, y la unidad de tiempo", agrega el profesional.
Precisamente, acaba de señalarse en Kaiser Health News que en el mes de abril en la ciudad de Nueva York unas 200 personas murieron en sus hogares por día, en comparación con 20 de esas muertes antes de la pandemia. Y ni contar las muertes en general en esa ciudad tan atacada por el Covid-19.
Pero la gente no quiere creerlo y es posible que esto haya incendiado más las protestas, que alcanzaron una cierta libertad para desahogarse públicamente. Las limitaciones a la vida social han llegado a veces a los extremos.
"Creo que las cuarentenas no salvaron ninguna vida; el daño social por el abuso doméstico, los divorcios, el alcoholismo ha sido extremo. Y además están los que no fueron tratados por otras enfermedades", expreso Michael Levitt, Premio Nobel de Química en 2013.
En todo Estados Unidos, están los inconscientes airados que queman en unos casos o se desentienden de las reglas en otros, y los que sobrellevan la carga de una reestructura social, que definitivamente ya está ocurriendo, buscándole soluciones a la pandemia y también a las injusticias. Hay que preguntarse, ¿a cuál bando pertenece uno?

(*) Escritora cubana

REDACCION

Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
Seguinos en Facebook y Twitter

Boletín de noticias