Una guitarra del tunal santiagueño y una historia de amor concebida con aires chilenos. Padre y madre fueron señeros en un rumbo de intensa convicción en el arte de los sonidos. Fueron los estudios desde siempre para aprender y aprehender acerca de ese ámbito de profunda raíz nacional, continental y universal. Fueron los proyectos personales que se van concretando, sin prisa pero sin pausa, escalando desafíos, superando obstáculos, obteniendo los mejores resultados. Y cuando el momento de cambiar las formas y emprender desde otros enfoques y nuevas miradas, nuestra entrevistada estaba allí, dispuesta a asumir lo necesario. En un mundo donde los instrumentos musicales son su desvelo, ella continúa proponiendo y desarrollando con objetivos precisos en la formación, difusión y visibilidad de un patrimonio cultural tangible e intangible que imperiosamente los argentinos debemos conocer para rastrear orígenes y destinos. Pero lo importante de esta historia es la nobleza con la que se encara cada jornada. Y todo por el embrujo de una guitarra heredada.   

Raúl Alberto Vigini

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