Editorial

La Palabra 14 de marzo de 2020 Por Raúl Vigini
Cantar con el cuerpo

En su primer encuentro con el maestro de canto el diagnóstico fue: soprano con mucho color, lírica spinto. Y con grandes posibilidades de desarrollar su voz con calidad. Aunque adolescente, la vocación ya estaba definida: sería cantante. Allí inició un derrotero que le permitió abrevar en fuentes de conocimiento muy importantes a la vez que le aseguraron una capacitación que nunca se detuvo, y el presente la encuentra comprometida en la docencia y la interpretación. Nada es sencillo, pero con convicción, actitud, firmeza, disciplina, esfuerzo, es posible. Ella lo sabe, lo demuestra, lo logra. Y entonces puede afrontar roles con absoluta solvencia. Es capaz de elegir el personaje. Desarrolla su clase frente al aula. Actúa para bienestar propio y ajeno. Y al regreso de un largo viaje, pero antes de partir a otro más cercano, y con actuaciones en el medio, repasa su vida. Con felicidad plena. Lo más alejada posible de los pasajes dramáticos de una ópera. Pero solo en ese momento.

Raúl Alberto Vigini

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