Mucho más que un acto partidario

Notas de Opinión 30 de octubre de 2019 Por Emiliano Rodríguez
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El presidente electo Alberto Fernández asistió ayer a su primer acto con la "otra mitad" del Frente de Todos, el sector no necesariamente kirchnerista de la coalición política que le permitió ganar las elecciones del fin de semana pasado.
Fernández participó de la asunción del gobernador Juan Manzur en San Miguel de Tucumán y fue ovacionado por quienes quedaron al margen de los festejos del domingo por la noche en el búnker del barrio porteño de Chacarita.
En aquella ocasión, referentes del kirchnerismo, como la ex jefa de Estado Cristina Kirchner, su hijo Máximo Kirchner y el ex ministro de Economía Axel Kicillof dominaron la escena, más allá del abrazo final entre Sergio Massa y el propio Fernández, antes de ir a saludar a la militancia en la calle.
En esta oportunidad, en cambio, el ex jefe de Gabinete tomó parte en un acto esencialmente peronista junto a Manzur en una provincia conservadora como Tucumán: antes de comenzar, un locutor agradeció incluso la presencia de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, y una banda tocó el Himno.
Hasta la capital tucumana lo acompañaron gobernadores, jefe comunales de la provincia de Buenos Aires y líderes sindicales, entre ellos, la cúpula directiva de la CGT, integrada por Héctor Daer y Carlos Acuña.
Todos juntos, con Fernández y Manzur a la cabeza lógicamente, se tomaron la fotografía política del día en el espléndido Teatro Mercedes Sosa, donde los gobernadores peronistas vitorearon al jefe de Estado electo como "su" Presidente de la Nación, más allá de que comparta un espacio con Cristina que, como ella bien dijo el domingo por la noche en Chacarita, carga sobre su espalda con dos mandatos cumplidos en la Casa Rosada.
En el escenario, se destacaron en también las figuras del ex candidato a la Primera Magistratura Daniel Scioli, revisando su teléfono celular periódicamente, y de los mandatarios Gildo Insfrán, de Formosa, y Gerardo Zamora, de Santiago del Estero: los dos distritos en donde el Frente de Todos (FdT) mayor diferencia logró en los comicios del domingo, con el 65,14 y el ¡74,83! por ciento de los votos, en forma respectiva.
Asimismo, se lo notó por demás animado a Alejandro Granados, el mismo que hacia fines de 2015, tras desempeñarse como ministro de Seguridad bonaerense durante el gobierno de Scioli, bramaba durante un acto en Ezeiza: "¡Soy intendente peronista y nada tengo que ver con el Frente para la Victoria!".
Así, la "otra mitad" del FdT emponderó a Fernández dos días después de su victoria en las urnas junto a Cristina como compañera de fórmula, en momentos en los que se inicia una etapa de transición política en la Argentina, antes del comienzo de un nuevo Gobierno el 10 de diciembre.
Sin dudas, en un país en crisis y como cabeza de un espacio peronista sumamente heterogéneo, Fernández deberá exhibir muñeca política para llevar adelante su gestión y para muestra, basta un botón: este mismo martes el cabecilla gremial Hugo Moyano salió a "marcarle la cancha", pidiendo que devuelva el rango de Ministerio a la actual Secretaría de Trabajo y que designe al frente a un funcionario que "conozca" del asunto.
Mientras tanto, después de la excepcional metamorfosis que experimentó el peronismo en los dos últimos años para tratar de volver al Poder -un objetivo que en definitiva podrá cumplir-, Fernández en su rol de presidente electo asistió en Tucumán a un acontecimiento litúrgico: lejos de ser un simple acto partidario, fue un ritual de confirmación de su liderazgo.


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