En busca de… Jorgelina Alvarez, astrofotógrafa

La Palabra 03 de agosto de 2019 Por Raúl Vigini
Su majestad el cielo, retratado Nacida en Las Flores, provincia de Buenos Aires, el 26 de enero de 1988. Su interés por el cielo y la existencia más allá de lo que señalaban las estrellas, le dio la posibilidad de formarse e ingresar al Servicio Meteorológico Nacional, a la vez que desarrolló su inquietud de poder dedicarse a fotografiar lo que su mirada le iba señalando en lo alto de la dimensión desconocida. De su actividad cotidiana nos cuenta en esta charla de café con LA PALABRA.
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archivo La Palabra En la Tierra: Una charla extensa de LA PALABRA con Jorgelina Alvarez

LP - ¿Estás plenamente convencida que la humanidad es apenas una cosa insignificante en el universo?

J.A. - ¡Qué buena pregunta! (risas). En realidad, viendo todos los temas astronómicos, uno se ubica. Primero hay que ubicar el humano, dónde está ubicado en nuestra galaxia. Nosotros vivimos en una galaxia que se llama Vía Láctea, donde está el planeta Tierra -ese punto azul pálido- dónde está ubicado en el sistema solar. El sistema solar dónde está ubicado en nuestra galaxia. Ya viendo desde ahí, y viendo todo lo demás que hay, alrededor de nuestra galaxia, creo que ahí está la respuesta.

LP - ¿Tu infancia tuvo que ver con planetas y esa inquietud de mirar las estrellas?

J.A. - Y sí… creo que sí… desde que tengo uso de razón miro para arriba… Desde chica con mi familia salíamos a pescar, y pasar buenos ratos. A mí me gustaba quedarme a ver la salida de la Luna y de entender esos puntos que se movían en el cielo, y ahora entiendo que eran satélites.

LP - Es la inquietud de muchos que observan esos objetos que se mueven en el cielo…

J.A. - Siempre fui una mente muy lógica, nunca pensé más allá, pero sí quería saber qué era lo que estaba viendo. De grande fui investigando más, entendiendo dónde estamos ubicados, y de qué formamos parte. Y ahí entender lo inmenso del universo y creer que estamos solos sería egoísta como diría Carl Sagan.

LP - ¿Dónde naciste?

J.A. - En Las Flores, provincia de Buenos Aires, hace treinta y un años, y me radiqué en la capital del país a los diecinueve años donde estudié y trabajé en el Servicio Meteorológico Nacional. Por cuestiones de oportunidad me fui a La Plata hace cinco años donde actualmente estoy en la misma entidad trabajando. De esta manera pude entender en qué consistía trabajar en meteorología.

LP - ¿Qué actividad llevás a cabo en tu trabajo diario?

J.A. - Se llama meteorología en superficie. Todo lo que sucede en superficie lo codificamos y lo enviamos a la central del Servicio Meteorológico. Trabajamos operativamente, es decir que son las veinticuatro horas de todos los días del año. Por eso tenemos turnos rotativos, de cualquier día sin feriados. La actividad consiste en observar lo que está pasando en los registros y todo lo que es el ambiente y el cielo. Eso se codifica en una computadora y se envía. Los datos se pueden consultar en la página del SMN.

LP - Paralelamente a la actividad laboral tu vida tiene que ver con la imagen.

J.A. - Eso de observar tanto de chica me llevó a querer saber mucho más de astronomía, claro que en ese momento no había la tecnología que tenemos ahora para saber lo que estaba viendo. Hace unos años fui a un observatorio en la ciudad de Buenos Aires que tienen en la Asociación Amigos de la Astronomía y conocí gente que tienen los mismos gustos que yo, apasionada de la observación y ahí conocí la astrofotografía. Gente que tenía telescopios y con una cámara sacaba fotos. Me interioricé un poco más, compré un trípode, una cámara y empecé con la astrofotografía.

LP - ¿Con qué lugar físico contabas para hacer ese trabajo?

J.A. - Para hacer astrofotografía, lo que quería hacer era paisaje astrofotográfico que es lo que actualmente me gusta hacer y muestro. En ese momento estaba conociendo de qué se trataba porque existen diversos tipos: está la astrofotografía de espacio profundo que es el que está con un telescopio y capta luz de una galaxia por ejemplo, la planetaria que es lo mismo pero de un planeta, y después está lo que es campo amplio que es donde empecé con una cámara y un trípode captando luz de las estrellas pero de muchas estrellas del cielo, de esas que vemos todas las noches. Y desde dos mil doce, empecé a hacer paisaje astrofotográfico, que es combinar el paisaje con las estrellas. Eso me gusta porque me gusta el campo, la montaña, la aventura. Buscar…

LP - ¿Con qué equipo mínimo se inicia este proyecto?

J.A. - El básico, cámara Reflex, en lo posible que tenga modo manual, de quince o veinte segundos, y un trípode bastante robusto para usar arriba de la montaña con viento y frío.

LP - El tiempo de exposición es largo…

J.A. - Nosotros estamos captando luz de noche y mucho mejor cuando no hay Luna que es como un foco y no te deja ver las estrellas. Un lugar preferentemente oscuro, lejos de la ciudad, para obtener un buen cielo o al menos un cielo más o menos afable para que la cámara pueda captar bastante bien la información del cielo y no la contaminación lumínica que es un tema bastante angustiante para los astrofotógrafos.

LP - ¿Qué te asegura la larga exposición?

J.A. - Necesitamos captar mucha luz del cielo. Pensemos que esos puntos que vemos en el cielo son estrellas que están a miles de millones de años luz, algunas más, otras menos, y necesitamos que el sensor de nuestra cámara capte aproximadamente de quince a veinte segundos de exposición como mínimo. Si tenemos una montura que es como un telescopio necesitamos captar como cinco minutos y se puede también teniendo en cuenta el movimiento de la Tierra.

LP - En este camino conociste a Gabriela Conti, del proyecto Afinando las emociones.

 

J.A. - A Gabriela Conti la conocí en esa sintonía. Me encontraba de estadía en el Observatorio Félix Aguilar -Cesco- en San Juan, realizando actividades de astrofotografía y astroturismo. En una noche de astroturismo -la gente viendo a través de un telescopio, y aprendiendo de ellas- conocí a Gabriela. Mi función también era que cada uno de los que se acercaban, obtuvieran su selfie con las estrellas. Al momento de fotografiar a Gabriela comenzamos a tener una charla fluida y amena, y desde ahí mantuvimos el contacto para el futuro.


LP - Una anécdota con final feliz.

 

J.A. - En mi estada en la Antártida, Base Marambio sucedió algo similar. Cuando la Dotación 49 -en esa campaña estuve hibernando- pudo visualizar el universo que los rodeaba no lo podían creer. Sucedió con el pasar del tiempo, cuando me veían salir en cada noche despejada. Un día el jefe de Base propuso realizar la foto grupal -cada dotación deja su marca- pero en este caso con una astrofoto. Parecía imposible, difícil de lograr, no solo porque son más de cuarenta y tres personas que van a estar participando sino porque también necesitábamos que la meteorología -viento, sensación térmica, nubosidad- sea perfecta. Pero lo bueno de esta historia es que sí tuvimos esa noche mágica, la Dotación 49 pudo ser fotografiada, y mejor aún pudo observar ese Universo Colosal. Por eso fue que -también en esa noche- muchos se entusiasmaron para continuar viendo una noche antártica y siendo fotografiados bajo la luz de las estrellas. La foto somos polvo de estrellas, es la foto de esa noche.

LP - ¿Qué te queda como balance de lo que has vivido?

J.A. - De buscar eso que tanto nos gusta. Y si no sabés lo que realmente te gusta, de buscar igualmente, de seguir buscando, no quedarnos en la zona de confort, que en algún momento va a llegar lo que tanto nos gusta y te va dar mucha satisfacción a pesar de todo lo que te digan. 

LP - ¿Está en tu agenda algún viaje espacial para tomar fotografías desde la escotilla?

J.A. - (risas) ¿Y por qué no? Si se da… tal vez. Estoy abierta a toda posibilidad…

por Raúl Vigini

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