Chany, una luz que se apagó antes de tiempo
Silvana Chany Fontanetto, reconocida periodista de Rafaela que a fines del 2013 asumió como concejal, murió el 2 de noviembre a los 43 años. Un dolor muy grande.
A pesar de su juventud, con apenas 43 años Chany no pudo soportar más y se despidió justo el Día de los Santos Difuntos, el pasado 2 de noviembre cuando estaba internada en un centro médico de la ciudad de Córdoba. Era de profesión periodista, una función que le permitió ganar popularidad, muchos amigos y conocer los rincones de nuestra ciudad.
Chany, que según su documento era Silvana Fontanetto, hizo radio, escribió en medios gráficos pero especialmente su figura está asociada a la pantalla del Canal local de Cablevisión y en particular al noticiero. El periodismo fue la pasión de su vida que fue signada por los problemas de salud. Primero por un cáncer que la hizo renegar mucho tiempo, y en los últimos años por un corazón que maltrecho no quería o no podía funcionar como debía.
De todos modos, Chany se las ingenió para tener su familia y ser mamá de Lorenzo. Y en algún momento del año pasado aceptó, como en otras ocasiones había rechazado, el ofrecimiento para ingresar a la escena política local. Y se despidió de sus compañeros en el canal y de los amigos que la observaban alrededor de la mesa de sus hogares en cada mediodía.
Así comenzó la campaña como primera candidata a concejal de la lista oficialista, es decir del espacio que tiene como referentes al diputado nacional, Omar Perotti y al intendente, Luis Castellano, entre otros. A pesar de sus limitaciones por una salud resquebrajada, se entregó con todo lo que podía para estar en los barrios y dialogar con los vecinos, pero ya sin el micrófono y la cámara de por medio.
Una muy buena elección le permitió conquistar una banca en el Concejo Municipal, pero a pesar de su férrea voluntad nunca pudo estar plenamente dedicada a la función pública porque su corazón no podía seguirle el ritmo. Y más allá de que debía resignarse a un cóctel de remedios para preservar su salud, no pudo evitar internaciones en Rosario y en Rafaela que marcaron los últimos meses. Hasta que fue derivada a Córdoba donde a pesar de su intensa lucha no pudo soportar más.
Su ausencia se convirtió en dolor de su familia y de tantos amigos que hizo como profesional de los medios y también en política pese a que su trayecto por la campaña y el Concejo apenas superó el año. En el velatorio se pudo apreciar cariño, el afecto y el respeto que había logrado entre la gente.
Días después de su muerte, el intendente Castellano rescató su legado que resumió en "un fuerte amor y gran compromiso con nuestra ciudad" a la vez que destacó su "frontalidad positiva para mejorar la gestión a partir de la crítica constructiva".
"Compartir con ella me dejó una enseñanza muy grande, su incorporación le dio un aire fresco al proyecto porque era frontal y hasta dura al evaluar los distintos asuntos. Y eso es siempre bueno, porque la crítica constructiva es un aporte positivo. No quería quedar bien con uno o con otro. Decía lo que sentía. Y si lo tomás bien, siempre ayuda a madurar", remarcó. "El gran desafío para nosotros será mantener esa llama encendida", concluyó Castellano.
Chany, que según su documento era Silvana Fontanetto, hizo radio, escribió en medios gráficos pero especialmente su figura está asociada a la pantalla del Canal local de Cablevisión y en particular al noticiero. El periodismo fue la pasión de su vida que fue signada por los problemas de salud. Primero por un cáncer que la hizo renegar mucho tiempo, y en los últimos años por un corazón que maltrecho no quería o no podía funcionar como debía.
De todos modos, Chany se las ingenió para tener su familia y ser mamá de Lorenzo. Y en algún momento del año pasado aceptó, como en otras ocasiones había rechazado, el ofrecimiento para ingresar a la escena política local. Y se despidió de sus compañeros en el canal y de los amigos que la observaban alrededor de la mesa de sus hogares en cada mediodía.
Así comenzó la campaña como primera candidata a concejal de la lista oficialista, es decir del espacio que tiene como referentes al diputado nacional, Omar Perotti y al intendente, Luis Castellano, entre otros. A pesar de sus limitaciones por una salud resquebrajada, se entregó con todo lo que podía para estar en los barrios y dialogar con los vecinos, pero ya sin el micrófono y la cámara de por medio.
Una muy buena elección le permitió conquistar una banca en el Concejo Municipal, pero a pesar de su férrea voluntad nunca pudo estar plenamente dedicada a la función pública porque su corazón no podía seguirle el ritmo. Y más allá de que debía resignarse a un cóctel de remedios para preservar su salud, no pudo evitar internaciones en Rosario y en Rafaela que marcaron los últimos meses. Hasta que fue derivada a Córdoba donde a pesar de su intensa lucha no pudo soportar más.
Su ausencia se convirtió en dolor de su familia y de tantos amigos que hizo como profesional de los medios y también en política pese a que su trayecto por la campaña y el Concejo apenas superó el año. En el velatorio se pudo apreciar cariño, el afecto y el respeto que había logrado entre la gente.
Días después de su muerte, el intendente Castellano rescató su legado que resumió en "un fuerte amor y gran compromiso con nuestra ciudad" a la vez que destacó su "frontalidad positiva para mejorar la gestión a partir de la crítica constructiva".
"Compartir con ella me dejó una enseñanza muy grande, su incorporación le dio un aire fresco al proyecto porque era frontal y hasta dura al evaluar los distintos asuntos. Y eso es siempre bueno, porque la crítica constructiva es un aporte positivo. No quería quedar bien con uno o con otro. Decía lo que sentía. Y si lo tomás bien, siempre ayuda a madurar", remarcó. "El gran desafío para nosotros será mantener esa llama encendida", concluyó Castellano.
REDACCION
Redacción de Diario La Opinión de Rafaela
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