Suplemento Economía Guillermo Briggiler 26 de enero de 2020

Argentina, de princesa a mendiga

En las primeras décadas del siglo XX, la mitad de la población vivía en pueblos y ciudades, surgía una próspera clase media y existía una amplia clase trabajadora. Además había productores agropecuarios argentinos, capitales internacionales en frigoríficos, cremerías y ferrocarriles y también con presencia en el comercio y la banca.

FOTO ARCHIVO ¡QUE PAIS! La Argentina en tiempos dorados, una bella tierra con indicadores económicos positivos.

Escuchamos muchas veces que Argentina tuvo, a principio del siglo pasado, el PBI por habitante más alto del mundo, que era uno de los países más ricos del planeta y que estaba destinado, o como dijo algún político argentino, “condenado” al éxito como potencia mundial. Veremos si fue así y cómo es que llegamos a la situación actual de tener más de un tercio de la población sumida en la pobreza.
Luego de la guerra de la independencia y la separación del virreinato en cuatro países, la naciente nación tenía solo una decena de miles de habitantes y un gran territorio, una parte de este por conquistar a los pueblos originarios que daban batalla. Para financiar la conquista del desierto se vendieron más de 8 millones de hectáreas entre unas 400 personas (20.000 ha por persona), siendo estas tierras altamente fértiles. Si dividimos lo que se producía en ese tiempo por los habitantes del país, sin contar los indígenas, Argentina tenía un alto producto interno.
Lana, cueros y luego trigo, fueron las principales exportaciones del país, en ese tiempo que, empujadas por la segunda revolución industrial, se creaban nuevos medios de transporte y se hacía más cercano todo el mundo, de manera que podíamos llevar nuestros productos, materias primas y alimentos, a la creciente demanda europea con mayor facilidad y velocidad.
Veamos acá la siguiente combinación, el país tiene pocos habitantes, posee recursos naturales sin explotar y se incorporan millones de hectáreas fértiles en la guerra contra el indígena, lo que motiva al capital internacional a invertir en las flamantes Provincias Unidas del Río de la Plata. Sin aburrir, pero para ilustrar, detallamos algunas cifras que se pueden consultar del período comprendido entre 1850 y 1930, las tierras explotables pasaron de 10 millones a más de 50 millones, las cabezas de ganado se triplicaron superando los 25 millones, las exportaciones de trigo superaban las 3 millones de toneladas anuales y se construyeron 33.500 kilómetros de vías férreas, las que fueron realizadas por capitales internacionales que invertían aquí. En resumen, en el período, el país crecía anualmente un 6% y el crecimiento demográfico era del 3% anual en promedio. Año a año había más riqueza medida en número de habitantes.
En las primeras décadas del siglo XX, la mitad de la población vivía en pueblos y ciudades, surgía una próspera clase media y existía una amplia clase trabajadora. La primera buscaba una posición política a través de la naciente Unión Cívica Radical y la segunda formaba poderosas organizaciones sindicales, Federación Obrera Regional Argentina y Unión General de Trabajadores. Previo a esto, para solucionar el déficit de trabajadores, ya que había pleno empleo, se compitió por la mano de obra europea, que venía atraída por los recursos naturales, tierras fértiles y comida abundante. La mano de obra trajo conocimientos, mientras que el creciente mercado interno hizo surgir, por presión de demanda y por el costo de importar productos, dada la posición geográfica del país, industrias locales y talleres, que fueron la semilla de la industria nacional.
Llegamos acá al inicio de la tercera década del siglo pasado con, productores agropecuarios argentinos, capitales internacionales en frigoríficos, cremerías y ferrocarriles y también con presencia en el comercio y la banca, pero la misma estaba dominada por el Banco Nación y el Banco Hipotecario. Había clase media que progresaba y clase trabajadora organizada, prácticamente no había pobreza y pleno empleo. Pero no todo lo que reluce es oro. Continuará…

#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler