Cada vez que el INDEC publica la “posición de inversión internacional” queda claro que los argentinos siguen desconfiando de tener dinero ahorrado en el país. Cada año aumenta el volumen de dinero que los argentinos atesoran fuera del sistema financiero local: ahora, a fines del primer trimestre del año llegó a US$ 277.003 millones.
Incluye fondos atesorados en cajas de seguridad, billetes guardados “debajo del colchón”, tanto en dólares como en otras divisas, y el dinero que argentinos guardan en cuentas bancarias declaradas en el exterior.
Para los economistas, los datos confirman la desconfianza en los activos locales. El monto surge del concepto “Otras inversiones”, en la posición de inversión internacional del informe del ente estadístico oficial. Creció 6,1% con relación al número estimado por el INDEC un año atrás. Son US$ 15.879 millones más que los US$ 261.124 millones del primer trimestre del año pasado.
La economía hace décadas está impactada por la salida de fondos del sistema financiero y la dolarización de ahorros por parte de los hogares.
El episodio traumático de la salida de la convertibilidad en el 2002 no hizo más que agravar la desconfianza de los ahorristas en el sistema financiero.
En aquella oportunidad, se les reconoció a los tenedores de ahorros en dólares 1,40 pesos por cada divisa, cuando se produjo una devaluación que la llevó a cuatro pesos por dólar.
“La acumulación de activos externos que quedan por fuera del sistema tiene larga data, por lo que la cifra actual, si bien es significativa, no es más que un reflejo de la continuidad de la debilidad en la demanda de pesos. Esto es en un contexto donde la inestabilidad macroeconómica es la norma más que la excepción, situación que se plasma en una desconfianza en los activos locales en un contexto de tasas reales sistemáticamente negativas dada la escalada de los precios”, afirmó Milagros Suardi, economista de la consultora EcoGo.
La desconfianza se explica por sucesivas crisis, cepos y controles de capitales, confiscaciones de depósitos, inflación, cambios de moneda, déficit fiscal, emisión y pérdida del poder adquisitivo.
En mayo la desconfianza se profundizó y eso llevó el dólar blue a niveles de $1.370, con una brecha cambiaria que ronda el 50%.