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Suplemento Economía Domingo 7 de Julio de 2013

¿Cómo recuperar parte de U$S 160.000 millones?

PANORAMA NACIONAL

REDACCION

Por REDACCION

La

primera semana del blanqueo de capitales abrió expectativas

positivas en el Gobierno nacional, que espera el ingreso de un

piso de 4.000 millones de dólares del circuito ilegal de la

economía.

Es una porción insignificante de los 160.000 millones de

dólares que, según estima el propio gobierno, se fueron del país

en los últimos 20 años, pero pueden ayudar a dinamizar una

economía anémica por las inconsistencias y asimetrías que viene

mostrando un modelo al borde del agotamiento.


Según datos que emergen del sistema financiero, la Argentina es

el segundo país del mundo, después de Estados Unidos, donde los

individuos tienen más dólares.

La razón no debe buscarse en que los argentinos se volvieron

locos o en que sean una comunidad de antipatrias, sino en los

padecimientos y sacudones que varias generaciones de compatriotas

padecieron a lo largo de las últimas décadas.


Una de las pocas reservas de valor que tuvieron los argentinos

fue el dólar, en un país que viene sufriendo al menos una crisis

severa por década con devaluaciones recurrentes.

Ahora, esa reserva de valor está vedada, al menos que se

recurra al mercado ilegal, y el gobierno aspira a convencer a los

ciudadanos de que esta vez sí, la moneda nacional es la ideal para

ahorrar.


Será difícil persuadir a la gente de este argumento si la

inflación sigue brincando al 25 por ciento anual, más allá de los

esfuerzos por ocultarlo bajo un manto de estadísticas sospechadas.

Según la lectura que hace el oficialismo, los millones de

dólares que se fueron del circuito incluyen rentabilidad no

declarada, utilidades por las que no se pagaron impuestos, y que

ahora volverán parcialmente al sistema.


De paso, espera que esas divisas ayuden a reanimar la actividad

inmobiliaria, un sector arrasado por el cepo cambiario y que

todavía no da muestras de recuperación.

El Gobierno nacional debió echar mano al blanqueo para resolver

en forma parcial los cuellos de botella que se acumulan, uno de

cuyos ejemplos más claros es la necesidad de importar combustibles

en forma incremental.


"A veces para alcanzar un objetivo hay que tragarse un sapo",

dijo un diputado kirchnerista citando una frase legendaria del

dictador Alejandro Lanusse cuando pugnaba por impedir el retorno

de Juan Domingo Perón a la Argentina en los 70.

"Si se anima a volver, me trago un sapo", había desafiado

Lanusse. El general volvió y el dictador nunca cumplió su promesa,

pero la frase quedó en la historia trágica de la Argentina.


El "sapo" que debió tragarse el gobierno de Cristina Kirchner

es la injusticia que conlleva el perdón fiscal a los evasores, en

momentos en que la AFIP realiza un despliegue descomunal para

recaudar cuanto peso anda dando vueltas por ahí.

Pero la necesidad tiene cara de hereje y el blanqueo, con sus

CEDIN a cuestas, lo demuestra.

La expectativa es que ese instrumento permita aceitar un

circuito económico cada vez más necesitado de divisas.

Los cuellos de botella que el propio gobierno admite que se

deben resolver los encabeza el desbalance energético, ya que cada

año el país necesita importar más energía.

La oposición tiene una lectura dramática sobre la situación: el

senador radical Ernesto Sanz señaló que el gobierno gastará 15.000

millones de dólares para importar combustible y gas.


Sanz sostuvo que esos dólares el gobierno intentó conseguirlos

con el cepo, pero con esa medida inédita no hizo más que generar

dificultades en la economía.

Para el legislador, el Gobierno no está acertando en ir a

combatir la causa, que es la inflación, mientras la presidenta le

echa la culpa a los formadores de precios.

"No es el gobierno el que aumenta los precios", disparó con

acierto Cristina.


"Pero sí el que crea las condiciones para que la inflación se

dispare", le responden desde una oposición a la cual la realidad

parece darle en parte la razón.

Al menos si se tiene en cuenta que el gobierno debió echar mano

a la ley de Abastecimiento -con otra vez el incorregible secretario de Comercio Guillermo Moreno al frente del operativo- y aplicar insólitas clausuras de

supermercados por algunos horas.

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