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La Palabra Sábado 29 de Diciembre de 2018

En busca de… Juan Martín Maldacena, científico, docente e investigador

Hacia el límite del conocimiento Nació el 10 de septiembre 1968 en Buenos Aires, estudió en la universidad pública argentina y en el Instituto Balseiro. Se radicó en Estados Unidos donde se doctoró en física. Como investigador viaja por el mundo y actualmente trabaja como profesor en el Instituto de Estudios Avanzados, Princeton, New Jersey, Estados Unidos. Encontrar los secretos del cosmos y buscarle sencillez a lo más complejo del universo es su misión y pasión. Por sus descubrimientos recibió los premios más importantes como físico a nivel mundial. Accedió generosamente a esta charla para compartir su información con LA PALABRA.

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archivo virtual Crédito: La enseñanza de cada día: Juan Maldacena se propone hacer investigación con los estudiantes Foto 1 de 2
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archivo virtual Crédito: Formación destacada: El Instituto Balseiro es un referente para Juan Maldacena Foto 2 de 2
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - Si le mencionamos su niñez. ¿Cuáles son las imágenes que aparecen de inmediato?

J.M. - Mi papá arreglando el lavarropas y yo ayudándolo.

LP - ¿Fueron los primeros años de su vida quienes predijeron lo que iba a suceder en su profesión?  

J.M. - No, cuando era chico yo pensaba que sería ingeniero. Mi papá me llevó a visitar la represa de Salto Grande, cuando estaba en construcción. Por unos años después me imaginé que sería ingeniero hidráulico. Pero luego cambié a ser ingeniero electrónico o algo de ese estilo.

LP - ¿Cómo y dónde trascurrieron sus años del secundario suponiendo que se iban anunciando sus preferencias en algunas asignaturas?

J.M. - Fui al secundario al Liceo Militar General San Martín, en Buenos Aires. Allí me fui interesando más por las ciencias como la física, la química y la matemática. Al terminar tuve que decir qué estudiaría. Como mi papá es ingeniero, yo ya tenía una idea de qué se trataba la ingeniería. Pero no sabía de qué se trataba la física. Así que decidí comenzar la carrera de física, con la idea de que si no me gustaba cambiaría a ingeniería.

LP - Egresar de la universidad pública es un acontecimiento para destacar. En su caso se acrecienta por lo que permitió en su desarrollo intelectual después. ¿Qué evaluación hace de aquel momento hoy?

J.M. - Yo fui a la Universidad de Buenos Aires por dos años. Allí tuve muy buenos profesores, entusiasmados por enseñar y me gustó mucho aprender las bases de la matemática y la física. Había problemas como huelgas que a veces impedían las clases o los exámenes. La universidad era un poco desorganizada, pero esa desorganización a mí me benefició porque puede hacer materias sin seguir el orden “preestablecido”.

LP - Haber sido admitido en el Instituto Balseiro también permite reivindicar espacios donde la educación en Argentina merece un lugar de alta consideración. ¿Qué se llevó de esa institución al egresar?

J.M. - El Balseiro es un lugar con profesores y compañeros muy comprometidos con la investigación. Era un lugar relativamente pequeño, donde todos se conocían y fue una experiencia muy interesante. Allí básicamente me llevaron hasta el límite del conocimiento, al menos en un área específica.

LP - ¿Qué circunstancias lo motivaron para llegar a Estados Unidos como profesional?

J.M. - Al terminar la licenciatura, el paso natural siguiente para la carrera académica es hacer el doctorado. Se podía hacer en Argentina o en el exterior. Yo presenté solicitudes para hacerlo en distintas universidades de Estados Unidos. Me aceptaron en la de Princeton, que hubiera sido mi primera elección de todos modos, así que fue una decisión natural ir allí.

LP - ¿Cuál fue el propósito que se planteó al radicarse en ese país?

J.M. - Cuando vine, fue con la idea de hacer el doctorado y luego decidir cuál sería el paso siguiente, pero se me fueron presentando nuevas oportunidades y terminé quedándome aquí, en Estados Unidos.

LP - Tuvo la oportunidad de conocer a Stephen Hawking. ¿Qué aprendió de él, que pudo enseñarle? ¿Qué compartieron?

J.M. - A través de los artículos de Hawking aprendí mucho sobre agujeros negros y gravedad cuántica. En el aspecto personal me impresionó su fuerza de voluntad y su capacidad de superar la adversidad.

LP - La docencia es una de sus actividades. ¿Qué le interesa transmitir a los alumnos además del tema científico del día?

J.M. - Mi objetivo es transmitir y simplificar lo más posible el tema científico del día, y relacionarlo con el tema de ayer y anteayer… Mi actividad mayor con estudiantes es hacer investigación. Trato que vayan ganando experiencia, que busquen entender las cosas con profundidad, etcétera.

LP - Para los que no estamos en el tema, la física nos resulta casi siempre incomprensible. ¿Cómo nos explicaría el origen del Universo de la forma más sencilla?

J.M. - El origen mismo del universo no lo entendemos. Pero sí entendemos cómo evoluciona desde un estado primordial en donde el universo era muy pequeño y muy simple, hasta el momento actual donde es mucho más grande y más complejo.

LP - ¿Y si queremos saber qué es la física cuántica?

J.M. - La física cuántica es básicamente como la clásica excepto que tiene un aspecto probabilístico que no se puede evitar. También hay algunos fenómenos nuevos que solo son posibles según la física cuántica, como el entrelazamiento cuántico, que es un tipo de correlación un poco más fuerte que las que podemos tener en la física clásica.

LP - ¿O los agujeros negros tan en boga?

J.M. - Los agujeros negros se producen cuando uno tiene mucha materia en una región pequeña del espacio. El espacio y el tiempo se deforman de una forma drástica que producen una región donde el universo colapsa. Pero esa región que colapsa no se puede ver desde afuera. Desde afuera simplemente vemos un “agujero” como si fuera un pozo grande sin fondo, donde las cosas pueden caer.

LP - Usted recibió numerosos premios y reconocimientos a nivel mundial por sus investigaciones. ¿Cuál de esos estudios es el que más satisfacciones le dio como científico?

J.M. - Una relación que encontré entre la gravedad y las teorías de partículas.

LP - Los jóvenes inquietos viven un presente de crisis en diversos ámbitos en los que se desempeñan cotidianamente. ¿Qué sugerencia les daría teniendo en cuenta su experiencia donde la escala de valores personales incluyó el esfuerzo, la dedicación, la responsabilidad, la disciplina, la organización, entre otros aspectos para destacar que permitieron llegar a cumplir los objetivos propuestos?      

J.M. - Es importante tener en cuenta cuáles son las “preguntas importantes”, aun cuando uno tiene que resolver los problemas del día a día. También tratar de encarar proyectos que a uno le permitan ganar experiencia para hacer algo mejor. Voy a dar un ejemplo sencillo. El otro día estaba hablando con un conductor de Uber. Me dijo que le habían ofrecido un trabajo en una compañía como traductor pero que no lo tomó porque ganaba un poco menos que siendo conductor de Uber. Sin embargo, al entrar en la compañía probablemente hubiera ganado más experiencia y hubiera podido progresar más.

LP - ¿Cómo estamos en Argentina en cuanto al nivel de desarrollo científico y en el de la formación de profesionales?

J.M. - En la Argentina hay muy buenos grupos de investigación. También hay otros no tan buenos. Es similar en cuanto a la formación de profesionales. Por supuesto, hay mucho espacio para progresar y hacerlo mejor.

LP - ¿Un deseo que le quede por cumplir en un tiempo cercano en lo profesional?

J.M. - Lograr entender cómo describir el interior de los agujeros negros en una forma consistente.

LP - Pregunta ingenua: ¿cómo es que se puede estudiar el universo tan inmenso desde la tierra tan pequeña en comparación?

J.M. - En realidad lo que estudiamos son las cosas relativamente sencillas. El universo a gran escala parece ser gobernado por leyes sencillas. Las escalas humanas son las más complejas y difíciles de entender. Que algo sea grande no significa que sea más complicado. Por ejemplo el movimiento de la luna es relativamente sencillo, muchas de las culturas antiguas lo lograron entender y predecir, desde los mayas hasta los griegos. Sin embargo, predecir qué va a decir nuestro hijo adolescente es más complejo…

por Raúl Vigini

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