Mencionado como un año diferente, inesperado, inolvidable, decidí trabajar en una nueva producción discográfica. Y le di el nombre de ese tiempo difícil que traté de modificar y que me resultara positivo en algún aspecto. Hoy puedo decir que obtuve mi objetivo cumplido y le dedico mi tiempo a darlo a conocer a través de los medios posibles que la modalidad actual me permite.
Mi lugar de origen que hoy me vuelve a albergar y proteger de malos vientos, permitió dedicarme silenciosamente a preparar este disco nuevo. Habían pasado unos años sin grabar. Elegí una docena de temas de un cancionero tan vasto como destacado de la música popular argentina. Y pude avanzar en algún aspecto, rompiendo muros con respecto a trabajos anteriores seleccionando esta vez autores y compositores de otros géneros que no había abordado todavía. Pude concretar mi idea de cambiar de color que venía trayendo desde hace tiempo.
La mujer tiene un lugar especial en el sonido logrado en esta producción. Lo encabeza Marian Pellegrino, a quien encontré en mi camino, productora y música cordobesa que viene del rock y supo aportar desde su lugar profesional colores emparentados con el folklore también en sus arreglos. De esta manera cumplo con el ansiado cupo femenino que esperamos se dé en los festivales futuros. Porque en esas programaciones nos sentimos discriminadas y negadas las mujeres artistas. Aunque sea contradictorio desde la concepción cultural misma porque la música es fémina desde la guitarra, la zamba, la chacarera, la vidala, la baguala, la cueca, la música toda casi.
Recorrer ese panorama amplio de la autoría y la composición me permitió introducirme en nuevas formas de expresión musical y traté de respetar la inspiración de quienes las hicieron posibles. También como homenajes a esa gente valiosa que escribe poesía y melodía. Por ejemplo Guanuqueando lo hice en homenaje a Ricardo Vilca, que amaba la música clásica y alguna vez me dijo que le hubiese gustado que sus canciones fueran interpretadas con violín, entonces cumplí con él y su sugerencia.
Corazón delator es el resultado de haberme rodeado de músicos extraordinarios como lo son el riojano Víctor Carrión en vientos y el piano de Leo Genovese que no pueden sonar mejor. Yo conocí a Gustavo Cerati en el proyecto Grito en el cielo de Leda Valladares donde había varios músicos del rock como León Gieco y Pedro Aznar, entre otros.
El tema Rayo de Sol es una balada española que en nuestro caso lo hacemos con ritmo de chamamé lo más auténtico posible.
También están Si te vas yo me quedo llorando de Leda Valladares y Roberto Catarineu, De regreso simplemente, una belleza como nos tiene acostumbrados el maestro Carlos Di Fulvio, Fuego de la talentosa Inés Bayala, Todas las palabras de la colombiana Marta Gómez y Antofalla del fundamental Nacho Vidal, entre otros.
En el caso de Lisandro Aristimuño, aunque no pudo acompañarme para compartir la versión de su tema How long, pude incluirlo también. Y con permiso de él lo pude nombrar en criollo como Jaulón.
El sello editor de Veinteveinte es Acqua Records con quien vengo haciendo mis producciones desde hace varios años.
Pude concretar la reunión de muchos amigos como invitados que quise estén presentes en los temas. Por eso sumé a Julio Paz con su bombo, Lautaro Acosta y su violín en Guanuqueando, a Laura Volando, a Liliana Zavala y a Esteban Gutiérrez con la percusión, a Leo Genovese con el piano, y otros artistas reconocidos.
Desde mi querencia tulumbana que apodé La Pachamama los saludo con mi reconocimiento y afecto esperando poder convocarlos pronto para que escuchen estas canciones de mi nuevo disco en forma presencial. Mientras los invito a anticiparse llegando a esas canciones ingresando a las redes sociales donde podrán conocerlas.
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