Internacionales Por: REDACCION 08 de enero de 2020

Los incendios no se detienen

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FOTOS AFP DRAMATICO. Un canguro intenta ponerse a salvo. BOMBEROS. Continúan luchando contra el fuego.

Los números son dramáticos. La situación casi insostenible. Australia vive su peor pesadilla desde que se tenga memoria. Los incendios -algo recurrente para esta época del año- han alcanzado niveles nunca vividos: 24 personas han perdido la vida, varios de ellos, bomberos, que se transformaron en héroes, 1.588 casas destruidas, 5.500.000 hectáreas arrasadas por el fuego y 500 millones de animales muertos.
Pero, ¿por qué esta vez los incendios son tan devastadores? Las razones son varias. Las llamas han sido alimentadas por una combinación de calor extremo, sequía prolongada y fuertes vientos.
Australia está sumida en una ola de calor con temperaturas récord desde hace tres meses. Cuando promediaba diciembre y nadie creía que los incendios podían ser tan mortales, los australianos vivieron el día más caluroso de la historia: la temperatura promedio fue de 41,9 grados centígrados. Abrumador incluso para una población acostumbrada al calor. Las noticias no son alentadoras. En las próximas semanas las condiciones no variarán demasiado.
Pero este calor extremo fue acompañado además por otro factor inesperado: los fuertes vientos. Las ráfagas de hasta 96 kilómetros por hora -el pasado lunes- han sido el combustible fatal para el fuego. Esto permitió que las llamas se expandieran rápidamente.
Pero no termina todo aquí: Australia atraviesa, por si fuera poco, la temporada más seca de los últimos 120 años. New South Wales y Queensland son los estados más golpeados por el fenómeno. Las lluvias son casi nulas desde principio de 2017, y su vegetación está casi muerta desde entonces. Incluso, la sequía ha afectado las áreas agrícolas más productivas del país, incluidas algunas de las que ahora están en llamas.
Aunque en esta época del año los incendios forestales suelen ser frecuentes, la experiencia actual es algo inusual y comenzaron demasiado temprano. Hacia septiembre ya se preveía que serían devastadores, aunque no parecían proyectar la actual situación. Las llamas han emergido en todo el país en los últimos meses, afectando principalmente a cuatro de los seis estados, siendo la costa este la más afectada.
A principios de noviembre, 1.500 bomberos luchaban contra 70 incendios en New South Wales, el estado del sudeste que incluye a Sydney. Para entonces, la tragedia que se aproximaba estaba más clara. El 11 de aquel mes, ese estado emitió una calificación de peligro de incendio "catastrófico" por primera vez en la década desde que el sistema de advertencia actual ha estado en funcionamiento.
Los incendios forestales son una característica habitual en el calendario de Australia, a menudo desencadenada por causas naturales como los rayos, y no pueden atribuirse solo al cambio climático o al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero los expertos, en esta ocasión, advierten que el clima cambiante es clave para comprender la ferocidad vivida este año.