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Suplemento Economía Domingo 18 de Agosto de 2013

RSE & oportunidades

En estos días se abre una nueva posibilidad para ampliar el valor de las empresas a través de la RSE

Fernando Solari

Por Fernando Solari

La RSE (Responsabilidad Social Empresaria) tiene en su

esencia a las soluciones, y en ellas, la gran oportunidad de

generar valor.

Cercana a la esencia de las empresas, cuya razón de ser tiene

que ver con la capacidad para detectar oportunidades -relacionadas

con necesidades insatisfechas- para encontrar la mejor forma de

ofrecer productos o servicios que las satisfagan a cambio de un

beneficio económico, la RSE tiene su vínculo central relacionado

con los problemas y las oportunidades que presentan su solución.


Las empresas forman parte del mundo real donde está lo que nos

gusta y lo que no, lo que hacemos muy bien, lo que intentamos

hacer de la mejor manera posible, lo que generan nuestros errores

y lo que a veces no nos damos cuenta siquiera que existe, hasta

que son otros los que nos lo hacen notar.


En el mundo real las empresas suelen ser expertas en soluciones

eficientes; al menos lo son las empresas que triunfan y se

mantienen en el mercado ya que nadie requiere los productos o

servicios de quien aporta problemas.

Problemas hay por todos lados y suelen presentarse solos sin

que sea necesario contratar a alguien para atraerlos.

El verdadero desafío está en las soluciones. El verdadero valor

descansa en ellas y es allí donde se presenta la oportunidad para

que la RSE juegue un rol imprescindible.

El negocio sigue siendo el centro de una empresa, lo único que

cambió en los últimos tiempos es la necesidad de considerar a la

empresa como un todo.


Cuando Ford comenzó a fabricar autos la comunidad sólo se

deslumbraba por sus autos mientras que a Henry Ford le interesaba

la comunidad.

La evolución de su negocio no estuvo en acompañar a la demanda

ni en interpretar al consumidor como lo pone en evidencia su

frase: "Si hubiera preguntado a mis clientes qué necesitaban,

habrían dicho un caballo mejor".


Lo cierto es que su revolución no pasó por las líneas de

producción que manejó con una eficiencia notable sino con la

decisión de incrementar el salario de sus empleados anticipando

con certeza que, si solo se limitaba a venderle a los ricos, no

habría futuro para la industria incipiente.


La visión de Henry Ford tuvo que ser ampliada hasta llegar al

día de hoy en que es imposible concentrarse en el nudo del negocio

sin tener en cuenta todo lo que lo rodea, incluyendo en ese todo a

la comunidad.

En estos días se abre una nueva posibilidad para ampliar el

valor de las empresas a través de la RSE con un proceso en algún

punto similar al de los negocios que le dan razón de ser como

empresas.


Cada uno de los grupos que conforman a la comunidad -con la

cual está necesariamente vinculada la empresa- tienen problemas

que atender entre los cuales algunos interfieren en el desarrollo

de la relación y otros son tangenciales.

A los primeros hay que resolverlos con eficiencia, muy

especialmente si son consecuencia del accionar de la empresa; a

los segundos hay que tomarlos como desafío para hacer más fuerte

el lazo que nos une con la comunidad.


Los problemas sociales, los problemas comunitarios, representan

una gran oportunidad para la gestión empresarial que incluye a la RSE.

La oportunidad que se presenta es realmente valiosa y depende,

en gran medida, de mantener el rumbo sin que el entusiasmo nos

lleve por el camino equivocado.

El escenario es tan nuevo como confuso. Podría no quedar claro

el por qué se le reclama a la empresa sobre cuestiones que

debieran estar en manos de los gobiernos de turno. Sería fácil

caer en la tentación de conmover a través de la generosidad pero

lo importante es saber que estos no son caminos sino las banquinas

que la empresa debe evitar.


Formar parte de la solución de un problema comunitario, para

una empresa y desde la RSE, significa lo siguiente: en primer

lugar seleccionar el problema con precisión.

La misma especialización que desarrollamos como empresa debemos

aplicarla en este terreno. No vamos a poder aportar con eficacia a

varios problemas a la vez.

Debemos elegir y, entre los factores

decisivos, está la capacidad de vinculación.

Si tenemos la solución de un problema que afecta a la comunidad

con la que nos relacionamos debemos optar por él para que el

vínculo mejore.

Tener la solución no significa aplicarla; esa es otra de las

tentaciones que nos llevan a cometer errores costosos. Esa

solución tenemos que compartirla; entrenando y guiando a quienes

sea pertinente en la comunidad para que la ejecuten solos, en

libertad y con autonomía.


El logro obtenido, la mejora resultante de la solución que

facilitamos, debe ser puesta de manifiesto por nosotros por 2

motivos centrales; porque de esa forma la viralizamos permitiendo

a más personas disfrutar de sus beneficios y porque debe quedar

claramente vinculada con nuestra empresa de forma tal que se

cierre el círculo y genere valor para todos.

Generar valor sin recibirlo es un desequilibrio injusto. Las

empresas tienen la oportunidad, a través de la RSE, de transformar

problemas en valor como un aporte que las integra aún más con la

comunidad en un resultado superador para todas las partes;

beneficio al que la empresa tiene el derecho adquirido de capitalizar.

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