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Suplemento Economía Domingo 6 de Enero de 2013

Preocupa dólar paralelo, inflación y baja inversión

PANORAMA NACIONAL

José Calero

Por José Calero

La

disparada del dólar paralelo en el inicio del año amaga sumar más

distorsiones al escenario económico, y terminar de hundir

actividades como la inmobiliaria, que se desbarrancó más del 40

por ciento en el 2012, mientras la inflación no parece ceder. 

La tendencia negativa en la compraventa de viviendas emerge por

ahora irreversible, según el diagnóstico que hacen

desarrolladores, los cuales advierten que pesificar con un dólar a

7,10 pesos parece misión imposible.

En este escenario complejo, el Gobierno prevé apostar fuerte a

aumentar la inversión en el 2013, con el fin de tratar de reducir

el nivel de inflación de dos dígitos que marcan las consultoras

privadas y con los cuales hacen sus proyecciones las empresas.

La presidenta Cristina Fernández fue convencida de que la caída

en la actividad de la construcción y los consiguientes despidos en

el sector serán revertidos por el plan Procrear y las obras

públicas, pero por ahora ni una cosa ni la otra empezaron a dar

resultados.


La brecha superior al 40 por ciento entre el dólar oficial -

inaccesible al público- y la divisa que cotiza en el mercado

paralelo, no genera por ahora dificultades para la política

oficial, según la lectura que hacen desde la Casa Rosada.

El alza de fin de año del dólar, que se fue a 7,10 pesos,

afecta a un sector "ínfimo" de la sociedad y de alto poder

adquisitivo, sostiene el relato oficial.


Para el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, tener dólares en

el bolsillo "no hace a la felicidad del pueblo argentino".

La lectura del jefe de los recaudadores puede ser correcta si

se debate políticamente el tema, pero distinta es la consecuencia

económica del problema que representa tener varias cotizaciones de

la divisa y una dólar oficial inaccesible.


Por un lado, los sectores más pobres de la sociedad también

compraban dólares cada vez que podían, y por eso muchas de las

operaciones que se realizaban antes de la imposición del cepo

cambiario eran de bajo monto, ya sea para ahorro personal o para

enviar a sus familiares en países vecinos.

Pero el problema de fondo de la distorsión provocada por el

dólar está vinculada con que le suelta las manos a los formadores

de precios -desde alimentos hasta indumentaria o autos-, los

cuales están haciendo sus cálculos de costos sobre la base de una

divisa más cercana al mercado paralelo que al oficial.

Y eso impacta directo sobre el bolsillo de toda la población,

pero especialmente sobre los sectores más postergados, que ven

cómo la inflación les corroe cada vez más rápido sus ya de por sí

flacos bolsillos.


El alza de alimentos, pero también de indumentaria y calzado,

golpea a pleno sobre la línea de flotación de las clases sociales

que se ubican en la base de la pirámide social.

Dólar paralelo e inflación se retroalimentan peligrosamente y,

junto a la merma en los niveles de inversión, surgen como el talón

de Aquiles del modelo.

El problema de la inversión está vinculado no solo con un

escenario internacional negativo, sino especialmente con

decisiones adoptadas por el gobierno para impedir el giro de

regalías al exterior por parte de las empresas.


El problema es que, sin inversión, ni la productividad ni la

oferta aumentarán, y esa es una de las claves para combatir la

inflación.

Según la consultora Orlando Ferreres & Asociados, en noviembre

la inversión bruta bajó 2 por ciento con relación al mismo mes del

2011.

Pero el dato más relevante es que la participación de la

inversión en el Producto Bruto se mantuvo en 21,4 por ciento.

El gobierno viene sosteniendo desde hace años que esa

participación debe superar el 24 % y en el plan 2020 se habla de

legar a un 25 por ciento, un nivel deseable para mantener una

oferta razonable que no presione sobre la inflación.

Uno de los golpes más fuertes sobre la inversión está dado en

la industria de la construcción, donde registró una merma del 3,4

por ciento y acumuló el octavo mes consecutivo de caídas, lo cual

también se vio reflejado en la producción de insumos para esta

actividad, con caídas de hasta 7,8 %.


La traba a las importaciones para evitar la salida de divisas

también representó un golpe duro para el sector fabril, que el

gobierno deberá tratar de revertir o al menos atenuar este año.

Como ejemplo, la compra de maquinaria y equipo importado se

contrajo 4,3 por ciento anual, por la caída en la importación de

bienes de capital.


En lo que va del año, la inversión bajó 6,6% anual, en gran

medida por la fuerte contracción en la inversión en equipo durable

importado.

Según Ferreres, debido al estancamiento económico y a las

restricciones al comercio exterior, este rubro se contrajo 19,9

por ciento anual en los primeros 11 meses del 2012.

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