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Suplemento Economía Domingo 2 de Septiembre de 2012

Planificar en tiempos de incertidumbre

Actualmente se aplican nuevas tecnologías que permiten incorporar la incertidumbre con claridad para acotar el impacto de eventuales amenazas en un proceso de planificación. En escenarios complejos se espera que los líderes marquen el camino.

Germán Ciceri

Por Germán Ciceri

Está semana, en una reunión con un importante y prestigioso empresario de la construcción de la ciudad, surgió el tema sobre la utilidad de la planificación en escenarios imprevisibles como los que estamos viviendo, donde es difícil enfocarse en la estrategia que debe seguir la empresa y las posibilidades de prueba y error son limitadas y pueden resultar costosas. Incluso, la complejidad para proyectar se acrecienta en ambientes de negocios volátiles como el nuestro, donde las urgencias suelen dominar la agenda. Así, en un contexto donde no sabemos lo que ocurrirá mañana, ¿tiene sentido detenernos a planificar?

La poca claridad para vislumbrar lo que se viene y el permanente cambio de reglas de juego suele generar angustia y desconcierto. Las personas no solemos sentirnos cómodas en estas situaciones, incluso pensamos que es imposible o no tiene sentido proyectar y que cualquier intento por comprender el futuro nos llevará, indefectiblemente, a la frustración.

Ante este panorama, muchas veces adoptamos reacciones extremas como la parálisis, que hace que no seamos capaces de tomar decisiones, o imprudencias decidiendo alternativas sin ningún tipo de análisis. Si nos paralizamos y no tomamos decisiones en realidad estamos tomando una: la de no actuar. De esta forma, generamos un efecto, aunque no por una acción realizada sino por una omisión. Si por el contrario nos apresuramos, sin realizar ningún tipo de análisis, las probabilidades de lograr el resultado esperado son tan inciertas como el contexto mismo.

Planear reduce claramente la posibilidad de fracasar y eso, en estos momentos grises, ya es bastante. El proceso de planificación debe adaptarse a esta realidad que nos envuelve y tomando en consideración lo que se está viviendo, supone conocer el mercado y su entorno, qué sucede en él y cómo está sucediendo. Ya no es suficiente la experiencia sino que es preciso contar con información actualizada de los principales acontecimientos del mercado y, sobre todo, será necesaria la autenticidad de esta información a efectos de no desvirtuar lo que se resuelva en el proceso planificador.

Michael Porter, en su libro “Estrategia Competitiva”, afirma: “La esencia de la formulación de una estrategia competitiva consiste en relacionar a una empresa con su medio ambiente. Aunque el entorno relevante es muy amplio y abarca tanto fuerzas sociales como económicas, el aspecto clave del entorno de la empresa es el sector o sectores industriales en las cuales compite”. Esta reflexión revela la importancia de percibir los cambios del macroambiente de negocios, constituido por factores políticos, sociales, económicos o tecnológicos, porque es allí precisamente donde hay que poner en práctica nuestras capacidades y detectar las oportunidades y las fuentes de innovación.

El proceso de planeamiento consta de cinco fases interrelacionadas: la definición de los objetivos; el escaneo de las fuerzas externas; la evaluación del impacto de la incertidumbre en las estrategias; la implementación del plan y su posterior monitoreo.

Uno de los factores relevantes para sacar el mejor provecho de este proceso es la incorporación temprana de las personas claves. Un plan exitoso permitirá incorporar la visión de los distintos niveles y áreas, para aprovechar al máximo el aprendizaje que se pueda generar sobre la incertidumbre a enfrentar. En tiempos de crisis e incertidumbre se espera más que nunca que los líderes marquen claramente el camino. Aún con tiempos escasos, se deberán analizar con rapidez las amenazas que podremos enfrentar y capturar las oportunidades que en toda crisis suelen surgir.

Hoy en día se aplican nuevas tecnologías que permiten incorporar la incertidumbre con facilidad y claridad, acotando el impacto de eventuales amenazas para aquellos escenarios que resulten más críticos. Existen modelos visuales de identificación de variables e influencia, diagramas que muestran la sensibilidad y programas de simulación que permiten entender un rango continúo de escenarios posibles con sus probabilidades asociadas.

Queda claro que planificar en tiempos de incertidumbre tiene sentido. Si aseguramos que el equipo gerencial dedique tiempo a pensar y tome decisiones alineadas con la visión y la estrategia de la empresa, estaremos apostando hacia la sostenibilidad de nuestro negocio.

En conclusión, dificultad no implica imposibilidad ni mucho menos. La planificación es cambio, es oportunidad, es tener la posibilidad de transformar y construir sólidos fundamentos para el crecimiento de nuestra empresa.

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