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Suplemento Economía Domingo 26 de Enero de 2014

Macroeconomía y economía real

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Pedro Ulman

Por Pedro Ulman

La Argentina se ha convertido en un laboratorio en el que el Gobierno, a través de los funcionarios del equipo económico, realizan ensayos que a la luz de los resultados terminaron en fracaso. Los argentinos, los conejillos de indias, claro. Si se acepta la teoría oficial sobre los ataques especulativos, también es necesario apuntar que la cadena de desaciertos de las medidas económicas recrearon las condiciones para que avance esa supuesta "conspiración". 

La inflación, un problema del que no se habla abiertamente, resiste los acuerdos de precios de unos pocos productos sin despeinarse. El poder adquisitivo se desploma ante las góndolas mientras el Gobierno se muestra inútil para buscar soluciones. 

Hace dos meses que el ministro Axel Kicillof se hizo cargo de Economía. Ya luce desgastado, nervioso, impotente. Esta ineficiencia del Gobierno cuesta plata a todos los argentinos de a pie. Varios dirigentes oficialistas opinaron que los vaivenes de la cotización del dólar no debería impactar en los precios. ¿No estuvieron atentos a lo que sucedió con los precios de los electrodomésticos, en especial con los equipos de aire acondicionado? Otros consideraron que la inestabilidad del mercado cambiario es un asunto de la macroeconomía que no impacta de lleno en la economía real. 

Por lo pronto, la escalada que el dólar registró el jueves obligó a una gran industria de Rafaela a frenar su producción y licenciar a su personal desde la tardecita de ese día. El viernes optó por no fabricar productos y suspender la salida de camiones con productos terminados. Todo hasta que aclare. 

La dueña de un comercio dedicado a la venta de autopartes confió que sus proveedores le enviaron comunicaciones urgentes para anular las listas de precios. Además le informaron que no le despachaban pedidos hasta "que no se acomode el tema del dólar...".

En tanto, un proveedor que opera en Buenos Aires notificó a una pequeña empresa local que "la devaluación del año 2013 fue casi del 30 %, agravándose los últimos meses donde llego a más del 4 % mensual, lo que nos obliga a cobrar diferencia de cambio entre el momento de la fecha de la factura y la fecha de la efectiva acreditación de los valores entregados, para poder aplicar realmente el precio de venta".  

Se trata de ejemplos contundentes de que las pruebas de laboratorio que hace el Gobierno no son inocuas. 

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