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Suplemento Economía Domingo 2 de Octubre de 2011

Economía Social de Mercado, las mismas palabras, con otro sentido

La frase y el concepto que marcó la historia económica del mundo, están cambiando de significado.

Claudio Giannetti

Por Claudio Giannetti

Desde hace algo más que un par de Siglos, se habla de “Economía Social de Mercado”.

De esa expresión surgió el liberalismo económico en el comercio, los servicios, la producción industrial, el libre intercambio de bienes y servicios, por mar, tierra y aire.

Luego, para potenciar ese intercambio apareció la conformación de los sistemas financieros que dieron lugar al neoliberalismo donde la especulación empezó a ser más importante que el propio intercambio.

Esta descripción muy liviana de concepciones muy poderosas de la economía mundial, pretende resumir que la mayor parte de la historia se basó más en la primera y la última de las tres palabras clave que conforman la frase: “Economía” y “Mercado”.

Originalmente fue perdiendo peso la palabra “Social” porque era prácticamente una redundancia en un mundo donde obviamente las que comerciaban eran personas, se asociaba lo “social” con la gente económicamente activa y el “Mercado” con quienes ejercían el comercio, o sea personas físicas y jurídicas.

Ludwig Von Mises y Friedrik Von Hayek, pensadores de la Escuela Austríaca de Economía, sintetizaban diciendo: “el Mercado es la gente”.


Pasó el tiempo


Al irrumpir el desarrollo financiero, la gente fue perdiendo protagonismo ante los papeles de las acciones de las Bolsas de Valores, los bonos emitidos por los Estados, los plazos y los intereses.

Todo esto se confundió con la palabra “Mercado”, quedando fuera de este circuito mucha gente, por lo tanto lo “Social”, quedó de lado.

Pasamos a vivir en una “Economía de Mercado”, con muchos marginados.

Las teorías que compiten por justificar esto son muchas, así como también son muchos los favorecedores y los enemigos de estas corrientes.

Desde la “mano invisible” de Adam Smith hasta el intervencionismo estatal de John Maynhard Keynes, pasando por el Estado absolutista de Karl Marx.

Hoy, el mundo desarrollado está en crisis, sin embargo la misma frase toma fuerza aunque distinto significado para los países que supieron ver venir la “tormenta económica”.

La “Economía Social de Mercado” pasa a tener más el énfasis puesto en la “Economía Social” para incluir a aquellos que quedaron fuera de la posición económicamente activa del mercado.

La crisis financiera global está generando un cambio de paradigmas tendiente a una economía más humana, donde el mercado deja de ser especulativo y meramente competitivo para tender a convertirse en un ente más interactivo y solidario entre la gente que consume, gasta, viaja, valora, elige y disfruta de su vida socioeconómicamente activa, combinado esto con un Estado más fuertemente dedicado a contener a una parte importante de la sociedad que está fuera del sistema.

Por eso ganaron el Premio Nobel de Economía, hombres denominados “heterodoxos” como Joseph Stiglitz y Paul Krugmann, en la primera década de este Siglo.

Por eso la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde todavía no puede entender a la Argentina de hoy, y ellos sí.

Por eso Christine… no puede entender a Cristina.

Por eso un hombre surgido del CEMA, el instituto privado con más respaldo neoliberal de la Argentina, le dio el título de Licenciado en Economía a un señor que se llama Amado Boudou, quien va a ser Vicepresidente de la Nación por haber consolidado en nuestro país, un Modelo Nacional que se adaptó al cambio de paradigmas. Forjador del Anses como un Fondo Monetario Nacional.

Esto no hubiera sido realidad sin la capacidad política de quien ya está en la historia y se llamó Néstor Kirchner.

La continuidad de este modelo, heredado por su esposa tan visionaria como él, ahora abre el juego político a la llegada de un profesional de la Economía que conoce todas las herramientas para hacer frente a esta crisis que ya no es propia, sino global.

Cuando el presidente Kirchner asumió en 2003 dijo, el ministro de Economía soy yo. Ahora le toca a Boudou.


De la economía, para adentro


Esto es análisis de la política económica institucional de un país como Argentina que supo ser conducida adecuadamente para soportar estos cambios y que hoy sigue creciendo por encima del 8% anual sorprendiendo a todos.

Menos a China que la supera en crecimiento, y menos aún a América Latina que viene acompañando el resurgimiento de la región de la mano de sus líderes como Lula y Dilma en Brasil, Evo Morales en Bolivia, Alan García en Perú, Hugo Chávez en Venezuela, Santos en Colombia, Mujica en Uruguay, como lo fue Michelle Bachelet en Chile que no logró la continuidad deseada en sus cambios ahora con un más duro Piñera, en aceptarlos. Correa en Ecuador, Lugo en Paraguay y la lista puede continuar.

Esto es hacia afuera de la vida cotidiana de la gente, de los habitantes de cada país, de las empresas que deben seguir compitiendo, de las instituciones intermedias, de la comunidad en general.

La “Economía Social” ahora empieza a mirar hacia adentro de la vida de la gente, de la familia, de las empresas, donde también cambiaron las formas de relacionarse con los hijos, con los padres, así como con los empleados, los jerárquicos, los directores y los clientes.

Hacia adentro de las escuelas y las universidades, donde la educación también está sufriendo ese cambio sustancial de paradigmas.

Hacia adentro de la justicia.

Hacia adentro de los gobiernos y sus cuestionadas transparencias.

Hacia adentro de las condiciones sociales que se van modificando con el crecimiento económico no siempre parejo de los países emergentes como la Argentina.

Entender esto no resulta sencillo, por eso la comunicación profesional toma un rol fundamental en la tarea de promover los cambios y decodificarlos.

Las relaciones públicas en una “Economía Social de Mercado”, donde el mercado es la gente y no la especulación financiera, toman una fuerza y un potencial que no lo tenía hasta hace un tiempo, donde el consumo no era lo importante, sino el financiamiento abusivo y nada más.

Hoy las relaciones interpersonales e interinstitucionales son la clave para que la comunicación y el entendimiento fluyan a la par del dinero.

No obstante, esas acciones de las personas no se pueden medir, no son tangibles, se valoran con el ejercicio cotidiano de la vida de un país.

El mensaje positivo tiene un rol crucial, transversal, socialmente muy productivo de cara a los resultados de cada acción que surge desde cada gobierno, cada empresa, cada institución, cada familia, hacia la sociedad.

Finalmente, vivir en un país con un modelo nacional que funciona, le permite a los ciudadanos tomar buenas decisiones y generar hechos positivos, por más que estos no siempre se reflejen en los medios masivos de comunicación que todavía no están entendiendo este cambio.

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