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Suplemento Economía Domingo 20 de Agosto de 2023

Devaluando sin culpa

El Gobierno nacional devaluó más del 20 por ciento tras las PASO y dio lugar a una semana para el olvido, con una inflación que aceleró con todo.

Guillermo Briggiler

Por Guillermo Briggiler

El lunes pasado, al levantarnos, preparar el mate o el habitual café matinal y disponernos a mirar los resultados finales de la elección del domingo mientras planeamos la semana… ¡Zápate! Nos desayunamos con una devaluación del peso acompañada de una suba de tasas de interés que nos asustó a todos y desató una espiral de aumentos de precios y suspensiones de ventas, incluso locales que no abrieron sus puertas por un par de días.
Lo que temíamos, una devaluación sin plan, fogoneada por el Fondo Monetario, ocurrió. Probablemente planeada antes de las elecciones y ejecutada sin culpa al verse el ministro de Economía y candidato a presidente, derrotado en la primera contienda electoral, que lo dejó en un tercer puesto, aunque todavía falte mucho, muchísimo en términos económicos, para las elecciones generales, el eventual balotaje y el cambio de gobierno, del cual nos separan más de cien días. Lo que ocurre es que, de esta forma, puede culparse los candidatos ganadores y no al desmanejo de la economía por parte de la actual conducción económica.
Con la devaluación superior al 20 por ciento del tipo de cambio oficial, que pasó a más de $350 por dólar, se buscó conformar al FMI y en lugar de realizar micro (no tan micro) devaluaciones diarias, hacer una importante y de una vez, informando que no se movería más hasta el mes de octubre. Este tipo de cambio más alto beneficia al BCRA, escaso de reservas, ya que mejora el precio de las exportaciones y frena importaciones, buscando cumplir con el objetivo del FMI de acumular reservas.
Pero, por otro lado, empobrece a la población, en la misma proporción de la devaluación, es decir somos al menos un 22% más pobres que antes de que se tomara la medida. La reacción de los mercados al cambio de valores relativos forzado por el gobierno, fue una inmediata suba de precios que repercute fuertemente en los más necesitados. Pudimos chequear con varios mayoristas, incluso de primeras marcas, que la suba en alimentos fue de más del 20%, ya sea por aumento de precios o por quita de descuentos que había en las listas de precios. La inflación de los próximos meses será altísima (de dos dígitos), pero hay una limitante en la suba de precios: el salario. Los precios van a subir acompañando la devaluación, pero hay un límite, cuando las ventas caigan drásticamente, cuando esos precios no puedan ser convalidados por las personas, porque simplemente no pueden pagarse, comenzarán algunas ofertas, se destruirá capital de trabajo o los comercios cerrarán sus puertas, con el correspondiente desempleo generado, restricciones económicas y sueños destrozados.
El viernes por la noche el Ministerio de Economía llegó a un acuerdo con mayoristas y grandes supermercados, pero no con todos. Resolvió poner un tope del 5 por ciento mensual a los aumentos de precios para los próximos 90 días, a cambio de alivios fiscales para empresas, que de todos modos aceptan perder rentabilidad. En el plano de los anuncios y las intenciones todo bien, pero ¿se cumplirá? En el caso de los medicamentos, se selló un acuerdo para que no remarquen precios hasta el 31 de octubre. Habrá que ver cómo funciona, si funciona. 
Al menos el blue, que tras la devaluación aceleró con todo hasta superar los 800 pesos, se desinfló desde el miércoles y cerró a 720 en Buenos Aires -en interior un poco más-. 
Conjuntamente con esto, no se hizo esperar el pedido de paritarias para recomponer valores salariales. Mientras que quedan fuera de este paragua protector, todos los que trabajan de manera independiente y aquellos que dependen de la voluntad política para la que aumenten sus ingresos, nos referimos a jubilados, beneficiarios de asignaciones, planes, entre otros.
Al mismo tiempo que se devaluó y para cumplir con otro pedido del Fondo, de mantener la tasa positiva respecto de la inflación, se decidió una suba de tasas de interés buscando que disminuya el proceso de dolarización de depósitos. Se elevó la tasa de interés al 118%, la que sí es medida de manera efectiva supera el 200%. Por un lado, vemos que es una tasa de interés interesante para tener como opción para parte del portafolio de inversiones, pero por otro complica fuertemente el financiamiento, ya que éste es el costo de los depósitos que son la materia prima de los préstamos. Además, se genera emisión monetaria endógena, las Lelic generan interés que amplían el pasivo del BCRA, al subir la tasa aumentará este.
A menos de una semana de la devaluación realizada sin culpa, podemos concluir que la misma no ha sido exitosa, ya que los precios de los activos reales y financieros reaccionaron rápidamente, y solo se licuaron salarios. No hay soluciones mágicas, la única forma de frenar definitivamente la inflación es con un fuerte ajuste fiscal a las desmadradas cuentas de gasto del Estado Nacional.
Mientras tanto el ministro, sigue de candidato cantando la canción de Duki, …Estaba devaluando sin culpa, yo sé que en el fondo le gusta, no responde si el pueblo pregunta, que había pasado, en donde había estado, estaba devaluando sin culpa…

#BuenaSaludFinanciera
@ElcontadorB
@GuilleBriggiler

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