Por Claudio Giannetti
El cambio que está experimentando la Argentina, genera hacia todos los órdenes un reordenamiento estructural de la sociedad en su conjunto.
Como todo cambio implica crisis, distorsiones, alteraciones, pero por sobre todas las cosas, la gestación de una nueva mentalidad.
Cuando una sociedad va cambiando progresivamente su mentalidad, otrora conservadora, negativa, regresiva, pendiente del “próximo desastre”; hacia una nueva actitud proactiva, con inserción laboral creciente, alternativas productivas fehacientes, posibilidades de proyectar desde una familia hasta una empresa, ya no cree todo lo que le dicen, aquellos que tienen solamente intereses meramente económicos. Si no hay función social, no habrá consecuencia económica.
Me estoy refiriendo al “modus operandi” de los medios masivos de comunicación que, en la Argentina así como en el resto del mundo, viven de vender malas noticias. Si la noticia no es mala, no es noticia. Si la tapa del diario no muestra una catástrofe, vende mucho menos que si tiene la posibilidad de mostrarla. A tal punto condicionan a los lectores y audiencias, que todavía hay quienes están esperando, desde el 2001 a esta parte, que el dólar llegue a $10; o que la economía estalle en mil pedazos con una nueva hiperinflación; o que el próximo presidente dure 6 meses como le auguraron a Néstor Kirchner en el 2003. Mientras los que no les creyeron a esos medios, invirtieron, multiplicaron sus ganancias y oportunidades de negocios, consolidaron sus empleos, se hicieron su casa, tuvieron hijos o viajaron de vacaciones cuando pudieron, sin temores catastróficos.
Eso está cambiando con el avance tecnológico de los medios sociales de comunicación. Los medios masivos de comunicación quisieron inventar la palabra “demonización” y acabaron “demonizados por la gente”, porque perdieron credibilidad.
Hoy los blogs personales, facebook, twitter y muchos otros espacios de expresión de la gente común, están superando en interés general, la lectura de diarios tradicionales con “malas noticias”, con “carne podrida”, con “chorros de sangre”, con “comentarios agoreros”, con desprecio por el discernimiento del lector sobre la realidad que está viviendo.
Esto demuestra que la gente está harta de malas nuevas que siempre las hay, pero son minoritarias con respecto a las buenas nuevas siempre infinitamente mayores en volumen que las otras, y que predisponen a una mentalidad más abierta, positiva, entusiasta y emprendedora. La gente no sólo muestra sus fotos en facebook, sino que también opina, hace ofertas, critica, se expresa y disfruta.
Sin duda estamos en una etapa de cambios y por el éxito en el desarrollo de estos medios alternativos, los cambios son rápidos, eficaces, contundentes.
Hoy las páginas impresas de los diarios ya no muestran todo lo que se puede mostrar en la propia página web de los mismos diarios. Si una nota no está firmada en el papel, si le falta un copete, o un par de fotos más para ilustrar el contenido de lo expresado, el mismo lector ingresa a www.laopinion-rafaela.com.ar, por ejemplo, y lo puede mejorar, completar, llevarse todo lo que faltó en el papel.
Hoy se puede dar a la gente, lo que la sociedad demanda, y esto se puede hacer en una economía que funciona, que consume, que crece, genera ingresos, invierte, compra y vende, brinda servicios, hay mercado interno, hay mercados externos, hay proyección de consolidación de un modelo de país muy simple que se adelanta a lo que cualquiera desea para vivir.
El miedo al “desastre” que muchos se cansaron de anunciar sin que se cumpla, se va disipando claramente ante el horizonte de mayor cantidad de éxitos que de fracasos en la relaciones entre las instituciones y las personas.
En la historia, primero fueron los libros y los diarios, luego apareció la radio, más tarde la televisión y hoy nos acercamos a la perfección en la comunicación multimedial interpersonal, lo más importante de estos cambios es que ningún medio eliminó al otro, sino que cada uno se vio fortalecido por el desafío del surgimiento del otro y todos conviven actualmente para mejorar el discernimiento de los consumidores de información, que somos todos, con una nueva mentalidad, más positiva. Atención: no nos subestimemos.
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