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Sociales Martes 27 de Agosto de 2019

Diablo ¿dónde estás?

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REDACCION

Por REDACCION

(Por Miguel Pettinati). - La Sagrada Escritura nos habla del Reino de Dios, pero también del reino de Satanás (Mateo 12,26); nos habla del poder de Dios, único Señor del Universo, pero también del poder de las tinieblas ( Col 1,13); nos habla de los hijos de dios, pero también de los hijos del Diablo (Juan 8,44)(JLK).

Sin embargo, hay "cristianos" que, por no tener en cuenta la obra disgregadora del Diablo, no logran comprender la obra salvadora de Jesús.

Por cierto, el imperio del Diablo debía ser vencido por el plan salvífico de Dios. Cristo Jesús se encarnó en el seno virginal de María por obra del Espíritu Santo, vivió en el tiempo y se manifestó para destruir las obras del Diablo( 1 Juan 3,8), para liberar al ser humano de la esclavitud del Diablo e instaurar el Reina de Dios, después de haber destruido el reino de Satanás.

Pero, entre la primera venida de Cristo Jesús y su venida triunfal al final de los tiempos, el Diablo está activo como león al acecho y trata, por todos los medios, de arrastrar hacia su bando la mayor cantidad posible de personas; es una lucha que el maldito enemigo conduce con todo su furor, sabiendo que le queda poco tiempo (Apoc 12,12).

Querido lector: ¿de qué modo el Diablo se opone a Dios y a la salvación de Jesucristo?.

El Diablo se opone con infeliz audacia al Creador y a todo lo bueno, queriendo para sí el culto debido solamente a Dios, por eso, remeda las instituciones cristianas, y es anti Cristo y anti Iglesia.

De ese modo, el Diablo yace allí donde tiene sus templos, su culto, sus seguidores (a menudo, con pactos de sangre) y donde encuentra a personas débiles y fáciles de enredar. Así como Cristo Jesús, que es verdadero Dios y verdadero hombre, otorgó a sus apóstoles y a sus sucesores poderes especiales ordenado al bien de las almas y de los cuerpos, también el diablo, que es mentiroso y padre de la mentira (Juan 8,44), concede poderes a sus secuaces, para que procuren la ruina de las almas y las enfermedades de los cuerpos.

El 24 de mayo de 1987 el Papa Juan Pablo II visitó el santuario de San Miguel Arcángel y allí anunció esta lucha contra el Demonio, que caracteriza al arcángel San Miguel, es actual también hoy, porque el Demonio está siempre vivo y operante en el mundo. En efecto, el mal existe en él, el desorden que se presenta en la sociedad, la incoherencia de las personas, la ruptura interior de que son víctimas, no solamente las consecuencias del pecado original, sino también efecto de la acción infestadora y tenebrosa de Satanás.

Antes de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, el sacerdote y toda la asamblea se ponían de rodillas al final de la misa, para rezar una oración a la virgen María y otra a San Miguel Arcángel.

Esta última compuesta por el Papa León XIII, conviene recordarla y rezarla con devoción.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro auxilio contra las maldades e insidias del Demonio. ¡Pedimos suplicantes que Dios lo reprima! Y tú, príncipe de las milicias celestiales, con el poder recibido de Dios, arroja en el infierno a Satanás y a todos los demás espíritus malignos que merodean por el mundo para la perdición de las almas. Amén.


Oración de liberación, sanación

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, perdona mis pecados. Agua del costado de Cristo, lávame. ¡Mi  buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Libérame de las acechanzas del Demonio. En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a ti. Para que con tus santos apóstoles: Pedro, Pablo, Mato, Juan, Santiago y mamá María. Alabarte eternamente. Amén.

Pidamos todas las mañanas esta gracia: Cristo Jesús con el poder de tu resurrección libérame de la acechanza del Demonio. Amén.

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