Por Raúl Vigini
LP - Cuéntenos qué sucedió en su infancia que la llevara a ser documentalista.
S.M. - Tuve la suerte de tener una linda infancia de la cual tengo muchas imágenes. Parte de mi infancia además fue en Alejandra, al norte de Reconquista, provincia de Santa Fe. Nací en Jacinto Aráuz, provincia de La Pampa, de la que también tengo hermosas imágenes de las chacras de mis abuelos. El pueblo de René Favaloro, y a mí me trajo al mundo él en su clínica. Así que tengo cosas de historias para contar. La razón por la cual vivíamos en Santa Fe es que mi papá era pastor metodista y una de las iglesias está en esa localidad. Una iglesia -que creo ahora es monumento histórico- de paredes anchas, con campanario. Todas esas imágenes que uno siente que en algún momento le han calado muy hondo llevan a ser documentalista. Es como contar historias que los otros no ven o no se conocen.
LP - ¿Cuándo llega Buenos Aires?
S.M. - Cuando mis padres lo deciden por el trabajo de pastor. Y cuando uno hace los vínculos del secundario, después estudia, se queda. Pero siempre he vuelto, no tanto a Santa Fe donde no quedó familia, pero sí a La Pampa.
LP - ¿Cuando tuvo que estudiar qué decidió?
S.M. - Después del secundario elegí una carrera que me ha dado para comer porque soy contadora. Pero hace muchos años que me dedico a asociaciones civiles y fundaciones sin fines de lucro, asesorando.
LP - ¿Y el tema del documentalismo a partir de qué hecho se dio?
S.M. - Durante muchos años colaboré con mi marido, mi compañero Miguel Mirra, haciendo toda la parte de producción. Y bueno, después de tantos años cambié el rol y pasé a ser la realizadora. ¿Por qué? No sé. Tal vez en algún momento uno siente que llegó el instante para hacer otro tipo de cosas.
LP - ¿Compartieron los trabajos o cada uno lo hizo por su cuenta?
S.M. - En ambos documentales míos el que edita es Miguel, que para mí es un muy buen realizador pero además edita muy bien. Nos respetamos, pero después de treinta años de estar juntos, los límites se ponen un poco difusos. Lo conocí a él haciendo cine, yo comencé unos años después.
LP - ¿Cómo es su mirada y su trabajo a partir de los derechos humanos?
S.M. - Tanto Miguel como yo buscamos siempre reflejar la resistencia. Frente a cualquier avasallamiento de derechos humanos siempre hay alguien que resiste, y hay que situar ahí la mirada, en la gente que hace su historia, más que en la gente que por supuesto sufre y tiene un montón de problemas. Pero la gente hace su propia historia, con dignidad, con lucha, y es ahí donde queremos poner el ojo en general.
LP - ¿Tuvo algún inconveniente para concretar sus trabajos por los contenidos abordados?
S.M. - No. No. La verdad es que no que no hemos tenido problemas en ese sentido.
LP - ¿Alguna anécdota?
S.M. - Bueno, registrar a directores implica que a uno le den directivas y entonces me pasaba muy a menudo que me sugieran acerca de lo que hacía y había que consensuar el tema.
LP - Los mejores momentos de su vida.
S.M. - En el plano personal, como siempre, son los hijos. La vida en común mucho tiempo con un compañero también la rescato. Y en el plano profesional, lograr terminar los proyectos, y después un poco verlos como que tienen vida propia, y esperando que tengan vida propia, más allá de lo que uno pueda impulsarlos.
LP - ¿Lo pendiente?
S.M. - Tengo el proyecto de hacer Esa mirada II y estoy tratando de ver si el Incaa me da su apoyo y si no veremos cómo la hacemos. Y colaborar con Miguel en un proyecto muy interesante que tenemos del que ya hicimos un período de investigación sobre galeses y tehuelches, la relación particular que hubo en el sur entre la colonia galesa y los originarios, un poco probando que se podía coexistir con dos culturas muy diferentes sin necesidad de una conquista del desierto sangrienta.
LP - ¿Cómo la encuentra el presente con todo lo que está llevando adelante?
S.M. - Tratando de planear lo que vamos a hacer. Es un momento donde no estamos haciendo ningún documental sino que acabo de estrenar uno, Miguel va a estrenar otro. Estamos editando el libro y tratando de terminar un año un poquito complicado en varios aspectos. Pero hay que disfrutar de los logros porque no son fáciles.
LP - Como productora de documentales ¿cuál es su consejo para que puedan llegar a destino y el público tenga acceso a las salas?
S.M. - Primero que vean la particularidad de cada pueblo, de cada lugar, que es un poco lo que ya hablamos. Porque no es lo mismo proyectar en Buenos Aires que en un lugar más chico, o más al sur o más al norte. Lo primero es eso, lo segundo es que pongan amor en la difusión y en lo que hacen. Lo que a veces pasa es que no es un trabajo formal. La difusión del cine en los diferentes estamentos no es un trabajo formal. Requiere un cierto apego y un cierto afecto a lo que se hace y creo que eso es importante.
por Raúl Vigini
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.