Por Raúl Vigini
Lo que venimos siendo
Ingresar al edificio es transitar una suerte de túnel del tiempo donde podemos recorrer desde lo ancestral en quienes fueron los primeros habitantes de nuestro suelo hasta ingresar al mundo virtual para conocer los avatares de la Patria desde la actividad lúdica y didáctica. Un reservorio de miles de piezas de alto valor histórico cultural permite recrear nuestro pasado y analizar a la luz de sus protagonistas los ideales y el pensamiento de aquellos forjadores del destino de nuestro país. Visitamos las dependencias del lugar mientras conversamos con Viviana Melloni de Mallol, museóloga especializada en conservación con posgrado en historia del arte argentino y latinoamericano a cargo de la coordinación técnica, y Gabriela Rivero, arquitecta y museóloga con estudios de escenografía, responsable del área museográfica.
LP - ¿Cómo es la estructura organizativa del Museo Histórico Nacional?
V.M. - A partir de dos mil trece se hace cargo de la dirección Araceli Bellotta para la gestión del museo. Particularmente me convoca a mí como coordinadora técnica. El museo estaba en una situación un poco crítica de alguna manera porque no tenía un destino en cuanto a la guarda de las colecciones, entonces todo estaba un poco desordenado y destinado a un depósito, y las salas de exhibición realmente eran muy pocas. Había solamente dos salas, una que aglomeraba todo lo que se llamaba Tesoros y la sala del dormitorio de San Martín con una exposición temporaria que después se convirtió en permanente que era Huellas de la Independencia. Es por eso que una de las acciones fundamentales dentro de lo que es la gestión es tener las colecciones ordenadas. Si uno no conoce qué es lo que tiene y lo tiene en un estado de conservación que realmente facilita que estén permanentemente descuidadas no cumple el museo la función que tienen que tener todas estas instituciones que sin justamente para la buena guarda de los bienes culturales. Entonces a partir de allí se inició lo que se llama dentro de la museología un manejo integral que tenía que ver con ordenar la colección por tipologías, determinar un espacio acotado para eso y de esa manera poder cumplir con la ora función que tiene todo museo que es la de exhibir. Una vez que se pudo ordenar y armar una reserva específica para cada tipología, es decir que tenemos un sector destinado a obras pictóricas, otro destinado a armas, otro a textiles, a la guarda de mobiliarios, al tema de la numismática y de la medallística, y de esa manera es el único punto de partida para poder comenzar la gestión después de la exhibición. Cumplida esa meta de poder haber organizado las reservas de las cuales hoy cuentan con un patrimonio aproximadamente de diez mil objetos, más unas treinta mil monedas y medallas, más lo que es el archivo con cincuenta mil piezas y una biblioteca con más de diez mil títulos, se pudo organizar la puesta permanente.
LP - Si hablamos de exhibición de la historia pensamos en las transformaciones a través del tiempo, los conceptos, cómo se fueron modificando. ¿A qué se debe esa mirada diferente de mostrar la pieza del patrimonio?
V.M . - Todo eso va acompañado a los cambios visuales que vamos teniendo. Tiene que ver con modas, como sucede en nuestras casas. Lo fundamental dentro del proceso de la exposición es que sean las piezas las protagonistas en los museos. Nosotros lo que intentamos es hacer un relato donde de por sí hablen los objetos no solo desde a quién perteneció o porque estuvo en tal o cual batalla, sino que también todos los contenidos que trae en una pieza, porque uno puede hablar de economía a través de cómo eran las producciones, de dónde venían las fibras, cómo se hacían. Hay dos cosas en los cambios museográficos en estos lugares que tiene que ver con el revisionismo historiográfico, segundo tiene que ver con lo que es la nueva museología que a partir de los años setenta surge esta cuestión preguntándose qué es lo que la gente quiere venir a ver, entonces se empieza a trabajar más sobre los mensaje que uno tiene que dar. Tiene que ser muy concreto y no tendencioso porque lo que acá se invita es a que el visitante cuestione, se vaya con preguntas y sea reflexivo.
LP - Cuando el primer director Adolfo Carranza inicia esto con su colección, la historia nuestra era muy reciente y la conservación era incipiente. ¿En qué estado están los objetos que durante muchos años no tuvieron la preservación y el cuidado que hoy requiere esa disciplina en el arte?
V.M. - Nos pareció muy importante hacer un espacio destinado a Adolfo Carranza porque de alguna manera el visitante tiene que conocer cómo se crea este lugar y la concepción ideológica que había. Ahí mostramos el ideal que había, el determinado contexto de inmigrantes, el historiador Ernesto Quesada era el ideólogo dentro del patrimonio y las cuestiones de cómo presentar al museo. Obviamente que las piezas que llegaron, muchas ya de por sí porque eran piezas de uso, tenían ya un deterioro, y por otro lado los criterios de intervención de las piezas han ido variando a lo largo de la historia. A medida que fue avanzando la tecnología, tanto la conservación como la restauración tuvieron otros medios para poder identificar cómo eran los tratamientos. Hoy nos encontramos con el tema de las banderas que de por sí son materiales delicados por su uso propio a la intemperie, se ataban, el maltrato posible, o sea que no llegaron nuevas hasta acá, y muchas veces se aplicaron criterios de tratamiento como si fuesen cuadros entonces se las pegó. Es curioso porque con ese trato equivocado, hoy se ven, en cambio las que fueron guardadas y dobladas con la mejor protección están desintegradas. Y nos queda un gran desafío, investigar cómo se fabricaban esas telas. La colección de banderas es muy importante, tenemos más de sesenta. Y eso incluye la bandera de las comunidades negras que hemos decidido exhibir.
LP - ¿Qué falta representar en objetos que no llegaron a nuestros días?
V.M. - A veces la gente que viene, los historiadores, los estudiantes preguntan dónde está el pueblo en estos objetos. Lamentablemente no tenemos cosas de los que acompañaron a los procesos políticos como tampoco hay mucho de mujeres por eso la directora decidió colocar con nombre y apellido el aporte que hicieron en la Independencia incorporando qué había donado cada una y esas eran las publicaciones que aparecían en La Gazeta. Pero no tenemos elementos para representar los esclavos, los negros, los paisanos, los gauchos. Así fue concebido el museo por eso es importante entenderlo eso.
LP - Si pensamos en el visitante incrédulo nos podemos preguntar. ¿Quién me asegura que esa pieza es de ese protagonista de nuestra historia que se menciona en la información adjunta?
V.M. - Acá justamente tenemos un archivo que es el archivo histórico del museo y archivo histórico. Entonces todo lo que es fuente de información es el archivo histórico y que los primeros directores que formaron las colecciones eran muy prolijos. Cuando ellos se conectaban con una familia para obtener los objetos ya existe una carta, otra donde se responde que sí tienen esa pieza, y después la carta de donación. Por eso es importantísimo el archivo histórico en un museo. Esos cuadernitos que escribió Carranza y tenerlo actualizado y digitalizado para no perderlo. Estamos en proceso de todo eso. Ahí está la veracidad de que esa pieza es lo que es, a través de la documentación.
LP - ¿Si tenés que elegir una pieza del museo?
V.M. - Uh… y… yo me vinculé desde muy chica con este museo y una de las cosas que cuando llegué y no estaba era el sable de San Martín. Lo veía al lado de su catre… y cuando estaba la réplica no era lo mismo. Y hoy es muy emotivo que vuelva como tuvo que ser, y con los ganaderos, es una pieza que nos transmite, porque nosotros tenemos ese don de poder sentir. La verdad… cuando estamos con el falucho… tenemos piel de gallina…
LP - Gabriela Rivero, ¿cuál es tu actividad en el equipo del museo?
G.R. - Participo en el área de museografía. Mi tarea es diseñar parte de la exposición. Soy la que plasmo en papel las ideas de Viviana. Las ideamos en conjunto pero generalmente son las de ella que es la que lleva la guía del museo en lo expositivo. Es como un placer poder trabajar en esto, hacer lo que uno quiere, y dibujar que es lo que a mí me gusta es bárbaro.
LP - ¿Una pieza que destaques de este patrimonio?
G.R. - Es difícil poder elegir una pieza en sí porque si elijo la bañera de Rosas, que yo la quería exponer pero pesaba una tonelada, me encanta eso, pero no sabés si está bien o está mal hacer esa historia, ¿elijo la guitarra de Manuelita?, y te ponés a pensar en eso. En realidad mis piezas preferidas son las pistolas de Belgrano. Me parece que al verlas, él está ahí, y el sable también tiene mucha carga pero las pistolas de Belgrano…, yo que vi el chaleco allá en Luján, con ese cuerpito tan chiquito y decir este tipo con todo el valor, tan chico y tan grande a la vez…
por Raúl Vigini
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