Por Raúl Vigini
Con la mirada puesta en la nostalgia de los años que han pasado, el recuerdo de aquella infancia y la pasión por los autos les permitieron sumar voluntades así como esfuerzos mancomunados y le dieron forma a un proyecto que se hizo realidad con el aporte que cada uno venía desarrollando desde lo personal. Hoy el espacio recrea formas, momentos, escenas, lugares donde el asombro va de la mano de la magia de esos tiempos idos que renacen en el lugar. Visitamos la entidad y conversamos con Gisela Spadafora, encargada de Relaciones Institucionales de la Fundación Museo del Automóvil de la Ciudad de Buenos Aires quien recibió con la gentileza que la caracteriza a LA PALABRA.
LP - ¿Cómo estuvo integrado el lote de los primeros autos exhibidos?
G.S. - Muchos los fueron restaurando a lo largo del tiempo, no recuerdo que los hayan encontrado para el estado de exhibición. Muchos de ellos han restaurado al automóvil y luego lo han presentado.
LP - ¿Eso fue previo a la creación del museo?
G.S. - Claro, cada uno fue adquiriendo sus automóviles, fueron restaurándolos a lo largo del tiempo, y mientras se fueron juntando muchos objetos antiguos como aquí se pueden ver y quizás van a encontrar en algunas escenografías. Luego se consiguió el lugar que era una fábrica de soda que después de un tiempo se reformó y se armó lo que es el Museo del Automóvil.
LP - ¿Qué cantidad de vehículos tienen?
G.S. - Aproximadamente entre cincuenta y sesenta unidades, entre automóviles y motos.
LP - ¿El museo tiene propiedad sobre los vehículos que muestra o algunos están cedidos en préstamo?
G.S. - Todos los automóviles forman parte del museo y además de gente que está en el consejo de administración del museo. Y en algunos casos se reciben donaciones. En la planta alta tenemos un Dodge 1500 de una familia que no lo quiso vender en su momento ni tenerlo la esposa porque era de un señor que falleció y tenerlo en la casa no quería porque le traía recuerdos, entonces esta en este lugar donde ellos cada tanto vienen, lo ven, y está bajo techo.
LP - ¿Y los deportivos?
G.S. - Tenemos de Turismo Carretera, Sport Prototipo, Fórmula Uno, monoposto motor delantero, una amplia variedad de lo que refleja la historia, las páginas doradas del automovilismo. En la parte de Oscar Alfredo Gálvez contamos con “La Empanada”, la Ford de 1934, y en este momento contamos con la reproducción del auto que corriera Juan Gálvez, la Ford de 1940, y en el espacio de Fangio tenemos el Chevrolet de 1939 y a su lado está el Torino número 1 de las “84 horas de Nürburgring”. En una carpa externa al museo tenemos los Fórmula Uno -el Trueno Sprint que salió campeón de las 500 Millas de Rafaela en el 1970 y 1971 de la mano de Jorge Cupeiro- el trueno Shell que corría Néstor Jesús García Veiga y también Faverio, tenemos dos Berta Tornado que lo corrieron Jorge Ternengo y Luis Di Palma de 1972, y está el Sport Prototipo Avante Tornado, hay una Liebre. Una amplia variedad de autos que llenaron las páginas de la historia en el país, los Turismo Carretera antiguos, algo de Baquet que fueron los antiguos turismo carretera por caminos de tierra, es como para ir completando la muestra del automóvil en todas la facetas que éste comprende, en automóviles clásicos, en deportivos, en hot rod para los amantes de esta clase tan atractiva.
LP - Después viene el mantenimiento. ¿Cómo se logra con esta cantidad de vehículos y objetos?
G.S. - Todos los autos que van a encontrar en el museo funcionan. De a poquito y de acuerdo al tiempo que disponemos .porque somos una fundación que no tiene subsidios y con un grupo de personas pequeño que está trabajando- cuando no tenemos época de exhibiciones, exposiciones o algún evento muy importante, tratamos de poner énfasis en algún auto que nos haya quedado pendiente o vamos anotando a ver qué tipo de auto es el que necesita un poco de cuidado o de mantenimiento…
LP - Que va más allá del motor…
G.S. - El tema del tapizado uno lo cuida porque están en exhibición y tratamos de que no se abran mucho las puertas, pero ir viendo sobre todos los de competición, la bomba de nafta, el tanque de nafta, eso es un poco más complicado. Entonces tratamos de participar en los eventos de velocidad para que eso sea un poco más seguido y mejor el mantenimiento.
LP - ¿Cómo se constituye el equipo de trabajo de ustedes para restaurar?
G.S. - En nuestro taller tenemos mecánicos, chapistas, y tratamos de hacerlo todo nosotros. Es gente que está trabajando con nosotros desde el comienzo del museo, hay algunos que por cuestiones de edad quizás ya no están, pero siempre está el ayudante que termina luego adquiriendo el oficio.
LP - ¿En el caso de coches extranjeros tienen posibilidades de pedir repuestos originales como en los antiguos?
G.S. - Ultimamente tratamos de fabricar todo nosotros, en su momento eran otras épocas y era más fácil conseguir algunas piezas que acá no había, pero ahora vamos al tornero como corresponde en el trabajo artesanal.
LP - ¿Cuál es el futuro de la entidad?
G.S. - Tenemos muchos proyectos, se acercó un amigo -el doctor Jorge Girotti- que viendo el museo y compartiendo la pasión, contribuyó que se ha creado una comisión de amigos. Cuando nos interiorizamos un poquito más en el tema nos enteramos que no hay museo en el mundo que no tenga su comisión de amigos, en la cual hacemos charlas mensuales, viene la gente, participa, se pueden adherir al servicio de abono, y es para recaudar fondos para que el museo siga creciendo. Tenemos muchos proyectos para seguir haciendo nuevas restauraciones y poder ir agrandándonos cada vez más.
LP - Tu auto preferido en el museo…
G.S. - Me tocaron los sentimientos porque hay muchos… pero bueno… uno es el de mis padres, un Ford de 1942 color azul que en este momento está armado como Street rod, fue uno de los preferidos míos porque de chiquita era donde me llevaban a pasear.
por Raúl Vigini
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