Por REDACCION
CURITIBA, 11 (AFP-NA). - El expresidente Luiz
Inácio Lula da Silva prestó declaración el miércoles en Curitiba durante unas cinco horas ante el juez anticorrupción Sergio
Moro, a cargo del caso Petrobras y también conocido como Lava Jato, en un juicio que puede abortar
sus pretensiones de volver al poder en 2018.
La ciudad de Curitiba vivió una jornada de tensiones, con miles
de partidarios de Lula en sus calles y un fuerte despliegue de
seguridad.
Al llegar al tribunal el exsindicalista -de 71 años- y cofundador del
Partido de los Trabajadores (PT), vestido de traje oscuro y
corbata con los colores de Brasil, saludó a los manifestantes, que
coreaban: "¡Lula guerrero del pueblo brasilero!".
La policía vedó el acceso a quienes no tuviesen que ver con el
proceso, e incluso a los residentes de esta zona de Curitiba,
denominada ya la "capital de la Operación Lava Jato", por el
nombre de la investigación que desveló una red de sobornos pagados
por constructoras a políticos y partidos para obtener licitaciones
en la estatal Petrobras.
Moro busca determinar si Lula es propietario de un apartamento
tríplex en el balneario de Guarujá, en Sao Paulo, que habría
recibido de la constructora OAS a cambio de "ventajas indebidas".
La sentencia debería conocerse en un plazo de 45 a 60 días,
aunque algunos analistas apuntan que podría ser en apenas un mes.
El expediente, conocido como el "apartamento de Guarujá", es
una de las cinco acusaciones que hasta el momento pesan contra
Lula por corrupción pasiva, lavado de dinero, tráfico de
influencias y obstrucción a la justicia.
De acuerdo con las leyes brasileñas, Lula no podría postularse
a las elecciones de octubre de 2018 si una eventual condena es
ratificada en segunda instancia. El exmandatario niega todos los cargos y afirma que se trata de
una persecución para impedirle volver al poder.
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