Por CAPSF
Hoy, un siglo después de aquellos primeros pasos de una escuela pionera que parecía cosa de locos, sus profesores copan los manuales de historia del arte moderno. Las obras de exalumnos y exprofesores —de Kandinsky a Marcel Breuer, pasando por Anni Albers o Marianne Brandt— alcanzan las cotizaciones más disparadas en las subastas. Sus edificios cúbicos y sin ornamentos siguen pareciendo futuristas. El mobiliario de tubo metálico continúa asociándose a la vanguardia, y las tipografías actuales beben todavía de la limpieza de las que empleaba esta legendaria escuela.
Poder vivir todo esto en contacto directo, fue para Natalia Kuschnir, una experiencia inolvidable. “Entrar en las casas de los maestros o pasear por la escuela que explica, sin teorías, lo que puede llegar a ser la mejor arquitectura moderna: espacios funcionales donde moverse, instalarse, trabajar y vivir mejor.”, señala la arquitecta, quien visitó hace unos años el edificio de la Bauhaus en Dessau, Alemania.
Para Natalia este destino figuraba entre sus “pendientes importantes” luego de recorrer varios puntos europeos junto a su pareja, Mauricio Mailhou, con quien también comparte la pasión por la arquitectura.
“Para nosotros Dessau era un destino planificado, ya que nos impulsaba ir a conocer de primera mano todo aquello que alguna vez habíamos visto en la facultad y por su valor, tanto en la historia universal como en la transformación de la arquitectura y el diseño en general. De aquí salieron modelos y propuestas que actualmente rigen muchas cosas de nuestra vida cotidiana” cuenta la arquitecta Kuschnir.
En su recorrido, que duró dos días, la pareja de arquitectos pudieron conocer las instalaciones de la que fue la escuela: sus talleres, laboratorios, salas, auditorios, casas de los maestros y las mismas habitaciones del internado donde vivían los estudiantes, hoy disponibles como una especie de hostel para que los turistas se puedan alojar.
Como bien lo pudieron describir otros apasionados del diseño y la arquitectura, esta institución cambió para siempre el cómo nos sentamos, tomamos café, leemos, escribimos e incluso como miramos por la ventana. “Cada esquina, cada columna, cada ventana, cada color que se pueden ver en todo el complejo de la Bauhaus es un festín para los sentidos.” recuerda Natalia.
Conjunto de viviendas Bauhaus
El conjunto de viviendas para los Maestros de la Bauhaus se levantó en el año de 1925 dentro de un terreno muy cercano al Edificio de la Bauhaus en Dessau. Una de las viviendas sería para el maestro Gropius y las otras tres serían viviendas pareadas una de Moholy-Nagy/Feninger otra de Muche/Schelemer y la tercera de Kandinsky/Klee. Tanto el edificio principal como las Casas de los Maestros fueron construidas como manifestaciones de la “vida moderna”: estaban compuestas por formas claras y cúbicas, con grandes ventanales, la simplicidad de su criterio estético abarcaba todo, desde sus fachadas a los tiradores de las puertas, las estanterías, sillas, la cocina o a la lavadora.
El diseño sobrio de BAUHAUS se considera el inicio del modernismo: mucho cristal, ventanas grandes y colores primarios. En 1919 impulsados por una idea de utopía social se fundó a escuela de diseño BAUHAUS que rompió de raíz con los conceptos tradicionales. Los arquitectos de la Bauhaus defendían la vivienda digna al alcance de todos, una idea revolucionaria en aquel entonces. Al implementar la construcción estandarizada y en serie, lograron abaratar los costos para que más gente pudiera acceder a la vivienda.
"A ver si llueve" por Mauricio Mailhou
Natalia Kuschnir
Titular en OUKU Arquitectos
www.facebook.com/OUKU.arquitectos
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