Por REDACCION
La Sociedad Rural de Rafaela terminó una nueva edición con un saldo absolutamente positivo al ratificar, una vez más, su importancia como un escenario para vincular al campo y a la ciudad pero también a los que labran la tierra y el universo de proveedores que necesitan para desarrollar sus actividades rurales. Las empresas expositoras cerraron negocios, quizás no en la cantidad que hubiesen esperado, pero participar de la muestra les garantiza alguna venta y además estar cerca de sus clientes habituales y ampliar su cartera, más allá de la crisis económica que moldea un gran malhumor social.
La coyuntura argentina no es la mejor porque de las proyecciones de crecimiento para este 2018 se pasó a un año de caída del nivel de actividad económica. La pérdida de confianza de los consumidores y la cautela de las empresas, a lo que se suman los nuevos escándalos de corrupción que golpean al país, dominan la agenda pública en la que no abundan las noticias positivas que permitan aumentar los niveles de esperanza de un porvenir más agradable.
De todos modos, lo que vale destacar es que detrás de la exposición anual de la Sociedad Rural de esta ciudad hay una gran labor organizativa. Un grupo de dirigentes y colaboradores de la entidad se comprometen con su tiempo, su esfuerzo y su creatividad para hacer la tarea necesaria para montar una muestra.
Más de 250 expositores confiaron en el potencial de la propuesta y se instalaron durante cuatro días en el predio de avenida Brasil para exhibir lo que hacen y tratar de que les vaya bien, tan simple como eso.
Cada expositor invierte un poco más o un poco menos, lo cual derrama dineros sobre una red de pequeños comercios y empresas vinculadas a la imagen, como un diseñador, una carpintería o una imprenta entre tantas otras, o el montaje de un stand. Así que desde esta perspectiva, la Expo Rural ya deja ganancias por sus efectos multiplicadores. Incluso el sector de la hotelería y la gastronomía que se beneficia con cada evento de la ciudad aumenta su nivel de actividad con la Expo de la Rural.
Además, no muchos dirigentes recuerdan una muestra rafaelina en la que se hayan ocupado todos los corrales con ganado vacuno. El sector norte del predio estaba copado por la hacienda y una inusual cantidad de peones y rollos para alimentar tanta cantidad de animales.
Al enorme movimiento económico que dinamiza el entramado del comercio de la ciudad y de la región, la Expo Rural le agrega su importancia como tribuna política sectorial: es una platea en la que el campo fija sus objetivos, elogia si lo considera necesario o reclama si advierte que el Estado en todos sus niveles no responde a las expectativas generales o en particular de los productores agropecuarios. Y en especial el acto de inauguración permite que la dirigencia de la entidad organizadora presente un discurso que contiene los intereses de los ruralistas de esta región.
En este caso el presidente de la Sociedad Rural, Pedro Rostagno, disparó en su discurso las verdades del campo. Lamentó que en la Argentina se cierren un tambo por día sin que las autoridades gubernamentales, las que estuvieron antes del 2015 o las que asumieron a finales de ese año, hayan podido generar un plan con cimientos firmes donde asentar el negocio de la lechería. El dirigente advirtió que sin mercados institucionalizados, sin reglas claras y sin previsibilidad no hay forma de evitar el proceso de cierre de establecimientos tamberos.
Si bien destacó que el Gobierno nacional cumplió los compromisos asumidos en materia de retenciones, Rostagno deslizó que la tormenta que afecta a la economía desestabiliza la actividad agropecuaria. La inflación, la presión impositiva y los ajustes recortan o anual las posibilidades de crecer, consignó. Y en materia de obras de infraestructura, el titular de la Rural pidió algo razonable, que los proyectos pasen de los planos a la realidad en el tiempo establecido. La alusión fue directa a la reconversión de la Ruta 34 en autopista que comenzó y nadie sabe si terminará o cuándo estará lista. Y teniendo en cuenta que está por empezar el reacondicionamiento de la Cuenca del Vila-Cululú y la Cañada Sunchales, que espera de una buena vez por todas un plan integral que permita mitigar las inundaciones en períodos de abundantes lluvias.
El respaldo masivo de los rafaelinos a esta nueva edición de la Expo Rural también es una ratificación de confianza. Porque muchos no van a ver tractores ni cosechadoras, pero sí a encontrar las últimas novedades de las concesionarias de autos. O bien simplemente a pasear por ese gran centro comercial a cielo abierto que ofrece por cuatro días la muestra o disfrutar de un espectáculo de primer nivel como el que ofrecen Los Palmeras. Por todo, el balance es altamente favorable.
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