Por REDACCION
La problemática de la migración forzada de personas continúa entre los primeros lugares de la agenda de la gobernanza mundial, lo que puede interpretarse como bueno y malo a la vez. Lo negativo es que este fenómeno se mantiene y se profundiza por distintas razones, guerras como Ucrania, cambio climático o pobreza extrema entre otras. Lo positivo es que la comunidad internacional lo tiene en su orden de tareas, lo que implica la realización de distintas acciones para mitigar el drama.
Cada 18 de diciembre de cada año se conmemora el Día Internacional del Migrante, establecido por la ONU, organización que asegura que más de 280 millones de personas han abandonado sus hogares “en busca de una mejor vida”. Sin embargo, la cifra también comprende a miles de quienes han huido de guerras, hambruna y otras carencias. En los últimos ocho años, al menos 51.000 personas han muerto en un intento por cruzar las fronteras dice el informe actualizado sobre la problemática.
Si bien migrar es un derecho, tal como lo sostiene la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, no todos pueden hacerlo de la misma manera, ni si quiera bajo la garantía de proteger sus vidas. El secretario General de la ONU, Antonio Guterres, asegura que más del 80% de quienes cruzan las fronteras de manera segura y ordenada son poderosos impulsores del "crecimiento económico, el dinamismo y la comprensión".
Sin embargo, en un contexto de guerras, pobreza extrema, desigualdad, hambruna, falta de consensos entre gobiernos y requisitos difíciles de cumplir por parte de los más vulnerables, entre otros, cruzar fronteras se ha convertido en la línea divisoria entre buscar mejores condiciones de vida o perderla en el intento. Es la situación a la que por años se han visto sometidos miles de personas que intentan llegar a Europa desde países de Medio Oriente y el Norte de África, a bordo de embarcaciones precarias. El mismo panorama se registra para quienes asumen el peligroso trayecto por vía terrestre desde países de Latinoamérica con rumbo a Estados Unidos, un destino al que no todos logran llegar.
La migración no regulada a lo largo de rutas cada vez más peligrosas, el cruel reino de los traficantes, continúa generando un costo terrible, reconoció Guterres en su mensaje. Muertes y desapariciones son el lamentable común denominador de las peligrosas rutas para migrar. Los números en este sentido siguen creciendo día a día, pero detrás de cada cifra hay un ser humano. Una hermana, un hermano, una hija, un hijo, una madre o un padre, señaló el titular de la ONU al recordar que los derechos de los migrantes son derechos humanos, que deben ser respetados sin discriminación, e independientemente de si su movimiento es forzado, voluntario o autorizado formalmente.
En el reporte del organismo se afirma que en la actualidad no hay una crisis migratoria sino que existe una crisis de solidaridad. Al respecto, Guterres pidió mayores esfuerzos de búsqueda y rescate, atención médica y vías de migración basadas en derechos ampliadas y diversificadas.
Con respecto a la migración originada principalmente por motivos económicos y de inseguridad desde América Latina a Estados Unidos, la ONU admite que es una situación de larga data, también evidenciada en las denominadas caravanas de migrantes, predominantemente conformadas por personas provenientes de Centroamérica. Pero en los últimos años se ha registrado una mayor visibilización de ciudadanos de Colombia, Haití y Venezuela, que intentan atravesar el denominado ‘hueco’, en la frontera entre México y EE. UU..
En el marco del Día del Migrante, el objetivo de la comunidad internacional es que la migración sea una opción y no una necesidad. Por ahora la raíz de las migraciones forzadas sigue sin resolverse y es una cuenta pendiente sobre la cual es imperativo redoblar esfuerzos.
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