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Editorial Domingo 28 de Mayo de 2017

Pueblo sin festejos

Monseñor Poli tuvo al jueves un fuerte pronunciamiento sobre la situación social.

REDACCION

Por REDACCION

Las críticas del arzobispo de la ciudad de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, monseñor Mario Poli, contenido central de la homilía pronunciada el jueves pasado en la Catedral metropolitana durante la celebración de la fecha patria, y cara a cara con el presidente Mauricio Macri, fueron sin dudas uno de los aspectos salientes de una jornada que a la vez incluyó una serie de actos políticos de diferentes agrupaciones, que constituyeron prácticamente el inicio de las campañas electorales para los comicios que tendremos el 13 de agosto con las primarias y el 22 de octubre con las generales.

Sostuvo el prelado que una buena parte de los argentinos "no posee igualdad de oportunidades y carece de lo necesario para tener una vida digna", recordando también en tal sentido como "la inequidad genera violencia".

En esa misma dirección y para avanzar con más puntualizaciones sobre la complicada situación social, rescató que "las estadísticas veraces son muy buenas, porque nos advierten dónde estamos parados y nos animan a encarar soluciones", aludiendo a la normalización que tiene hoy el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, una responsabilidad del actual gobierno, que logró así corregir las manipulaciones que el organismo tuvo a partir de 2007, engañando entre otras cosas, sobre las cifras de la pobreza, ocultando de tal forma un grave problema que en este momento fue puesto totalmente en la superficie, con la conocida cantidad de 32,3% de pobres, viniendo al 29,1% de la anterior gestión de gobierno, que concluyó su actuación el 10 de diciembre de 2015.

Sobre el tema, monseñor Poli enfocó diciendo que "no obstante, los porcentajes invisibilizan  el dolor de las familias que sufren la postergación y el desánimo. Eso se supera sólo por la cercanía fraterna y cordial de otro argentino". Siendo así que "en el día que renovamos el deseo de ser una nación que incluya a todos, me parece oportuno señalar que la solución a nuestros desafíos internos, que algunos estadistas la llaman deuda social interna, depende prioritariamente de nosotros", recalcando que "todos apostamos a políticas de Estado que sostengan en el tiempo un desarrollo humano, integral y respetuoso de la creación, que se espeja maravillosamente en el territorio nacional".

Todas estas puntualizaciones críticas del arzobispo, pronunciadas frente a la cúpula del gobierno nacional, no provocaron reacciones posteriores, ni tampoco respuestas, habiendo sido asimiladas como un llamado que en realidad se comparte y al que se está procurando buscarle la solución más pronta posible. Así quedó establecido, con posterioridad, ante una voz muy representativa del gobierno, como la del jefe de Gabinete Marcos Peña.

Poli invocó a la Virgen de Luján en ayuda de gobernantes y pueblo para que "se hagan fuertes en la adversidad, superando la confrontación que nos roba la esperanza y a buscar por el fecundo y arduo camino del diálogo un consenso creativo tan necesario para que se haga realidad el progreso de nuestra nación". Quedó claro, que esta convocatoria a intensificar el diálogo es el camino que ve la Iglesia para ir cerrando la profunda grieta que divide a los argentinos y que resulta tan perjudicial para enfilar hacia las soluciones.

"Dolorosamente hemos aprendido en nuestra historia -abundó el Cardenal primado-  que la inequidad genera violencia. Y si bien las soluciones demandan en primer lugar la intervención de las instituciones del Estado, de igual modo nadie puede sentirse excluido de hacer algo por el prójimo, compartiendo generosamente tiempo, talentos y dineros, como los próceres de la Revolución y la Independencia que pensaron en nosotros". 

La propuesta del religioso fue "volver a confiar y apostar a las reservas morales y espirituales de nuestro pueblo, como así también en su capacidad de trabajo e ingenio científico, que le ha permitido sobreponerse a tantas promesas incumplidas, fracasos y postergaciones".

En realidad, aunque describiendo toda esta perspectiva con mucha crudeza, monseñor Poli no aportó nada novedoso, pues tanto se conoce la realidad de este momento como la pasada, y no sólo del ciclo de la administración anterior, sino también las que las precedieron. Es que allí se enhebran las promesas incumplidas y los fracasos.

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