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Editorial Viernes 11 de Mayo de 2012

Población y recursos

Editorial

Redacción

Por Redacción

En el próximo mes de junio, en Río de Janeiro, se reunirá la cumbre mundial sobre clima y medio ambiente. Uno de los pedidos que será tratado en esa oportunidad proviene de un estudio realizado por la academia científica Royal Society de Londres, que bajo la dirección del biólogo y premio Nobel John Sulston y la participación de una importante presencia de calificados científicos, arribó a la conclusión que "el aumento de la población en los países en desarrollo y las pautas actuales de consumo en las naciones ricas, pueden arrastrar al planeta al caos ambiental y económico". Es que estos dos aspectos, tanto el crecimiento demográfico como el consumo voraz, de acuerdo coinciden todos los informes conocidos al respecto -más allá del comentado- han puesto al mundo bajo una presión prácticamente intolerable.

Los expertos de la Royal, que trabajaron durante casi dos años en la elaboración de este estudio que será considerado en la cumbre de Río, profundizaron el análisis de las principales características, tales como  las tendencias económicas y ambientales, tratando de avizorar el futuro que le aguarda a la humanidad en los 100 años que vienen. De más está decir que de continuarse a este ritmo, el pronóstico es realmente sombrío y lleno de interrogantes.

"People and the Planet", tal el título del informe divulgado con anticipación y que será central en el tratamiento en la cercana cumbre, destaca que "la población nunca ha sido tan alta, los niveles de consumo no tienen precedentes y los cambios que se están produciendo en el medio ambiente son muy vastos", enfatizándose -como forma de seria advertencia- que "el siglo XXI es un período crítico para la humanidad y el planeta".

Por la forma en que va ampliándose la población del planeta, de manera realmente vertiginosa especialmente en los países en vías de desarrollo, este tema ya no puede ser considerado separadamente del medio ambiente y de la economía, ya que todo se encuentra estrechamente relacionado entre sí. Una de las propuestas sostiene "podemos optar por volver a equilibrar el uso de los recursos con un modelo más equitativo de consumo, por replantear nuestros valores económicos para que reflejen de verdad lo que significa el consumo para nuestro planeta, ayudando a los individuos de todo el mundo a tomar opciones reproductivas informadas y libres", para extenderse diciendo que "o podemos optar por no hacer nada, quedando a la deriva en una perspectiva de males económicos, sociopolíticos y ambientales, lo que lleva a un futuro más desigual e inhóspito".

Para tener una idea mucho más precisa respecto a la evolución vertiginosa que viene teniendo la población mundial, tenemos por ejemplo que apenas en 1950 -sólo 62 años atrás- había 3.000 millones de personas, pero ya en 2007 se había alcanzado los 7.000 millones, siendo muy probable que en 2050, solamente un siglo después de aquel comienzo en el recuento de 1950, ya se alcance los 9.500 millones de individuos. Es realmente explosiva la expansión, absolutamente descontrolada, pues en apenas un siglo -una insignificancia en la dimensión de la existencia de la tierra y la humanidad- la población será triplicada.

Una comparación muy interesante, es que de aquí a 2050 -apenas dentro de 38 años- es como si cada 5 días surgiera en el mundo una nueva ciudad de un millón de habitantes.

Como la demografía es una cuestión que hasta ahora no ha recibido demasiada atención en los eventos internacionales donde se tratan estas cuestiones, incluso en las grandes cumbres, como será la de Río entre el 20 al 22 de junio venidero, es que se pretende que el tema sea incluido como central dentro de las discusiones.

Como la capacidad de la tierra para satisfacer las necesidades de la gente tiene un límite, salvo -claro está- que aparezcan nuevas formas alternativas aún no explotadas, como los recursos y posibilidades que ofrecen los océanos y mares, es que resulta urgente comenzar a tratar en profundidad esta problemática, que por ahora no tiene una perspectiva de solución, al menos viable.

La desigualdad en el uso de los recursos es central, pues en la actualidad existen diferencias enormes, ya que los países ricos son no sólo los mayores consumidores de recursos sino también en la generación de desperdicios, pudiéndose citar el ejemplo que un niño en el mundo desarrollado utiliza entre 30 y 50 veces más agua que uno similar en un país en vías de desarrollo. E igual sucede con las emisiones de dióxido de carbono, 50 veces superiores en los países ricos.

Sin dudas, mucho por tratar y comenzar a buscarle soluciones.

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