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Editorial Sábado 12 de Julio de 2014

Papa y naturaleza

Aun cuando habló de desempleo, relaciones de padres e hijos y otros temas, el Papa puso especial énfasis en la defensa de la naturaleza.

REDACCION

Por REDACCION

La destrucción de los bosques tropicales de América del Sur y otras formas de explotación del medio ambiente fue calificados pecados de la era moderna por el Papa Francisco, al dar un discurso en la Universidad de Molise, ubicada en una región agrícola e industrial del sur de Italia. Tras aquella puntualización, una síntesis muy ajustada y certera del jefe de la Iglesia fue el reclamo en el sentido de permitir que la tierra ofrezca sus frutos sin ser explotada, a lo que calificó como "uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo: pasar a un tipo de desarrollo que respete la creación".

Recordó el Papa que al hablar de América recordaba a su tierra natal, como lo hace habitualmente al referirse a una diversidad de temas, tal como el reciente de la corrupción, que si bien son generalizados parecen tener un direccionamiento hacia nuestro país. Al menos, es lo que se permite presumir, aunque en este caso exacta del medio ambiente, el mismo prelado lo sostuvo con todas sus letras. Fue allí cuando manifestó  "tantos bosques talados que ahora son tierras que ya no pueden dar vida. Este es nuestro pecado, explotar la tierra y no dejarle regalarnos lo que tiene para nosotros", siendo declaraciones espontáneas y surgidas en el momento.

Debe puntualizarse que la elección del nombre Francisco, no sólo tiene que ver con los animales sino también con el medio ambiente, y que actualmente se encuentra escribiendo una encíclica referida a la relación del hombre con la naturaleza. No fue esta la primera vez que el Papa Francisco abordó el tema de la preservación del medio ambiente, al que considera con especial deferencia e interés, todo lo cual habrá de volcar en la encíclica en cuestión.

Uno de los aspectos positivos de esta aparición pública del prelado fue que exhibió un muy estado, recordando ante la gente que sus problemas en tal sentido fueron leves y que habían sido superados, quedando a la vista de todos, resultando en definitiva una muy buena noticia. También aprovechó para dirigirse a los padres, instándolos a que pasen más tiempo con sus hijos, algo que también viene haciéndolo cada vez que puede y en especial al mantener cercanía con las personas que se acercan a él.

Tampoco pasó desapercibida lo que calificó como "lacra" del desempleo, haciendo hincapié en "la responsabilidad de las instituciones y del ámbito financiero y empresarial" frente al gran desafío que constituye buscar solución para que todos puedan tener un trabajo digno que les permita la subsistencia. Concretamente señaló que "frente a las situaciones de precariedad material y espiritual, especialmente frente al desempleo, una lacra que exige esfuerzos y valor por parte de todo el mundo".

La región que visitaba el Papa al formular estas apreciaciones, en especial lo relacionado al mundo del trabajo, tiene como capital a Campobasso, donde la desocupación es del 16,4% frente al promedio de toda Italia del 13,6%. Es decir, constituye un serio problema, y como tal formalizó dichas alusiones el jefe de la Iglesia, reclamando en especial a las instituciones, las empresas y el ámbito financiero.

En todo momento, además de la defensa de la naturaleza, el Papa Francisco puso especial atención en el tema del trabajo, por lo ya referido sobre la situación que se vive en esa región italiana que visitaba. "Es necesario que la dignidad de las personas esté en el centro de cada perspectiva y cada acción, Los otros intereses, aunque sean legítimos, son secundarios", calificando cada vez que pudo como "el drama del desempleo" y alentando la posibilidad de un pacto entre autoridades italianas y europeas, que permita un mayor alivio.

No pasaron desapercibidos los jóvenes, que son tal vez las mayores víctimas de la desocupación, ya que en Italia también -como en muchos otros países, incluida la Argentina- están los conocidos como "ni ni", es decir, aquellos que ni trabajan ni estudian, con lo cual la humanidad está prácticamente perdiendo una generación que no sólo no tiene empleo, sino que tampoco tiene dignidad.

La problemática de la desocupación entre los jóvenes en Italia es realmente dramática, pues según estadísticas actualizadas hasta el mes de mayo pasado, el 43% de los jóvenes activos entre 15 y 24 años no tiene la posibilidad de conseguir un empleo.

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