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Editorial Sábado 24 de Marzo de 2018

Memoria y justicia

Se conmemora hoy el día de recuerdo de las víctimas de la última dictadura militar.

REDACCION

Por REDACCION

Mediante la ley 25.633 en el año 2002 se dispuso establecer la fecha del 24 de marzo como el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, que justamente será nuevamente conmemorado este mismo sábado, recordando a las víctimas de la última dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, que sometió a la Nación argentina entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. 

El objetivo central de esta fecha es construir colectivamente una jornada de reflexión y análisis crítico de la historia. La propuesta es que en un día como hoy se comprendan los alcances de las graves consecuencias económicas, sociales y políticas de la última dictadura militar y se comprometan activamente en la defensa de la vigencia de los derechos y las garantías establecidos por la Constitución Nacional, y del régimen político democrático. Las escuelas son en realidad el ámbito más propicio para desarrollar clases y actividades alusivas sobre un hecho que jamás debe ser olvidado, y que además marcó el resurgimiento de la democracia, que son sus defectos y deudas que aún mantiene, sigue siendo y será el sistema más adecuado y propicio para el desarrollo de los pueblos, en todo sentido.

No se trata de repasar cronológicamente acciones, dichos y pensamientos de una época realmente nefasta, que tuvo un lamentable costo de 30.000 desaparecidos y más de 500 bebés apropiados en nombre de la patria, pero si en cambio algunas cuestiones que sirven para mantener activa la memoria, como por ejemplo la frase acuñada aquellos años "por algo se lo habrán llevado", o "en algo andaría", sosteniendo de tal modo las desapariciones y muertes de millares de jóvenes, pretendiendo silenciar a todos. Pero aún así, hubo tres palabras que siguieron creciendo al influjo de rondas, panfletos y sueños: memoria, verdad y justicia. Ni un mundial de fútbol ni tampoco el invento de una guerra pudieron sofocar el sentir del pueblo, llegando el momento en que debieron emprender la retirada, cuando el 10 de diciembre de 1983 asumió Raúl Alfonsín la presidencia de la nación. El "nunca más" quedó grabado a sangre y fuego.

Memoria: es lo que no se olvida, lo que no se debe olvidar, ni se puede olvidar, es la constante presencia del pasado en el hoy para construir el futuro. Es un pedazo del otro que me dio vida y que anduvo antes que yo por estos caminos, dejando huellas y recuerdos que se transforman en memoria.

Verdad: es un poco paradójico esto: ya que no existe la absoluta verdad, si la mentira disfrazada de verdad engañosa, presencia que se apodera de todo a su alrededor, y así como alguien que vino a dar la vida por todos dijo “la verdad los hará libres”. Es necesidad urgente de la humanidad es saber la verdad, la que nos dignifique, la que nos haga vernos como hermanos de la vida.

Justicia: es la plena vigencia del sentido de libertad, pero a su vez sabiendo claramente y a razones ciertas, que para ello hay que revolucionar los criterios. La igualdad es el fruto para alcanzar la justicia, sin ella nada tiene sentido y es meramente imposible llegar a la justicia de compartir el pan, el trabajo, lo social.

La lucha de las organizaciones de derechos humanos por esas tres consignas a lo largo de los 42 años de democracia transcurridos, fue sustentando las bases para que la demanda popular se transformara en políticas de Estado. El compromiso asumido por los tres poderes, aún con algunas situaciones de cierta irregularidad, permitieron el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad. Y además, se profundizaron

las vías de reparación a las víctimas, la restitución de la identidad

de nietas y nietos apropiados, la sistematización de archivos y el hallazgo

de información, la identificación de espacios en los que funcionaron

centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y la creación de

sitios de memoria. Se trata de un proceso que se consolidó

hasta alcanzar niveles muy amplios de acuerdo social, una dinámica

institucional difícilmente reversible y una referencia emblemática para

la región y el mundo.

Reiteramos, es cierto que la democracia aún tiene algunas deudas pendientes, pero es el camino que debemos recorrer. 

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