Más extranjeros

Por Redacción

Si bien los datos difundidos hasta ahora por el INDEC con relación al Censo Nacional de 2010 son todavía parciales, en algunos aspectos permiten tomar conocimiento de alguna de las muchas realidades, en especial relacionadas con el aspecto demográfico. Se sabe por ejemplo, que del total de 40.117.096 habitantes, el 4,5%  es de origen extranjero, totalizando 1.805.957 personas, de cuyo total la mitad está conformada por paraguayos y bolivianos, es decir, de dos países limítrofes. Pero lo llamativo, es que por primera vez desde 1914 -casi un siglo- creció el porcentaje de extranjeros en la población.

Justamente en ocasión de la primera guerra mundial, en el año mencionado, los extranjeros en el país eran el 30% de la población total, pero desde entonces esa tendencia inmigratoria siempre se mantuvo en descenso, hasta llegar al 4,1% en el año 2001, pero ahora con este último relevamiento del año pasado se subió a 4,5% siendo la primera vez que eso sucede en todo este tiempo. Por lo tanto, en la última década la población de extranjeros residentes en el país creció en una cifra estimada de 300.000 personas, lo cual medida en porcentajes es superior al crecimiento de la población argentina.

Como en esta oleada inmigratoria de los últimos diez años la mayoría está compuesta por mujeres, algunos la califican como "la femenización" de este fenómeno de corrimiento poblacional, especialmente de países limítrofes. Del total de los extranjeros que residían hasta el año pasado en ocasión del levantamiento de datos, el 81,5% nació en países de América, siendo el otro grupo preponderante con 16,6% oriundo de Europa. En cuanto a la individualización por su nacionalidad, el grupo de mayor volumen es de los paraguayos, y ahí bien cerquita los bolivianos, sumando entre ambos el 49,6% del total de los extranjeros. Y un dato más, en el grupo mayoritario de los procedentes de Paraguay, las mujeres superan en un 25% a la cantidad de hombres. En cuanto a los chinos, que en los últimos años parecen haber elegido la Argentina como destino, especialmente para su afincamiento como comerciantes, hasta 2010 eran 8.929 los debidamente residentes en el país.

De acuerdo con algunas referencias dadas por el mismo INDEC junto al informe de las cifras, se destaca que "probablemente este aumento sea producto de las mejores posibilidades de inserción laboral, acceso a los servicios de salud, y también educativos que brinda nuestro país". Conclusiones que en realidad no surgen del Censo propiamente dicho y sus estadísticas, sino de las conjeturas que pueden hacerse sobre esta situación.

En realidad resulta sensato suponer de esta manera, ya que sin entrar en descripción ni análisis de las posibilidades que existen en determinados países limítrofes, casos precisos de Bolivia y Paraguay, aquí se encuentran mejores alternativas, incluso en aquellos casos en que media la explotación laboral de por medio. Aún así, la mayoría de estos inmigrantes encuentra aquí un panorama de mayor amplitud para desarrollarse, incluso con sus grupos familiares, ya que el caso de los niños, tienen una buena escuela pública y la atención de salud en los hospitales.

Se trata sin dudas de un tema muy polémico, ya que en toda esta región los países han tenido muy parecidos niveles de crecimiento en estos últimos años, pero las condiciones sociales siguen estando muy deterioradas, sin haberse producido el esperado y tantas veces declamado derrame. Es por eso, que se registran hechos como los descriptos, de personas que optan por trabajar en condiciones muy castigadas, tanto en lo humano como en la retribución, escapando de un escenario todavía peor que tienen en sus respectivos países. De todos modos, y aún siendo bastante conocida toda esta perspectiva, debe puntualizarse como forma de encontrar explicación al incremento de la cantidad de extranjeros residentes en el país, algo que se produce por primera vez desde 1914.

Incluso, algunas diferencias que pueden marcar un gran contraste entre el Censo de 2001 y el efectuado en 2010, es que este último se hizo en medio de un sostenido crecimiento económico en tanto que el anterior fue durante una profunda crisis. Quiérase o no, se trata de condiciones muy diferentes, que luego se trasladan a los resultados, sin impacto concreto en lo demográfico, pero sí en lo social.