Por Redacción
En el orden mundial la producción de cereales y oleaginosas llega a 1.650 millones de toneladas, con las que se deben atender los requerimientos de 7.300 millones de personas, a un promedio de alrededor 23 kilogramos por habitante al año. A eso se deben agregar otras 850.000 toneladas de maíz para la alimentación de ganado. La mayor parte de toda esa producción está concentrada esencialmente en 5 países, siendo suficiente como para eliminar el hambre, que de todas maneras persiste debido a las interferencias políticas.
El caso de China, el país más poblado del planeta, con su producción no alcanza a satisfacer la demanda interna, por una serie de razones entre las cuales se incluye el agotamiento de la tierra en las zonas rurales, provocando una sostenida disminución en la relación rinde/hectárea, por lo cual debe efectuar fuertes importaciones, aunque por cuestiones políticas está tratando de depender lo menos posible de Estados Unidos -el principal productor del mundo-, razón por la que busca fortalecer su relación comercial con los demás países exportadores, entre los que se cuenta la Argentina, que puede atender la demanda de unos 440 millones de habitantes, y que en 2020 de acuerdo con las proyecciones esa cifra podría elevarse a 760 millones, siempre y cuando se siga manteniendo el ritmo de crecimiento de los últimos 15 años.
Este interesante análisis, del cual extrajimos los datos, fue realizado por el experto Salvador Treber y publicado en La Voz del Interior de la Docta, avanzando en el tema al puntualizar que la población urbana china está explicada hoy con el 52% y se piensa llevarla al 75% en 2030, significando reducir los campesinos del 48 al 25 por ciento, bajando entonces de los 658 millones actuales a 345 millones en los próximos 15 años, lo cual significa el corrimiento de 20 millones de personas al año, lo cual una vez concretado se convertirá en el mayor éxodo en la historia de la humanidad. Una epopeya que se viene analizando desde hace largo tiempo, siendo lo más notable que se ha reducido el plazo a la mitad del tiempo estimado inicialmente.
"Se distingue -dice el articulista- la previa reeducación de quienes estén involucrados para que luego accedan a actividades industriales urbanas o a prestación de servicios. En cuanto al sector agropecuario, le proveerán de equipos y maquinarias de última generación que hoy no poseen debido al exceso de población rural. También mejorarán sus viviendas. No debe olvidarse que su meta es equiparar la producción por habitante a la cima mundial y prevén que en 2030 cumplirán con las metas fijadas".
En principio es para considerar que las grandes exportaciones que se hacen de granos, oleaginosas y en menor medida algunos de sus derivados, se mantendrán sólo por los próximos 15 años, y en manera decreciente a medida vaya aumentando su producción local, hasta alcanzar el equilibrio con su demanda interna.
Los chinos en zonas urbanas hoy ganan tres veces más que los campesinos, una diferencia que se escurrirá en el plazo de 15 años para al menos 300 millones de personas, en tanto que los 50 millones restantes serán especialmente seleccionados como los más eficientes en el campo para que permanezcan trabajando allí, equiparándose sus salarios con las zonas urbanas, considerándose como indispensable para incrementar la producción de carnes, en especial de cerdo que es la de mayor consumo en China, además de lácteos, aceites, hortalizas y frutas, hasta llegar al objetivo de cubrir todas las necesidades de la población urbana, la cual irá aumentando a razón de 20 millones por año sólo por estos cambios, que ya están en marcha en el gigante asiático, y que tendrán a la vez un fuerte impacto en el resto del mundo, debido a lo que significa hoy la economía china, con las importantes compras que realiza. En especial el impacto comenzará a sentirse en nuestro país, a medida se vaya concretando ese aumento de la producción agropecuaria china, con el objetivo del autoabastecimiento.
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