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Editorial Sábado 14 de Junio de 2014

Hecho histórico

El encuentro promovido por el papa Francisco, con el israelí Peres y el palestino Abás, quedará inscripto como un episodio saliente en la historia del mundo.

REDACCION

Por REDACCION

Aunque no hayan existido aún avances concretos, ni tampoco eran de esperarse sólo tras un primer encuentro, lo conseguido por el Papa Francisco al reunir en la sede vaticana a los presidentes de Israel, Shimón Peres, y de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, queda inscripto como un hecho realmente histórico. Lo que sí puede decirse como beneficio del resultado, es que quedó afianzada la promesa de alcanzar la paz en Medio Oriente, algo que fue expresado en otras oportunidades anteriores y frente a otros mediadores circunstanciales, pero que esta vez cuenta con un protagonista muy especial como el argentino jefe de la Iglesia Católica, quien en poco más de un año logró imponer una impronta realmente fuerte en todas sus intervenciones, siendo reconocido como uno de los líderes mundiales de mayor prestigio.

El conflicto entre palestinos e israelíes viene de orígenes que prácticamente se han perdido en el tiempo, pero que de cuando en cuando han visto recrudecidos los aspectos que lo generaron y que desde siempre han dificultado los intentos pacifistas, que también fueron numerosos y con distintos protagonistas. Esta vez es el nuevo papa, el argentino Jorge Bergoglio, quien tomó la iniciativa efectivizando la invitación durante su viaje a Tierra Santa en el pasado mes de mayo, y luego de tan poco transcurrido tuvo este primer hecho plasmado en el encuentro de las dos máximas autoridades de esas naciones en conflicto, quienes oraron junto al Papa en los jardines vaticanos y reforzaron sus promesas de volcar el máximo de los esfuerzos para lograr la paz.

Los analistas de esta clase de temas internacionales, en general coincidieron en mostrar un optimismo muy medido respecto al resultado de esta cumbre, donde el saldo fue ratificar la intención por alcanzar el objetivo propuesto por el Papa, que alentó durante su visita por esa conflictiva región y reiteró ahora frente a los dos líderes. Cristianos, judíos y musulmanes oraron en conjunto dando gracias por la creación, pidieron perdón por los pecados, y por sobre todas las cosas, invocaron la paz. Las crónicas dieron cuenta de la lectura de la Biblia, salmos, la oración del Mea Culpa que un rabino pronunció ante Juan Pablo II en el año 2000, un escrito de San Francisco de Asís, textos inspirados en el Corán, junto a piezas musicales, generaron una atmósfera muy especial para un acontecimiento que sin dudas ingresará en los anales de la historia.

El Papa les dijo a sus importantes invitados "los hijos están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz", para agregar además "piden derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo y de la paz para que triunfen el amor y la amistad", para recordar finalmente que muchos de esos hijos "han caído víctimas inocentes de la guerra y de la violencia, plantas arrancadas en plena floración", siendo entonces cuando remarcó "perseverar en el diálogo a toda costa, la paciencia para tejer día tras día el entramado cada vez más robusto de una convivencia respetuosa y pacífica". El remate de su alocución en italiano fue "se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento, sí al diálogo y no a la violencia, sí a la negociación y no a la hostilidad, sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones".

El israelí Peres también dijo lo suyo al admitir que "la paz no se consigue fácilmente" a la vez que instó a "luchar con todas nuestras fuerzas para llegar a ella. Para conseguirla pronto, incluso si para ello se requieren sacrificios o compromisos", dejando como frase para meditar que "las lágrimas de las madres sobre sus hijos todavía están grabadas en nuestros corazones".

El más político de los discursos fue el de Abás quien además de la paz "para nosotros y nuestros vecinos", también la "libertad" para Palestina, a quien calificó como "un Estado soberano e independiente". Reafirmó la paz como objetivo, diciendo "aquí estamos Dios, inclinados a la paz. Haz firmes nuestros pasos y corona nuestros esfuerzos y empeños con el éxito".

Ojalá que el olivo que plantaron en tierra del Vaticano Shimón Peres, Mahmud Abás y el papa Francisco, no tarde en dar los frutos que esos pueblos especialmente, y todo el mundo, aguardan con esperanza.

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