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Editorial Jueves 1 de Julio de 2021

Drogas, la otra pandemia

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DROGAS Crédito: Cada 26 de junio se recuerda el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas.
REDACCION

Por REDACCION


Cada 26 de junio se recuerda el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito y Abuso de Drogas según una resolución de las Naciones Unidas, lo que es una oportunidad para reflexionar sobre una de las problemáticas centrales de la modernidad, que no ha podido ser neutralizada a pesar de los esfuerzos de gobiernos o entidades de la sociedad civil de los distintos países.
Así, un informe de la ONU advierte que la pandemia ha traído consigo un aumento de las dificultades económicas, además de cambios tecnológicos radicales y alteraciones drásticas de los hábitos sociales que es probable que a la larga afecten a los hábitos de consumo de drogas. Más de 11 millones de personas se inyectaban drogas en todo el mundo en 2019, de las cuales 1,4 millones vivían con el VIH y 5,6 millones con la hepatitis C. Casi 1,2 millones de personas vivían con ambas enfermedades. 
Las muertes relacionadas con los trastornos por consumo de drogas casi se han duplicado en los últimos diez años, superando con creces todo incremento del número de consumidores, de lo que cabe deducir que el consumo de drogas se ha vuelto más nocivo. En 2019 se atribuyeron al consumo de drogas medio millón de muertes. En detalles, casi 50.000 personas murieron como consecuencia de sobredosis atribuidas a opioides en los Estados Unidos en 2019, más del doble de la cifra registrada en 2010. En comparación, en la Unión Europea, la cifra de las muertes por sobredosis relacionada con las drogas (en su mayoría relacionadas con el consumo de opioides) fue de 8.300 en 2018, pese a que la población es mayor.
Más datos: aproximadamente 275 millones de personas en todo el mundo consumieron drogas en el año anterior, lo que supone un aumento de 226 millones con respecto a 2010. Ese aumento del 22 % se debió en parte a que la población
mundial aumentó en un 10 %. En este contexto, los sistemas de atención de la salud se enfrentan a una tarea cada vez más ardua, ya que se calcula que unos 36 millones de personas sufrían trastornos por consumo de drogas en 2019, cifra que en 2010 era de 27 millones, según las estimaciones correspondientes a ese año. Esto supone un aumento del 0,6 al 0,7 % de la población mundial.
La ONU, en su informe, considera que si bien el número de personas con trastornos por consumo de drogas ha aumentado, la disponibilidad de intervenciones de tratamiento ha seguido siendo baja. Tan solo una de cada ocho personas que sufrían trastornos por consumo de drogas recibieron ayuda profesional en 2019. Las consecuencias de la escasez de esos servicios se acusaron sobre todo en los países más pobres. Esto es así pese a que hay pruebas abrumadoras de que el costo de tratar los trastornos por consumo de drogas es mucho menor que el de dejar sin tratar la drogodependencia.
El reporte subraya que la prevención sigue siendo el mejor enfoque de primera línea para reducir el consumo de drogas y los trastornos por consumo de drogas. Los enfoques más eficaces son aquellos que contribuyen a que los jóvenes se impliquen de manera positiva en sus familias, escuelas y comunidades y crean barrios inclusivos y seguros. 
En el marco de la 1ª Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, las organizaciones Familia Grande Hogar de Cristo, Cáritas Argentina y la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia de Argentina emitieron un documento denominado "Drogas y Adicciones: un obstáculo para el Desarrollo Humano Integral". Aseguran que el problema de la droga es como una mancha de aceite que invade todo, no reconoce fronteras, ni geográficas ni humanas. Ataca por igual a países ricos y pobres, a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a hombres y mujeres. La Iglesia no puede permanecer indiferente ante este flagelo que está destruyendo a la humanidad, especialmente a las nuevas generaciones. Su labor se dirige especialmente en tres direcciones: prevención, acompañamiento y sostén de las políticas gubernamentales para reprimir esta pandemia.
Además, sostuvo que es urgente tomar conciencia de que las drogas y las adicciones son una herida sangrante de nuestro Pueblo y que preocupa cuando los medios de comunicación, las redes sociales, la política, y la sociedad hablan del dólar, el gasto público, las especulaciones electorales y otros temas diversos, mientras ignoran esta problemática que mata de la peor de las maneras a nuestros hermanos y hermanas de toda América Latina. Y lamenta que en estos años quede en evidencia una Sociedad y un Estado cada vez más fragmentados en sus respuestas. Esto permite sospechar que no se comprende la complejidad y gravedad constitutiva del problema. 



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