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Editorial Lunes 31 de Marzo de 2014

Crecimiento del 3%

EDITORIAL

REDACCION

Por REDACCION

Otra vez el manejo de las cifras oficiales volvió a quedar en evidencia esta semana después que el Gobierno difundiera el nivel de crecimiento anual correspondiente a 2013, con una baja sustancial en los números que se manejaban hasta el último cuatrimestre del año pasado, y con el objetivo puesto en achicar la deuda con los bonistas. 

En medio de las nuevas dudas surgidas en torno a esta medición, una vez quedó demostrado que la conducción de la economía argentina necesita de estadísticas veraces para poder proyectarse y encontrar soluciones a los problemas estructurales. 

Por otra parte, no deja de ser importante señalar cómo, a pesar de las dificultades, la economía ha logrado expandirse en relación al año anterior. Más allá de cuáles sean las cifras reales, este parece ser un dato que no se pone a discusión. 

De acuerdo a las nuevas estimaciones oficiales publicadas por el INDEC, la economía se habría expandido 3,02% en 2013. Este guarismo significa una importante corrección de las cifras oficiales, dado que hasta el tercer cuarto del año se informaba un crecimiento interanual de 5,7% en las estadísticas de cuentas nacionales, mientras que el estimador mensual de actividad económica arrojó una expansión de 4,9% para todo el año pasado.

Estos números indican que una expansión de 3%, luego de avanzar 0,9% durante 2012. Los especialistas aseguran que el crecimiento de 2013 estuvo explicado principalmente por una buena cosecha agrícola, por el repunte del mercado automotriz en el primer semestre del año, a lo que se sumó una aceleración del gasto público.

Al parecer, el Gobierno parece estar dispuesto a sincerar las verdaderas estadísticas de la economía argentina, un reclamo de larga data y generalizado. Pero este cambio necesario hacia un INDEC creíble puede ser leído por el mercado como mero oportunismo. 

Es que con este registro el Gobierno se verá exceptuado de desembolsar alrededor de US$ 3.500 millones de cupones atados al PIB a fin de año cuyo pago se gatilla a partir de una expansión de 3,22%. En este sentido, lo que podría hacer este anuncio es complicar la estrategia oficial para conseguir financiamiento externo, una de las principales esperanzas de las autoridades para demorar o suavizar el ajuste en marcha y llegar lo mejor posible a 2015.

Además, algunos trascendidos indican que la noticia del cambio en la medición cayó mal en el exterior donde abogados analizaban los prospectos de emisión para anteponer un “recurso de amparo”. Los cupones se derrumbaron previo al anuncio y cerraron con bajas de 13,72%.

Finalmente, no habrá que obviar que el Fondo Monetario Internacional planteó hace tiempo que para levantar la observación sobre las estadísticas del INDEC, el Gobierno debía cumplir dos requisitos: revisar su índice de inflación y su medición del PBI. El primer paso lo había dado y ahora llegó el segundo. El 26 de mayo, cuando Kicillof se siente en el Club de París, exhibirá en la mesa números más creíbles de la economía argentina. También estará el FMI, que avalaría las cifras porque el ministro, en definitiva, no hizo más que seguir sus sugerencias.

De toda maneras, cabe señalar que el nuevo dato difundido por el INDEC está en línea con lo estimado por consultoras privadas, que habían ubicado al PBI de 2013 en 2,9%, de acuerdo con lo difundido por la oposición en el Congreso.

Según el informe sobre el avance del nivel de actividad económica, que registró una variación del 3 por ciento en el 2013, el Producto Bruto de la Argentina es de sólo 758.681,2 millones de pesos a precios constantes.

De acuerdo con la información oficial durante el año anterior  el sector de pesca y servicios conexos fue el que más creció con 22,8 por ciento, seguido por el financiero con un alza del 21%, la agricultura y ganadería con el 10,6% y el servicio de hotelería y restaurantes, con 4,3% más que en el 2012. El informe oficial confirma una caída en la industria del 0,3%y una suba en la industria de la construcción del 2,5%.

Más allá de estos antecedentes, el panorama para este 2014 es complejo y algunos especialistas pronostican una recesión con una caída del producto de al menos 1%. Por el lado de la oferta, la producción local seguirá afectada por las dificultades en materia de competitividad y por las restricciones para importar, a lo que se sumará una demanda local debilitada.

De hecho, el consumo constituirá uno de los grandes perdedores de 2014, producto de una caída en el poder adquisitivo del salario, el estancamiento del mercado laboral, y el encarecimiento del acceso al crédito.

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