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Editorial Miércoles 3 de Diciembre de 2014

Asignación en debate

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REDACCION

Por REDACCION

Nadie está en contra, desde una perspectiva filosófica e ideológica, de la Asignación Universal por Hijo (AUH) aunque después de cuatro años de implementación en el marco de una década a la que el Gobierno califica como ganada, principalmente por los avances registrados en el desarrollo económico y social, el debate ahora se centra en si realmente se alcanzaron los objetivos propuestos con esta política asistencialista. 

Recientemente, la ANSeS anunció que a partir del 5 de diciembre se abonará la AUH a 3.626.278 beneficiarios que implicarán el desembolso de 2.474 millones de pesos. En este marco, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) planteó que el subsidio mejoró muy poco la escolaridad. 

Al respecto, señaló que si bien la AUH goza de amplios consensos, luego de cuatro años de implementada está lejos de haber logrado los resultados esperados según lo demuestran los datos oficiales. La reducción en la deserción escolar es modesta y no está concentrada entre los hogares beneficiarios del subsidio, consigna, a la vez que advierte que el problema no se origina en su concepción sino en la vetusta gestión que aplica la ANSeS.

En este escenario, la consultora expresó que una de las particularidades de la deserción escolar se concentra al final del nivel medio, es decir, cuando los alumnos tienen entre los 16 y 18 años de edad. En este sentido, de acuerdo al Ministerio de Educación de la Nación, en el año 2012 en los tres años finales de la educación media, la matrícula cae un 37% respecto a los tres primeros años de la secundaria. 

A finales del año 2009 se instrumentó la AUH para incentivar la escolaridad, y que condicionaba el cobro de la prestación a la concurrencia del joven beneficiario a la escuela, puntualizó la consultora en el documento que pone el foco en el análisis de los cambios que se produjeron en la asistencia escolar de los jóvenes entre 16 y 18 años.

De acuerdo a los datos de la EPH del INDEC correspondientes a los primeros semestres de los años 2010 y 2014, se observa que la proporción de jóvenes en este estrato etario que declaran no asistir a la escuela bajó del 23,4% al 20,7%. Entre el 50% de los hogares de mayores ingresos la reducción fue del 17,3% al 10,1%; y entre los hogares ubicados en el 50% de más bajos ingresos la proporción cayó del 25,6% al 24,0%.

El balance, por tanto, indica que desde la implementación de la AUH se registró una reducción en la tasa de deserción escolar, aunque relativamente modesta: 1 de cada 5 jóvenes entre 16 y 18 años aún abandona la escuela. No obstante, lo más relevante es que la disminución no está concentrada entre los jóvenes que reciben la AUH, pues entre los adolescentes que habitan los hogares de menores ingresos la caída en la tasa de deserción escolar es muy pequeña.

Para Idesa, entre los factores que explican este resultado se destacan los procedimientos arcaicos utilizados para la gestión de la AUH por parte de la ANSeS. En tal sentido, señala que la principal inconsistencia surge de pretender realizar el control de la escolaridad desde el Estado nacional cuando la gestión de las escuelas corresponde a las provincias.

Afirma que las consecuencias de este centralismo de la gestión se agravan debido a la rusticidad del instrumento utilizado, que no es otro que la Libreta Nacional de Seguridad Social, Salud y Educación, un documento de papel en el que el beneficiario tiene que registrar los antecedentes y presentarlo periódicamente en la ANSeS para recibir el subsidio. Por eso alerta que se recarga de burocracia al beneficiario, a las escuelas, a los hospitales y a la propia ANSeS mientras que la eficacia de los controles es débil. 

De todos modos, el análisis de Idesa subraya que los frustrantes resultados no hay que asignarlos a la idea conceptual que subyace en la AUH sino a la impericia y a la improvisación en su gestión por parte del organismo responsable. "La idea de condicionar las prestaciones sociales a la asistencia escolar es buena y está dando buenos resultados en otros lugares. El problema es que en la Argentina se instrumenta mal", advierte la consultora.

Una propuesta superadora que se traducirá en una mejora concreta es descentralizar la gestión del subsidio en las provincias, lo que generaría las condiciones para establecer un monitoreo informático de la asistencia escolar, lo que no sólo permitiría mejorar el control sino, lo más importante, actuar de manera inmediata en cuanto el joven deja de asistir a la escuela. Y el rol del Estado nacional debería ser apoyar y auditar la gestión de la AUH e inducir a que se asuma que la asistencia es apenas el primer paso para alcanzar el objetivo primordial, que es, aumentar el aprendizaje de los alumnos.

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