La tensa calma que reinaba en la campaña 2024/25, desde el punto de vista sanitario, se vio alterada en las últimas horas tras la aparición de los primeros ejemplares de Chicharrita en maíces tardíos del centro santafesino.
El experto del INTA Rafaela, Lic. Federico Massoni, confirmó la presencia de Dalbulus maidis en ensayos sembrados en la experimental, que se realizaron en forma escalonada. Es decir, desde el mes de septiembre a la fecha, contemplando maíces de fecha temprana y/o tardía o de segunda (arriba de los trigos).
"Hemos realizado monitoreos sistemáticos semanales de la Chicharrita, encontrando los primeros ejemplares en los maíces tardíos, en estado fenológico V4 - V5, con bajas densidades poblaciones", aseguró. Pero también fueron observados en lotes comerciales de producción ubicados en el centro santafesino.
El hallazgo genera una seria de evaluaciones que ahora deberán tenerse en cuenta: ventanas de aplicación o comparación de productos sistémicos de síntesis química vs biológico.
A partir de esta situación, Massoni recomendó a los productores (y asesores) llevar a cabo monitoreos sistemáticos semanales, de unas 50 plantas por lote, para detectar si hay presencia de Chicharrita y tomar la decisión de hacer aplicaciones oportunas de insecticidas.
SOBRE LA "CHICHARRITA"
Conocida como Spiroplasma, esta plaga provoca graves pérdidas en los rendimientos, generando graves consecuencias económicas y productivas, algo que quedó demostrado durante la campaña pasada en nuestro país. Su presencia se manifiesta en la rápida degradación de los cultivos, con una marcada disminución en su crecimiento y rendimiento.
La chicharrita del maíz, Dalbulus maidis (Hemiptera: Cicadellidae), cumple su ciclo biológico sólo en plantas del género Zea. Tiene una amplia distribución geográfica, más frecuente y abundante en maizales del norte argentino. Es un eficiente vector de tres enfermedades del maíz que solas, o en combinación, son responsables del complejo del achaparramiento o raquitismo del maíz.
Además, ocasiona daños directos tanto por alimentación como por oviposición, los cuales dependen de la densidad del vector y de las condiciones hídricas en las cuales se desarrolla el cultivo.
Cabe recordar que en los últimos meses, y producto de un invierno con temperaturas realmente bajas, los relevamientos de la Red Nacional de Monitoreo daban cuenta prácticamente de una nula presencia de Chicharrita. Ahora el panorama cambió y los productores deberán subir la guardia para evitarse dolores de cabeza.